capítulo 8

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Un agradecimiento muy especial a Alejandra RD, por prestarme su bello fanart.

Mientras escolto a Candy, la retengo antes de entrar a su habitación.

- Candy no tienes que seguir el juego de mi tía, nadie puede decidir sobre este asunto más que nosotros dos, por favor deja esa idea y sigamos con nuestros planes ¿quieres?

- Albert, sé que te parece raro, pero de veras hago esto por los dos, quiero la bendición de tu tía, de tu familia, pero; sobre todo quiero la aprobación de tu tía, siempre lo he querido, desde que vivía con los Leganz, quería que me vea con algo de cariño, quizás respeto, no sé; quiero que por una vez me aprecie y vea que me esfuerzo por la familia, que de verás deseo ser parte de ella, que merezco ser parte de los Ardlay.

Mientras la escucho sollozar bajito, siento su pena y angustia en mi alma y aunque no quiera aceptar su loca idea, quiero ayudarla y estar ahí para ella, sólo pude abrazarla y darle un beso en la frente.

- Esta bien, estaré aquí para ti y por ahora te apoyare en esta locura, pero a la mínima provocación o si veo que esto te lástima, doy por terminado todo esto ¿estamos de acuerdo?

- Esta bien Albert, disculpa por ponerte en esta situación.

- No importa ¿confiaras en mi verdad?

- Si, lo prometo, príncipe.

- Bien, ahora a descansar, hasta mañana mi pequeña.

Mientras nos damos un pequeño beso en la puerta de su alcoba, Doroty tan oportuna nos interrumpe con una ligera tos de lo más fingida.

-Disculpe señor y señorita, pero ya es tarde y no es propio hablar en el corredor.

Nos reímos en forma bajita, entiendo la advertencia de Doroty, por eso quiero que este cerca de mi Candy, sé que la ayudara y la protegerá y no estará sola en esta prueba autoimpuesta.

Con un casto beso la veo irse, es hora de entrar a mi cuarto, me doy un baño corto, el sueño me evade aunque mi cuerpo se sienta cansado, después de dar vueltas en mi amplia cama me levanto y voy en pos de mi portafolio a tratar de avanzar algunas cosas pendientes, al abrir la tapa de este veo el diario que le di a Candy , recorro el borde ajado y aunque me propuse no volver a leerlo.- no quería saber "todo" sobre el pasado de Candy en El Real Colegio San Pablo.-quizá haya cosas que no quisiera saber, si bien son cosas que pasaron hace mucho, pero he desarrollado una actitud muy posesiva y celosa con respecto a mi pequeña y eso es tan raro en mí; cuando me fui a África, aunque sentía algo de celos, preferí irme porque la sabía enamorada de él y no creía que lo nuestro fuera posible; pero ahora no podría alejarme de ella, es mi mundo, mi vida, no sabría cómo vivir sin ella, estuve tan ensimismado que sin querer tire el diario al piso, me apresuro a recogerlo y mientras mis ojos vagan por las páginas expuestas, no puedo evitar enterarme de su contenido.

Londres
mayo
Hoy, aunque quise levantarme tarde, con toda la algarabía y movimiento que hay en el colegio se me hace imposible, así que me senté en la cama y me quede observando por la ventana, todos están de aquí para allá, dando los últimos toques ya que en breve empieza el recorrido de las carrozas decoradas de flores, me da algo de envidia y pena, también pude haber estado ahí y lucir un vestido hermoso y un lindo peinado (aunque no sé cómo lo hubiese hecho ya que lo único que se hacer es dos coletas, prácticas y sencillas) el señor Albert hubiese venido a verme y quizá hubiésemos bailado una o dos piezas, pero como siempre mi boca tiene vida propia y no pude dejar de decir lo que dije y termine aquí encerrada, pero lo que más me dolió es decirle al señor Albert que ya no iba a asistir a la celebración, hubo algo en su mirada que hizo que me doliera aquí en mi pecho.

Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora