36. Palabras al aire

524 51 16
                                    

Me estaba costando asimilar todo lo que se decía en la mesa, los padres de Nicolas habían llegado hacia unas horas y casi de inmediato, la energía en la casa había cambiado. Su madre se veía muy distinta a como la había visto la última vez: ahora estaba radiante, pulcra y elegante, de verdad, parecía otra persona; su padre, por otro lado, se mostraba igual que siempre: un tipo alto, y aunque con algunos años encima, también era bastante guapo e imponente, no podía evitar notar que cargaba un acento extraño que hacía sonar sus palabras aún más contundentes.

Había pasado la última hora intentando comer sin atragantarme debido a la impresión por todo lo que escuchaba en aquella conversación. Me estaba enterando de tantas cosas, que me costaba procesarlo. Lo primero que me llamó la atención fue escuchar que la familia de Nicolas pertenecía a un tipo de iglesia conservadora, ubicada en un pequeño pueblo de Inglaterra, que su padre había nacido ahí y que además era pastor de esa iglesia, contó que conoció a su esposa cuando vino a Latinoamérica a realizar un voluntariado, que se enamoró y se terminó quedando a vivir aquí junto con su hermano menor, deduje que se trataba del tío médico de Nicolas, a quien conocí aquella noche donde Diana casi se mata. Sentí una punzada de tristeza al acordarme de mi ex mejor amiga.

Sentía que mi cerebro iba a explotar, estaba resolviendo todos los enigmas que envolvían a la misteriosa vida de Nicolas y me alegraba tener por fin algo más de información, sin embargo, había algo que me incomodaba mucho: mis padres se veían muy interesados en el tema de esa religión, sin mencionar que no se cansaban de mencionar lo muy creyentes y conservadores que eran, cosa que obvio era mentira, o sea, si eran estrictos y todo eso, pero no éramos «creyentes», no como la familia de Nicolas.

Lo segundo que me dejó en shock fue cuando sus padres empezaron a hablar de mi relación con él, al inicio, mi familia, y en especial mi hermana, me lanzaron miradas confundidas, porque yo hasta el momento no les había contado nada sobre mi relación con él, pero a medida que la conversación iba avanzando, empezaron a bajar la guardia, y se dejaron envolver por la labia de Adriel, quien insinuaba que en su familia creían mucho en el amor bajo la mano de Dios y empezó a mencionar el matrimonio, ¿y saben qué?, todos se lo tomaron normal, incluso Nicolas, solo asentía y sonreía ante las afirmaciones de su progenitor. Sí noté a pía hacer muecas extrañas que parecía intentaba contener, pero no hubo más reacción que esa.

Estaba muy confundida, no entendía nada de lo que sucedía y menos el cómo estaban actuando mis padres, o sea sí, en más de una ocasión los vi ser complacientes con sus invitados o con personas importantes, pero no a este nivel, ¿hablar del matrimonio de su hija que acababa de cumplir 18 años?, no podía ser enserio.

Cuando todos terminaron la comida y el postre ya estaba servido en la mesa, yo apenas había pronunciado una palabra en la conversación, no porque no quisiera decir nada, sino porque en serio estaba abrumada y es ahí donde Adriel soltó la gran bomba:

— Samantha, si me dejas tomar la palabra por un momento —le dijo a mi madre, ella sonrió como respuesta—. Nos gustaría darles la noticia que después de largas reuniones por fin la sociedad a decidido que tú y Marco sean los nuevos socios de la UBV, se los íbamos a decir en una reunión con el resto de los miembros, pero ya que estamos aquí, no pude aguantar las ganas de contárselos.

A mi madre se le iluminó la cara y mi padre esbozó una sonrisa enorme, la más grande y genuina que le había visto en la vida, mi hermana estrechó la mano de mamá con orgullo y felicidad, y yo, pues me quedé con cara de póker mirando el panorama.

—Yo ya lo sabía, pero no quise arruinar la sorpresa —dijo Nicolas y luego me rodeó con el brazo—. Felicidades y bienvenida a la familia.

Mientras mi padre se levantaba a buscar una botella de Champagne de su reserva para celebrar y el resto de la mesa hablaban de los planes que tenían para los nuevos miembros de la sociedad yo me dirigí a Nicolas y solté lo que me había estado rumeando las últimas horas:

Somos luz de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora