20. El mundo es un Pañuelo

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Lily

Atravieso la entrada del salón. Mi acompañante Zac no pudo ir por mí, no porque no pudiese sino porque insistí en que no fuera. Suficiente tenía con que mi madre supiera que con él iba a ir a la gala, no quería que Zac recibiera un mal trato por la que dice ser mi madre. Al final me tuve que ir sola ya que mis padres tenían que estar antes en el evento.

Lo primero que mis ojos detectan es el gran centro de baile que tiene un piso liso blanco diferente al del lugar, las mesas están decoradas elegantemente haciendo juego con las sillas, candelabros gigantes cuelgan desde el techo que iluminan el lugar dándole un aire lujoso al ambiente. Hay una orquesta al lado de la pista de baile tocando hermosamente, dándole vida al lugar.

Antes de caminar tomo una copa de champagne de la bandeja de uno de los meseros que rondan por el evento. Me dirijo hacia la mesa en donde están mis padres y cada vez me tenso al ver al rubio con quién al parecer compartiré mesa. Él aún no nota mi presencia mientras voy caminando lo cual agradezco a los cielos. No me quiero poner más nerviosa de lo que ya estoy. Era obvio que él iba a estar aquí, al final del día sus padres también han hecho algunos tratos con los míos.

Antes de sentarme tomo de mi copa.

—Llegas tarde—me saluda mi madre. Henderson ésta vez nota mi presencia y rápidamente intento esquivar su mirada mientras tomo asiento dejando uno libre para Zac. Mark se encuentra en frente mío y se me es difícil la tarea de no mirarlo.

Si no lo miras no te ve

—También me alegra verte madre—le contesto lo cual ella solo rueda los ojos ignorándome como siempre.

Sirven apetitivos y siempre termino comiéndomelos todos. A cada rato llamo al mesero para que me traiga cualquier cosa de beber, queriendo seguir con mi propio juego de distracción para evitar alzar la mirada hacia el rubio.

—Al menos deja algo para los invitados Lily—me susurra mi madre—Todavía falta la cena así que deja de comer cosas que no te nutren.

Bufo.

—Nosotros somos los invitados y como si eso te importara—refuto tomando otro bocadillo más solo para que vea que no me interesan sus comentarios.

—¡Sara no estoy para tus comentarios estúpidos!—replica el señor Henderson captando mi atención hacia ellos—¿Podrías por una vez dejar de replicarme?—trata de controlarse al ver que alzó la voz. Por mi parte trato de disimular que no los escucho y creo que mis padres hacen lo mismo.

—Es que siempre es lo mismo contigo William, siempre—le contesta a regaña dientes la señora Henderson, haciendo enojar más al hombre.

—William, vamos por un trago. Hay algunas cosas que quisiera comentarte sobre la compañía—interfiere mi padre al ver como se empiezan a tornar las cosas. El señor Henderson no lo piensa dos veces y lo sigue. Mi padre se va con el señor Henderson. Mi madre se empieza a mover incómoda y más lo hace cuando la señora Henderson empieza a soltar las lágrimas.

—Sara...ven—es lo único que logra decirle mi madre. Ésta se para y se acerca hacia ella para levantarla y llevarla a no sé dónde. Lo único que logro ver es como se van yendo mientras mi madre trata de consolarla.

Y yo solamente me quedo con Mark y Daisy, su hermana quien se encuentra de lado mío. La conozco y nos llevábamos bien, pero no le había hablado desde la última vez de mi partida. Ésta vez mi mirada viaja hacia el rubio quién solamente anda viendo su reloj de muñeca, se nota impaciente.

La música es nuestra aliada ya que hace que todo esto sea menos incómodo. Me volteo hacia la pequeña rubia y ésta se encuentra absorta en sus pensamientos. Se centra en un punto fijo y se le denota que está teniendo una disputa interna. Sus manos inconscientemente se están aferrando fuertemente a su vestido rosa y los ojos se le ven vidriosos.

Hermoso RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora