15. El mismo diablo en persona

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Lily

Ahí estaba mi madre frente a nosotros con los brazos puestos en jarras y con su aire de superioridad. Claro ahora se dignaba en mostrar preocupación en su hija, después de mucho tiempo... Pero, ¿quién se cree? Porque madre no lo creo, al menos no me lo ha demostrado durante estos últimos años.

—Es un compañero del colegio y si nos disculpas ya estaba por irse—trato de que la situación no empeore más y si lo hace al menos que Mark no sea testigo de ello.

Su ceño se frunce más. Opta por cruzar sus brazos sobre su pecho—¿Dónde estuviste anoche?—vuelve a preguntar mi madre ignorando mi comentario manteniendo la postura de superioridad.

Antes de que pudiese reaccionar Mark decide hablar.

—Teníamos que hacer un proyecto escolar así que propuse mi casa. Nos llevó toda la noche, sinceramente se nos fue el tiempo. Estábamos cansados y sin darnos cuenta nos quedamos dormidos.—responde Mark muy convincente. Por poco hasta yo me lo creo.

La mirada de mi madre viaja hacia Mark analizando a éste con suma cautela como si tratase de descubrir algún indicio de algún engaño o mentira que pudiera presentar. Al instante me pongo de nervios a flor de piel. Nadie le ve la cara a Nina Martin y para mi desgracia es muy buena leyendo a la gente incluso a mí me cuesta mentirle, pero claro está que casi nunca lo hago, apenas tiene tiempo para mí.

A punto de decir algo el sonido de un celular vibrando nos interrumpe. Para nuestra fortuna proviene del celular de mi madre. Salvados por la campana podría decirse.

Rápidamente mi madre se dispone en responder, un poco molesta ya que estaba por decir algo, sin embargo atiende la llamada.

—Martin—responde con tono prepotente—Ajá...sí... ¿ésta tarde?—frunce el ceño—¿A qué hora?—inquiere mientras comprueba la hora en su reloj de mano para después echarme un rápido vistazo—Sí...estoy libre.

Y por primera vez en mi vida me alegré de que mi madre tuviera mejores cosas que hacer en vez de estar en casa. No me animaba la idea de tener una pelea con ella y menos en frente de Mark. Solo espero que nuestra mini mentira al menos hubiese hecho efecto lo suficiente como para que mi madre lo dejara pasar.

—Nos vemos en 30—y terminando de decir eso cuelga. Se dispone a entrar a la casa para salir con su maletín de mano e irse lo antes posible no sin antes mirarnos de hito a hito.

Suspira.

—Tengo una junta de última hora.—asiento y ella prosigue.—Sólo espero que esto no se vuelva a repetir o al menos deja una nota, un mensaje... lo que sea. No me agrada la idea descubrirte a hurtadillas en plena noche yéndote a no sé dónde. Hay comida en la nevera por si tienes hambre—y sin decir más entra a su coche y desaparece de nuestro campo de visión.

Sin darme cuenta, suelto un gran suspiro que no sabía estar conteniendo.

—Eso fue...—comenta Mark intentando cortar este aire de tensión que se formó hace unos momentos.

—¿Aterrador? ¿Incómodo? Sí lo sé—comento mientras me giro hacia él.—Bueno, ahora conoces a Nina Martin—como respuesta sólo recibo una sonrisa por parte suya. Inmediatamente mi estómago da un vuelco. Una extraña sensación se hace presente en mí.

El hambre de seguro. Pienso.

Solo espero que en la nevera no haya nada procesado, aunque mis expectativas eran bajas ya que mi madre hace mucho tiempo que no cocina y solo cuando tenía tiempo me preparaba algo casero.

—Gracias—comento después de que el silencio se apoderara del ambiente.—Enserio...por todo—completo. Realmente Mark me ha sorprendido en las últimas horas que hemos pasado. Ha cambiado, al fin de cuentas todas las personas lo hacen, con él no tendría que haber excepciones.

Hermoso RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora