Tony's supremacy/AllxTony Vol.I

Profesor/Stony AU

Los personajes utilizados en esta historia no me pertenecen.

Escrito realizado sin fines de lucro.

Advertencias:
Contenido +18 (no tan explícito).
Relación con diferencia de edad: Tony 17/ Steve 35.
Infidelidad/BrokenStaron.
No sé menciona el uso de condón por mi decisión particular pero en ningún momento esto debe verse como un ejemplo de conducta a seguir.
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Apretó el teléfono entre sus dedos intentando recupera el control de su voz.

—Perdona cariño...hoy tampoco podré llegar temprano.

—Steve prometiste venir a cenar, no hemos pasado tiempo juntos en las últimas semanas.— a través de la bocina pudo escuchar el tono molesto y herido de la voz femenina. El remordimiento le invadió pero la caricia de una habilidosa lengua se lo hizo olvidar de inmediato.

Miró con las pupilas dilatadas a la persona entre sus piernas, grave error. Aquella imagen le hizo pasar saliva de forma convulsiva, apretó los labios al verle tragar su miembro hasta la base, acariciando los bellos de su pelvis con la punta de la nariz mientras le miraba con ese mar chocolate, tan brillante como las brasas del mismo infierno. Steve se mordió la boca seguro de haberse dejado una marca.

La mujer no había dejado de quejarse.

—Sharon de verdad lo siento-...— intento terminar la llamada de la manera más rápida, sintiéndose incapaz de tragarse sus gemidos por más tiempo pero la voz de su esposa volvió a interrumpir sus palabras y tuvo ganas de arrojar el teléfono.
Sintió la sueve presión de unos dientes en la punta de su polla y fue todo.—Hablamos más tarde.

Corto la llamada sin más, incapaz de resistir por más tiempo. Su esposa estaría muy enfadada, ya se preocuparía después.

Sujeto con fuerza los cabellos del chico, haciendo que sacara su miembro de la boca en un movimiento casi violento y lo levantó hasta que estuvo sentado sobre sus piernas, comenzando a devorar su boca con fiereza. La batalla de lenguas y dientes se desató.

Steve siempre fue un buen hombre. Era el mejor profesor de historia en la preparatoria Dalton High School, un esposo modelo con casi cinco años de casado y una de las personas más respetadas de su comunidad. Títulos que no le importo un carajo tirar a la basura la primera vez que probó a que sabían los labios de Tony Stark.

Desde que lo conoció, supo que era la perdición en persona. La boca rosada, la cara fina, esa pequeña cintura y caderas demasiado marcadas para pertenecer a un chico. Todo coronado por dos lagunas castañas adornando su rostro, unos ojos que le daban la apariencia más angelical pero que una vez se posaban sobre ti, te quemaban como lava ardiente.

Los siguientes tres meses fueron el estira y afloja más agotador de toda su vida. Jamás pensó en ninguno de sus estudiantes así, ni siquiera cuando gran parte del alumnado se le insinuaba por ser de los maestros más jóvenes y atractivos. Él sólo sonreía apenado por ese comportamiento.
Jamás había deseado con más ímpetu levantar al pequeño bastardo de su pupitre, arrancar la ropa de su cuerpo y azotar su perfecto culo sobre el escritorio de su salón para que dejara de morderse los labios así, de mirarlo así. Pero toda su lucha fue en vano, una vez que cayó en la oscuridad de su deseo ya no pude salir de ahí. Sumergirse en la decadencia nunca fue tan placentero.

Azotó ambas nalgas de su pequeño estudiante. Tony gimió más fuerte, lo disfrutaba.

—Sabes que tengo que contestar cuando ella llama.— dijo dejando su boca para lamer y morder su cuello. Su tono de reprimenda era totalmente inconsistente con sus acciones.

Tony viró los ojos y acercó su boca a la oreja del rubio, mordió su lóbulo con saña sacando una mueca del mayor.

—Y tú sabes que no me gusta que nos interrumpan cuando te la chupo...profesor.— la erección de Steve dio un tirón, le calentaba que le llamara así, que le recordara que no le importo un carajo llevarse a la cama a un chico casi veinte años menor. Estaba enfermo.

El rubio clavo sus dedos en los redondos glúteos cerca de su entrada, haciendo que Tony se removiera y jadeara. Era una suerte que la escuela estuviera sola, aunque ya no estaba seguro si le importaría una mierda que los descubrieran. Por ahora el trabajo extra de calificar exámenes finales, mientras asesoraba en historia a la mente más prodigiosa de la escuela en la única materia en la que no era sobresaliente, era la perfecta excusa para sus encuentros. Después de todo, quien sospecharia que el perfecto Steve Rogers se está cogiendo a un alumno.

Se levantó con Tony en brazos y lo dejó caer sobre el escritorio, le bajo los pantalones hasta los tobillos y lo volvió a besar introducciendo dos dedos en su interior. Todo se volvió un torbellino de manos y labios, la pasión entre ellos era tan desbordante que Steve sentía que podría consumirlos y quizá ni eso le importaría. Desde que Tony apareció en su vida, ya nada le interesaba más que tocar su piel y besar su boca, se estaba convirtiendo en su perdición y él lo sabía.

La preparación fue tan escasa que sintió el ardor por la fricción al enterrarse, prácticamente en seco dentro del adolescente. Tony mordió su hombro para callar un quejido de dolor, dejando una marca que el rubio tendría que cubrir más tarde. Cuando el castaño se acopló un poco más, Steve comenzó a azotar su interior, ambos jadearon. Tony tiro de los cabellos rubios para fundir sus bocas en un nuevo beso. Ambos adoraban el salvajismo que se desataba cuando estaban juntos.

—¡Mmm!— Tony gimió al sentir el abdomen de Steve rozar su polla. Le abrazo por dentro de la camisa que aun traía puesta, palpando su espalda, sintiendo el esfuerzo que hacia cada uno de sus musculos.

—¡Ahhh! Profesor...follame sobre el pizarrón...— susurró apretando los párpados por el placer.

El mayor no lo tuvo que pensar.

Terminó de sacarle el pantalón  y lo cargo de tal forma que sus piernas abrazaran su cintura. Lo sostuvo de las nalgas y lo pego al pizarrón volviendo a llenarlo de golpe para comenzar de nuevo el poderoso vaivén. El esfuerzo era mayor pero sentir a Tony totalmente enlazado a su cuerpo lo valía todo.

Tony clavo los talones en su espalda, los gemidos y ligeros gritos aumentaron, el sudor corría por sus cuerpos, un delicioso orgasmo nacía en sus vientres y mientras todo eso pasaba, un celular en el suelo zumbaba con el nombre Sharon, perfectamente legible en la pantalla.