Sonrisitas/Stony AU

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Los personajes utilizados en esta historia no me pertenecen.

Escrito realizado sin fines de lucro.
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Odiaba tomar el autobus. Desde que su trabajo en aquella prestigiosa empresa le permitió costearse un auto propio, se prometió no volver a tomar aquel fastidioso transporte que tuvo que sufrir toda su época de estudiante.

Pero su jodida suerte hizo que exactamente ese día, su auto sufriera un percance. Llevaba 15 minitutos intentando tomar un taxi y no había encontrado uno sólo disponible, algo nada raro en la ciudad que nunca duerme. No le quedó otra opción que tomar el autobus, necesitaba llegar a una junta muy importante y no podía darse el lujo de retrasarse.

[...]

Miró el reloj en su muñeca por tercera vez, le faltaban 30 minutos  para llegar a su destino.

Regresó la visita a la ventanilla pero la sensación de ser observado desde que había subido al autobus no se iba. Se atrevió a mirar el asiento delante del suyo, topandose con un par de ojos grades y brillantes sobre él.

Un pequeña bebé castaña de ojitos como el chocolate, le dio una gran sonrisa con los únicos dos dientes en su boquita rosada. Tony no pudo evitar el sentimiento de ternura que lo invadió.

Siguieron mirándose, la niña no dejaba de verle y sonreírle, el castaño empezó a corresponder las sonrisas.

—Morgan, no es de buena educación quedarsele viendo a las personas.— habló el hombre que cargaba a la bebé en brazos, sacando a Tony de su embelesamiento y haciendo que le prestará atención por primera vez. Lo miró y se encontró con un par de ojos azules igual de profundos que el mar.

—Lo siento, tal parece que usted le resulta muy interesante.— dijo el ojizarco con una mirada de pena ante la constante coquetería de su pequeña hija.

—Descuide, no me molesta, más bien me halagas hermosa Morgan.— la chiquilla rio de forma angelical y se abrazo avergonzada al cuello de su padre, algo que le pareció totalmente encantador a Tony.

El rubio lo miró y no pudo evitar observarlo con detalle. Él hombre castaño sentado detrás de él era espléndidamente bello, lo vio regalarle otra sonrisa a Morgan y pensó que era una sonrisa demasiado hermosa.

De repente la niña extendió sus bracitos hacia el de mirada café.

—Cariño no, disculpe-...

—En realidad, también me gustaría cargarla si no hay problema, ¿pudo?— preguntó Tony.

Ante la mirada llena de anhelo que Steve vio en el castaño no pudo negarse. Era una persona cuidadosa con su pequeña Morgan, la luz de su vida y su único tesoro, sin embargo, algo en ese hombre le dio la suficiente confianza.

Tony la sostuvo con un poco de miedo, realmente no era adepto a los bebés pero algo en esa mirada castaña, en esa sonrisita pícara y mejillas regordetas y rosadas, le hizo sentir totalmente encantado y no pudo negarse al impulso que nació en su interior.

Una vez en sus brazos, la pequeña no tardó en estirar sus manitas y tocar el rostro del hombre con toda la curiosidad e inocencia que sólo un  infante posee.

—En verdad le agrada.— sonrió el padre de la niña.

—Es mutuo.— respondió Tony desviando la mirada hacia el rubio y entendiendo porque la pequeña era tan encantadora, la sonrisa que el padre le regalaba era preciosa. "Lo hace ver más atractivo de lo que ya es" pensó un poco sorprendido ante su propio pensamiento.

—¿Cuántos años tiene?— comentó el castaño buscando hacer platica, intentando desviar la línea de sus pensamientos.

—Acaba de cumplir dos años.— respondio Steve, internamente agradecido de poder seguir hablando con el hermoso castaño.

Mientras ellos conversaban, Morgan jugaba con los dedos de Tony, le sonreía y lo miraba.

La platica fue tan amena que los treinta minutos  pasaron rápidos y cuando Tony se dio cuenta, estaba a sólo una cuadra de llegar a su destino.

—Aquí nos separamos pequeña.— le dijo a la bebé y como si esta entendiera a la perfección sus palabras, comenzó a hacer pucheros con su labio inferior.

En el momento que Tony la devolvió a los brazos de su padre el llanto no se hizo esperar.

—Cariño por favor, el señor se tiene que ir.— le decía Steve tratando de consolarla.

—Hey, mira, es para ti.— Tony saco del  bolsillo izquierdo de su pantalón de vestir, una pequeña linterna roja, que tenía el dibujo de un  triangulo dentro de un círculo en el lente y alumbraba una bonita luz azul.—¿Qué te parece si te la presto y cuando te vuelva a encontrar aquí, en esta misma ruta de autobus me la regresas? ¿estas de acuerdo?

La dulce bebé la tomó emocionada y le regaló otra sonrisa mientras abrazaba la linterna.

Steve le miró apenado y agradecido.

—Gracias y disculpe.

—Descuide, necesitaré mi linterna de vuelta así que espero verlos pronto.—respondió con una sonrisa sincera, mirando fijamente al rubio que tenía las orejas rojas por sus palabras, aquello le pareció gracioso y tierno a la vez pero luego se dio cuenta de un detalle.—Bueno...si no hay problema, me refiero a que si a tu esposa no le molesta que vuelva a ver a Morgan, yo-...

—No tengo esposa.— respondió Steve, sintiendose inmediatamente avergonzado por la rapidez con la que quiso explicar eso.—Qui-quiero decir, sólo somos Morgan y yo y claro que no me molesta, espero volverte a encontrar...los dos lo esperamos.— las mejillas del rubio se colorearon.

La sonrisa de Tony se ensancho, feliz por su repuesta. Miro por la ventana notando la fachada de Pym Industries, había llegado a su destino. Tenía que despedirse de aquel par aunque extrañamente no lo deseaba.

—Fue un gusto conocerlos...ya tengo que bajar, hasta pronto.— dijo mientras caminaba a la bajada del autobus. En ese preciso instante, con un pie ya sobre uno de los peldaños de la bajada, recordó algo que habia pasado por alto completamente. Volteo y noto con satisfacción que el rubio y su hija miraban en su dirección.

—Soy Tony por cierto, Tony Stark.— Steve agradeció aquello, acababa de notar que tampoco le dio su nombre. Sonrió de vuelta y respondió.

—Steve Rogers.

Se miraron un poco más, Tony finalmente bajo del autobus y lo miró alejarse con la manita de Morgan agitandose en despedida y la sonrisa de Steve a través de la ventanilla.

Entonces quiso golpearse, había olvidado pedirle su número al rubio. Suspiro, tendria que tomar el autobus en los próximos días para volver a encontrárlos, aunque definitivamente hacerlo jamás le pareció más agradable.

Tony's supremacy/AllxTony Vol.IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora