51 · Quedarme a su lado

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Sábado 17 de Marzo, 2018

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Sábado 17 de Marzo, 2018

ÁNGEL

Siempre me han gustado las Fallas. Nací en Valencia, y son las fiestas por excelencia de mi ciudad, pero este año no les hago ningún caso. Cerramos todas las ventanas, bajamos las persianas hasta la mitad y pasamos el día en casa. Gran parte de la mañana la pasamos en la cama, desnudos y abrazados. Yo no puedo quitarle las manos de encima a Danielle y ella soporta con paciencia que no deje de acariciarle la barriga.

—¿No te parece increíble? —le digo con una sonrisa tonta.

—¿Que mi tripa ahora se haya vuelto de tu propiedad? Sí, bastante —responde.

—No decía eso, decía que...

—Sé a qué te referías —me corta con una sonrisa dulce.

Estira su mano y me la pasa por el pelo, que llevo sin cortarme desde diciembre y ya me ha vuelto a crecer bastante. Lleva su otra mano hasta mi cuello y me acaricia antes de incorporarse un poco y acercarse hasta mí. Me besa y yo, sin poder evitarlo, recorro su cuerpo con la yema de mis dedos.

—Creo que deberíamos relajarnos un poco —comenta Danielle con una risa nerviosa.

—Sí, yo también lo creo —digo dejándome caer boca arriba contra la cama—. ¿Me das un par de minutos para que mi colega se calme?

Danielle se ríe y vuelve a acercarse hasta mí, esta vez con una sonrisa de medio lado.

—La ginecóloga ha dicho que no convenía tener relaciones sexuales con penetración, para asegurarse de que la extracción del DIU había ido bien, pero... No ha dicho nada de que yo no pueda jugar contigo un rato...

Cuando noto los labios de Danielle en torno a mi polla jadeo con fuerza.

—Danielle... —trato de decirle—. No debes hacer... esfuerzos.

—Chupártela no se considera hacer esfuerzos —dice separando sus labios y dedicándome una mirada juguetona.

Me río, pero dejo de hacerlo en cuanto continúa con lo que estaba haciendo. Rodea con sus labios el glande y succiona con fuerza. Yo jadeo sin poder evitarlo.

—Joder...

Danielle gime contra mi polla y eso me vuelve loco. Llevo las manos hasta su pelo y su cara. La acaricio, disfruto de cada uno de sus movimientos y dejo que sea ella la que marque el ritmo. Despacio, su lengua me recorre. Lame, succiona y acompaña las atenciones de su boca con sus manos. Cuando empieza a subir y a bajar al mismo tiempo que succiona la punta, empiezo a notar cómo mi cuerpo se tensa. La respiración se me descontrola, los latidos de mi corazón se unen a sus movimientos y no tardo en darme cuenta de que estoy a punto de correrme.

—Danielle, si no paras voy a...

Aumenta el ritmo. Lleva una de sus manos a mi pecho y me acaricia antes de cerrar los ojos y provocar que me corra dentro de su boca. La sensación es adictiva y jodidamente impresionante. Suelta mi polla con cuidado y, al verla tragar, todo el cuerpo se me llena de calor. Antes de que pueda llevarse las manos a la comisura de los labios, tiro de ella para besarla. Cae contra mí y la rodeo con mis brazos, tumbándola a mi lado con cuidado. No sé durante cuánto tiempo nos estamos besando. Solo sé que, cuando salimos de la cama, es cerca de medio día y decidimos pedir comida a domicilio.

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