CAPÍTULO CINCO

49 19 33
                                    

-Perdida-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


-Perdida-

Mi respiración estaba agitada mientras miraba a mi alrededor, leí la nota de nuevo y noté mis manos manchadas de sangre temblando. Hacía mucho frío pero eso era lo que menos me importaba. El viento golpeaba fuertemente y la marea estaba subiendo hasta tocar mis pies, el agua estaba helada. La única luz que tenía era la de la luna que se asomaba entre las nubes grises que cubrían el cielo.

¿Qué había pasado? Recordar el cuerpo inerte de mi padre en mis brazos todavía parecía irreal al igual que la mujer que me trajo hasta aquí.

Pasé las manos por mi cara cuando mis ojos empezaron a arder.

Quería llorar.

Nunca me había sentido tan perdida, sola y confundida. Era una sensación horrible. Desearía que mi madre estuviera junto a mí sujetando mi mano, necesitaba escuchar su dulce voz diciéndome que todo iba a estar bien y que ella cuidaría de mí. Necesitaba los abrazos de mi padre, anhelaba reírme de sus chistes y que me contara todas esas anécdotas que nunca me cansaría de escuchar.

Pensar en ellos ardía como si todo mi interior estuviera prendiéndose fuego y mi caja torácica se fuera desintegrado pedazo a pedazo, todo era una completa tortura.

No podía respirar bien, estaba muy agitada. No lograba hacer una respiración profunda, cada que lo intentaba mis vías respiratorias se cerraban, impidiendo el paso del aire. Mis oídos zumbaban y los dedos de las manos empezaron a cosquillearme.

Sabía lo que estaba pasando. Un ataque de pánico. No me había dado uno desde que mamá murió y no recordaba lo horribles que eran hasta ahora.

Las imágenes de toda la sangre en mi casa se reproducían una y otra vez en mi cabeza. El hoyo en el tóraz de mi padre cuando lo encontré en el piso, la escena después de llegar del colegio y ver a mamá en el garaje con una cuerda alrededor de su cuello. El accidente que cometí con... No importaba ya. Mi cabeza era una sangrienta película sin fin.

Mis manos temblaban y noté como otras partes de mi cuerpo también empezaron a dormirse. Caí de rodillas y empuñé la arena entre mis manos intentando que esto parara. No me había dado cuenta de que estaba llorando hasta que un sollozo salió de mi garganta y unas cuantas lágrimas cayeron hasta detenerse en mi cuello.

Intenté respirar hondo de nuevo pero fallé, el aire cada vez me faltaba más y mi cabeza dolía como nunca antes. Me senté y mi cuerpo cayó lentamente hacia atrás acostándome sin dejar de llorar. Yo solo quería que todo se detuviera, estaba cansada. Mis ojos se empezaron a cerrar lentamente mientras mi respiración seguía siendo inconstante hasta que no vi más que negro y la paz por fin me invadió.

☆゚.*・。゚


Desperté en un lugar completamente diferente. Estaba oscuro, tanto que si tenía los ojos abiertos o cerrados vería exactamente lo mismo, nada.

Inefable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora