Capítulo 13

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Bill

El grito desesperado y el sentimiento de terror recorrió el árbol donde me encontraba dormido, pensé que ella tendría una pesadilla pues estaba a mi lado acostada, pero, al tocarla sentí que el calor que irradiaba en ella no era el mismo, no se parecía, como si fuera solo una imagen, un sueño...  

Claro, era eso, solo una ilusión creada pero ¿por qué quieren engañarme así?  y más importante ¿Dónde está Mabel? está asustada, lo noto, su magia no puede funcionar así, pero... ¿Qué la tiene tan asustada? 

Corrí por el bosque buscándola, me desesperaba cada segundo que pasaba, en un punto escuché que nuestro lazo se movió un poco, trataba de comunicarse pero la conexión estaba interferida por una fuerza mayor, me asustaba el pensamiento que ella pudiera estar muriendo, sufriendo, no podría soportar el que ella volviera a llorar igual que esos días en el psiquiátrico.

Busqué por todo el bosque, cada árbol, arbusto, incluso regresé a la fiesta, pero, ni rastro de ella. Regresé al árbol donde la vi por última vez y me recargué en su tronco.

-Mabel... ¿Dónde estás?... Te extraño... Si te pasara algo... No podría vivir más... Por favor... Ayúdame a localizarte... Yo... Te amo...

Pasaron unos minutos, opté por entrar en el campo de los espacios, Gideon era la única persona que sabía de magia desde que me fui de este pueblo, pero, nunca me puse a pensar que tras mi supuesta muerte alguien siquiera se interesaría en la magia, crear los portales espacio-temporal no era tan difícil crearlos, pero, encontrar personas sin pista alguna... ese es el verdadero reto... Si me equivoco o me tardo mucho podría ser el fin de Mabel, necesito ser más veloz...

-Vamos... Mabel, dame una señal... podría llegar en un instante... 

Una señal, un grito, su magia la protegió en el pánico, la sentí, el lazo se volvió a formar, por fin, la encontré... Ella... Ahora entiendo su terror... Esa maldita escoria... Lo mataría de no ser que a ella le importa... Llegué en unos instantes, por suerte el árbol donde descansábamos hacía que la conexión se hiciera más rápido.

Ella dudaba de su magia, si seguía así, el escudo se tronaría, así que le hablé, quería romper en llanto al verla así, tan indefensa, tan asustada...

-Perdóname... Por favor, perdóname mucho Mabel, tardé en llegar y por ello estás en estas condiciones -La abracé tan fuerte cubriéndola y con un movimiento dulce le curé las heridas y desaparecí en luces las cadenas- Y tu... Dipper... -Mencioné furibundo- Si le vuelves a poner un dedo encima, no, si le tocas un solo pelo, perderás la vida ¡¿Haz entendido?!

Perdí completamente la calma. Solté una ráfaga de aire que al llegar a los lacayos de Dipper les prendió fuego haciéndolos arder hasta que sus gritos se apagaran, quería que esos bastardos ardieran para siempre, me hubiera gustado destrozar cada membrana de su cuerpo, despellejarlos vivos o desangrarlos, pero, Mabel ya estaba demasiado afectada por lo sucedido.

Le hice una pequeña broma para hacer que sonriera mientras la cargaba en mis brazos tapándola, estaba dispuesto a ya no decir nada, pero, su molesta voz interrumpió el momento... Proclamaba que soy un demonio... aunque claro que lo soy, pero... nunca me atrevería a algo tan ruin...  

Mabel me agradeció temblando aún por lo sucedido, en realidad, no pensaba en confesarme en estos momentos, pero, por alguna razón no pude contenerme, además, el sentir sus dulces labios fue como si fuera al cielo al que tuve la entrada negada, no me importaba nada en ese instante más que ella, la protegería de todo el mundo, incluso de mi mismo si fuera necesario, pues, su felicidad es lo más feliz que he tenido en el mundo.

Al momento en que se durmió en mis brazos la llevé a un lago muy bonito para descansar, la luna y las estrellas se veían a la perfección, el aire era fresco, el pasto algo alto pero limpio... claro, ningún humano había llegado aquí antes, es mi lugar para relajarme preferido.

La recosté en el césped tapada, le arreglé un poco el cabello y me acuesto a su lado observándola, entre sueños ella se encontraba llorando, me gustaría borrar esos recuerdos, cambiarlos, y hacer que lo olvide, me gustaría que ella se quedara en el castillo para así protegerla y evitar tantas cosas... Pero, se que ella tiene que pasar por esto...

-Mabel -Susurré- Se que estás pasando por un momento difícil, pero, se muy bien que haz pasado otros y cada uno de ellos han caído por tu enorme fuerza de voluntad y espíritu, no dejes que esa alma tan hermosa se obscurezca, brilla, brilla como la hermosa estrella que eres, nunca te dejaré sola, estaré siempre para ti, nunca lo dudes. 

Terminé con un dulce beso en su frente y la abracé, esta noche no dejaría que ella durmiera sola, en estos momentos la dejaría dormir en este lugar tan pacífico, seguramente por los aires ella estaría tranquila.

Unas horas más tarde su respiración se había regulado, sus ojos hinchados por el llanto era lo que más resaltaba en su cara inocente... Nuevamente ese sentimiento de dolor en el pecho... La abracé nuevamente para alzarla en brazos, la llevaría de vuelta al castillo pues la lluvia estaba a punto de soltarse, no me gustaría que se resfriara mi linda dama. 

Llegando al castillo subí hasta su habitación, la acosté en la cama, busqué su ropa de dormir, se la coloqué con cuidado de no despertarla y la tapé, estaba a punto de irme cuando su mano se encontraba aferrada a mi ropa.

-No te vayas... Quédate conmigo ¿podrías? -Susurró delicadamente media dormida para luego volver a cerrar los ojos-
-Por supuesto querida... Me quedaré contigo hasta la eternidad...

Acostándome a su lado dormimos tan suave y cómodos, la abracé pegándola más a mi para que supiera que me encontraba con ella, acaricié su cabello largo y sentía sus abrazos haciendo que pudiera escuchar tanto sus palpitaciones como su respiración.   

La noche resultó ser algo estresante, ella gritaba por el lazo, sus pesadillas aumentaban más y más, ella temblaba, lloraba y sudaba, cada vez que pasaba eso le canté una vieja canción que tengo en mis vagos recuerdos, pero, funcionaba sorpresivamente, mientras le acariciaba el cabello, realmente quería matar a su hermano por lo sucedido, detestaba que ella sufriera así, pero, no podía hacer nada, y eso me fastidiaba aún mas... Así transcurrió la noche hasta que a las 2 am, ella simplemente dejó de llorar, de gritar, y su respiración se calmó...

Una Estrella Fugaz (Mabill) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora