Acompáñame a ser Feliz. (EDITANDO)

IV

CAPÍTULO 4.

VENDRAN DÍAS MEJORES.

Cynthia de alguna manera trata de dar ánimos a su hermano, desea encontrar una forma adecuada y más fácil para aconsejarlo, para ayudarlo a que las emociones vividas se apacigüen; tiene en cuenta que en momentos como éste nada es más fácil.
Ambos quedan en la terraza de la casa, mirando el césped, escuchan como los pájaros cantan. ¡Un día precioso!, lastimosamente para ellos carga un día lleno de dolor; ella no pierde la esperanza de que su hermano encontrará la manera de avanzar ante tanto dolor y a tan poca edad. Una lluvia negra cayó sobre él, un abismo tan profundo del cuál tardará en salir. Sigue siendo un niño, un pequeño niño al que le han quitado todo aquello en lo que cree, todo aquello que ama. Ella es consciente de que es una desconocida para la vida de él, dejando de lado todo ese sentimiento de lastima hacia él y de alguna manera hacia ella misma toma la decisión de enfocarse en el adolescente que tiene a su lado, sabe que el camino duro acaba de dar comienzo.
La calle comienza a ser transcurrida, Tony siente sobre él la mirada de los vecinos, estar en esa terrible posición lo hace un blanco perfecto, él no quiere que nadie le tenga lastima, solo desea que todo lo que ha sucedido simplemente resulte ser una terrible pesadilla, pero tiene que aceptar cual es la realidad en la que vive y entender que el dolor es su mejor compañía en estos momentos.
Cynthia irrumpe sus pensamientos: - Ten por seguro que vendrán días mejores, lo que ocurre ahora es una de las tantas pruebas que Dios nos coloca en nuestro camino, aún habrá batallas y algunas de ellas las ganaremos; como también de la misma manera otras las vamos a perder, pero a pesar de todo; hay que mantener la esperanza siempre, porque la esperanza jamás debe ser perdida.
- De alguna u otra manera sé que es así, pero eso no impide en lo absoluto que el dolor cada minuto que transcurre sea más real. – cierra los ojos, se encuentra demasiado cansado, lo único que traerá paz será ver a Morgana pagar por el crimen que ha cometido. Sin mediar palabra él se levanta y baja a la cocina a prepararse un café.
Ahí se encuentra  Morgana, ella está sentada en la silla al lado de la mesa saboreando un café caliente, una rabia se apodera de él pero logra tomar control de su cólera; lentamente se acerca a ella y toma lugar al lado suyo, mira fijamente a sus ojos y con el dolor emanando de sus labios comienza a hablar: – Sé lo que hiciste con mi padre. – el tono de su voz se quiebra, ha tratado de ser lo más rudo posible, pero el dolor es muy grande. El rostro de Morgana cambia a preocupación, está asustada y se levanta, él la agarra del brazo, la hace tomar nuevamente asiento; vuelve a decir: - ¿En algún momento se te ocurrió que no me daría cuenta? ¿Pensaste que dejaría en vano la muerte de mi padre? ¿Por qué lo hiciste? – las preguntas son demasiadas, pero él desea entender, por más que no hay lógica en cometer un crimen, pero las dudas que le rondan en sus pensamientos son bastantes. Por lo que él sabía y veía ella lo amaba, todos los días trataba de hacer lo mejor para él, no encuentra una respuesta que lo haga entender lo sucedido.
Unas gotas de lágrimas resbalan por las mejillas de ella, luego cierra sus ojos y suspira hasta que mueve los labios para responder, al principio le tiembla la voz, luego consigue pronunciar las palabras: – ¡No sé de qué hablas!
- No es necesario que lo sigas ocultando, sé que desde hace un tiempo atrás lo has estado envenenando y quiero saber cuál es la razón de tan vil acto. - él la agarra de las manos y las aprieta con fuerza para que ella no se mueva del lugar.
- ¿De qué hablas? – su mirada está cargada de temor y rabia, no quiere que las cosas acaben de esta manera, todo ha sido por él y para él.
- Encontré el frasco del veneno, lo mandé a analizar, en cuestión de minutos la policía estará entrando por esa puerta y no tendrás salida. – sus palabras llenas de rabia y odio. – Solo necesito que lo digas.
Por un momento ella queda en silencio, luego se da cuenta que no podrá salir bien parada de esto, no encuentra salida y termina confesando: - Todo es culpa tuya, tú me impulsaste a pecar, te deseo Tony, desde hace tiempo no pienso en otra cosa que no seas tú, te quería y te sigo queriendo solo para mí, por esa razón tuve que asesinar a tu padre, no tenía otra opción. – ella logra que lo suelte, se levanta y le acaricia el rostro, él no comprende, las manos comienzan a temblarle, por un impulso se levanta y en un forcejeo la lanza al suelo.
- ¿Q-qué has dicho? - los ojos se le humedecen, los labios le tiemblan.
- Lo que acabas de oír Tony, ahora nadie puede interponerse en nuestro camino. Quiero ser tuya, lo he deseado por tanto tiempo. - se levanta del suelo, se acerca a él, aprovecha el momento de vulnerabilidad y le da un beso en los labios, él rápidamente se aparta para luego darle la espalda.
Escuchar aquella confesión le dan ganas de vomitar, ella no puede estar diciendo la verdad, las lágrimas se acumulan en sus parpados, siente un nudo en la garganta que le impide hablar, de repente todo se le nubla y cae inconsciente al piso, Morgana no comprende lo que sucede, desea acudir a su ayuda pero la amenaza de que la policía está por llegar la domina y aprovecha el momento para agarrar algunas cosas y ponerse en fuga, con suma rapidez sube a su cuarto en busca de las cosas más esenciales.
Cynthia baja las escaleras, va en busca de un vaso con agua y encuentra a su hermano tendido en el piso, corre hasta él al no reaccionar agarra su celular y llama para pedir una ambulancia, Morgana se encuentra bajando las escaleras, en sus manos trae una pequeña bolsa.
- Y tú, ¿Dónde crees que vas? - pregunta Cynthia colocándose al final de la escalera.
Morgana la mira con rabia, suena el timbre de la puerta y Cynthia va a abrir con prisa, al verlos se siente sumamente tranquila. Es la policía.
- Gracias a Dios están aquí, ella está tratando de huir, ¡deben detenerla! - señalándoles a Morgana.
- ¿Ella es la Sra Morgana? -  pregunta uno de los agentes.
-        Si. - responde ella.
-       De hecho tenemos una orden de captura contra Morgana Harrinson. – dice el otro.
Los Detectives suben las escaleras, Morgana no hace un solo esfuerzo para escapar, tranquilamente los acompaña, está muy consciente de que intentar huir sería en vano y empeoraría la situación para ella. Una vez que la suben a la patrulla y se alejan llegan los paramédicos, sin perder el tiempo llevan a Tony al hospital, Cynthia y Rosmary van tras ellos en el vehículo.
Tony es ingresado con rapidez a urgencias, los doctores intentan ver qué es lo que ocurre con él, tras unas largas horas de análisis llegan a la conclusión de que no tiene nada que impida que despierte, solo que no puede abrir los ojos, les parece una razón un tanto inexplicable, pero no encuentran nada que fundamente aquel caso tan misterioso.
Uno de los doctores se acerca a Cynthia y le comenta el estado de su hermano explicándole detalladamente que tendrán que hacerle varios estudio más y que por el momento debería de esperar noticias, el Doctor le explica claramente que no hay ningún problema que impida que Tony abra los ojos, es él quién se rehúsa a despertar, solo es cuestión de tiempo para que lo haga, pero a pesar de eso han notado algo en uno de los estudios por lo cual deben de estar realizando otros.
Cynthia agarra su celular y llama a su marido dándole la noticia que se estaría quedando por un largo tiempo en la ciudad cuidando de su hermano, también le pide que si consigue permiso en el trabajo venga él junto con su hijo para acompañarles en la situación.
Transcurre una semana, el marido de Cynthia se encuentra acompañándola, Rosmary juega con su hermanito, Emanuel corre a los brazos de su mamá, Rosmary se acerca a ella y con una mirada triste y una voz atónita dice: - Tenía tanta ilusión de pasar mis últimos días junto a mi tío, desde que lo he visto vi en él un ángel Mamá, pude ver en sus ojos que al igual que yo él se está muriendo y eso me duele mucho. – hace un mohín.
Cynthia deja caer una lágrima y da un abrazo a su hija: – Mi pequeña, ni tu Tío ni tú están cerca de la muerte, los dos seguirán aquí con nosotros y veras que seremos una familia disfrutando de instantes felices, porque como siempre te he dicho “la felicidad solo se mide en instantes”, días mejores vendrán y todos estaremos juntos por siempre.
- ¿Lo prometes? – pregunta con toda la inocencia del mundo.
- Lo prometo. – es consiente que no lo puede asegurar, pero dentro de su corazón es lo que siente y no quiere que su niña sufra más.
Los días siguen avanzando, dos semanas más y Tony aún no abre los ojos, todo en torno a él se vuelve demasiado confuso, los doctores aún no pueden encontrar la raíz del problema.
El proceso contra Morgana tomó su curso, se analizaron varias hipótesis con respecto al caso, el juicio avanzó sin interrupciones y hoy el juez va a dictar sentencia, todo transcurre de manera rápida porque ella no niega ningún cargo y se hace totalmente responsable. Cynthia asiste para asegurarse de que la condena para esa mujer sea justa, no puede mirarla al ver que toma lugar en el estrado, la rabia se apodera de ella, pero consigue calmar sus emociones; Morgana confiesa estar enamorada de su hijastro, dejando en claro que ese enamoramiento fue la que impulsó a cometer el crimen.
El jurado la encuentra culpable y el juez dictó una sentencia de 20 años para la mujer. Para ella ha sido poco, deseaba que la sentenciaran a más años, el único consuelo es que al menos no le dieron menos años.
Ella sale fuera del juzgado, respira profundo y ve la hermosa mañana que tiene por delante, desearía que su hermano estuviera con ella para festejar o al menos calmar un poco el dolor con saber la sentencia. Para su desgracia las cosas no resultan como lo desea y debe esperar hasta que su hermano abra los ojos.
Se dirige al hospital para ver en qué condiciones se encuentra su hermano, el Doctor la ha llamado para comunicarle con suma urgencia una noticia; la noticia que cambiaría aún más el panorama.