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CAPÍTULO 10.

UN ÁNGEL DEL CIELO EN LA TIERRA.

Ha transcurrido una semana en la que Rosmary se encuentra internada postrada a una camilla de hospital, conectada a varios aparatos, hace una semana que no permiten a nadie entrar a verla, por más que los días van avanzando ella no responde, sus organismos internos se encuentran muy dañados, los doctores ya no dan muchas esperanzas de que ella pueda salir con vida de ahí.
Los días para Tony son como una eternidad, cada día se hunde más en el dolor, sus fuerzas se van apagando, necesita un motivo para poder salir del abismo en el que se va sumergiendo.
Vania, Megan y Hunter todos los días van a acompañarlos, también esperan un milagro y que toda esta pesadilla acabe. Megan cada día más está segura de que Tony le gusta, al principio ella lo iba asimilando pero ahora está totalmente segura. Sabe que aún no es el momento de confesar por toda la situación en la que se encuentran, ahora es el momento de acompañarlo y poco a poco ir ganando su cariño y confianza.
Tony no tiene cabeza para pensar en nada, mucho menos para ponerse a descifrar sus sentimientos, ahora lo único importante para él es la salud de su pequeña y adorada princesa a la cual ama con todo su corazón.
Un Doctor se acerca a Cynthia y le pide que lo acompañe a su oficina. Tony quiso acompañarles pero no le permiten. El tema al parecer es algo muy delicado.
- ¿Cómo estás? – pregunta Megan acercándose a Tony.
- Peor que nunca, la angustia me está matando. - responde él moviéndose de un lado para el otro, quiere saber lo que el Doctor le está informando a su hermana.
- Yo sé que en estos momentos las palabras están de más, es por eso que he venido todos los días a acompañarte pero la verdad es que no sé qué decirte, verte en esta condición, llorando, recorrer de un lado para otro, verte angustiado, verte sin ganas para nada, eso me parte el corazón, trato de ser fuerte pero no puedo, te has vuelto mi debilidad y ni siquiera he deseado que sea de esta manera, tampoco sé en qué momento sucedió. – agacha la cabeza, se sincera por completo por más consciente de que no es el lugar y mucho menos el momento.
- Te agradezco infinitamente el tiempo que tú y tu hermano nos han dedicado, en verdad estaré eternamente agradecido y estaré en deuda con ustedes, yo... yo en estos momentos no puedo pensar en nada que no sea la salud de mi sobrina, lo único que me importa ahora es eso, no tengo cabeza para nada más, pero no me gusta ver que estas triste, no me gusta verte en esta posición, no me gusta saber que estas así a causa mía. - acaricia suavemente el rostro de ella.
- Sé y te entiendo, no estoy tratando de decir que quiero que sientas algo por mí, a lo que quiero llegar es que sin importar nada, sin importar lo que llegue a suceder me tendrás aquí acompañándote en las buenas y en las malas, al igual que Vania y también Hunter, todos queremos lo mejor para ti y para tu sobrina. – con los ojos cristalizados a punto de llorar.
- En verdad, los tres me han demostrado que puedo contar con ustedes siempre y eso no lo olvidaré jamás. - muerde los labios y se acerca un poco más a Megan para secarle las pequeñas lágrimas que brotan de sus ojos.
Vania no puede aguantar ver la escena, a pesar de que ella quiere lo mejor para Tony, aún le sigue doliendo porque él es el hombre que ella ama, ella sale a tomar aire fresco y Hunter va tras ella.
- ¿Te duele mucho? – pregunta Hunter parándose a un costado de ella.
- ¿Dolerme qué? – evade con otra pregunta.
- Ver que él se está gustando de mi hermana.
- La verdad sí, creía que iba a aguantar pero me duele en el pecho. - da unos pequeños pasos, se da cuenta que seguir negando sus sentimientos no ayudará en nada, tiene que enfrentar lo que siente, esa es la única opción que queda.
- Si, eso mismo. Lo mismo ocurre conmigo, ver cómo te pierdes en la mirada de Tony, ver que vives y mueres por él, eso duele muchísimo. - pasa sus manos a través de su cabello, sus sentimientos hacia ella van en constante aumento y él no tiene miedo alguno para expresar.
- ¿Por qué a mí Hunter? – le ha dado vueltas por la mente desde el momento que él expresó su sentir hacia ella.
- Es como si yo te preguntará: ¿Por qué Tony, Vania? – se acerca lentamente a ella, lo que él trata de hacer es que ella vea que no es decisión de nadie lo que uno pueda llegar a sentir ni por quién sentir.
- ¿Entonces uno no elige de quien enamorarse? – a pesar de que entendió el punto, de igual manera decide preguntar.
- Exacto, nadie es dueño de sus sentimientos, no vengo a decirte que Te Amo, porque no es cierto, aún no estoy enamorado de ti, pero sé que al paso que voy y mientras más me arda el pecho me iré perdiendo lentamente en ti. La verdad es que no me importaría amarte aún a costa de que tú jamás te fijes en mí. -  queda a centímetros de los labios de ella, entiende perfectamente en lo que se va metiendo y sabe que en ese punto está el riesgo.
- No quiero arruinar está amistad, en verdad eres una persona increíble, muy lindo. – es un muchacho de la misma estatura que Tony, cabello color negro, piel morena, unos labios rojos puros, una sonrisa hermosa, unos ojos color verdes claros, físicamente es casi igual a Megan, obvio si son hermanos mellizos. - y platicar contigo me hace muy bien, no quiero que esto salga mal. – da unos pasos atrás.
- Entiendo, pero quiero que me entiendas tú a mí también; no pretendas que calle o esconda lo que siento, porque jamás lo haría, me siento privilegiado al haberte conocido y más privilegiado estoy por sentir lo que siento, por supuesto también te pido lo mismo, no ocultes lo que sientes, eso solo acaba por hacer más daño.
- Puedo entender a la perfección cada punto, pero tengo miedo de herir tu corazón. – se quiebra totalmente.
- ¿Por qué? – deja escapar un suspiro.
- Porque sé cómo se siente. – lo sabe, a pesar de que no es algo que ella desee, aunque el riesgo a amar es eso, o eres feliz o sales lastimado, no tienes otra salida.
- Pero en ningún momento tú serás la culpable de herir mi corazón, el único culpable seré yo, porque yo me he fijado en ti sabiendo que tus sentimientos le pertenecen a otro. – ha sido decisión de él fijarse en ella, porque ella desde el principio dejó en evidencia su sentir, sin importarle se arriesga a pesar de todo.
Vania queda mirándolo, sabe que es absurdo tratar de hacer que él cambie de parecer, porque como ella también sabe que el corazón es quien elige y ponerse a luchar contra los sentimientos es una batalla perdida.
Tony y Megan siguen platicando, aunque él la mayor parte presta caso omiso a la conversación.
Cynthia sale de la oficina del doctor con el rostro empapado de lágrimas, Tony rápidamente se acerca a ella.
- ¿Qué ocurre? – él no está seguro de querer escuchar la respuesta.
- Necesitamos hablar hermano, acompáñame iremos con el Doctor va a dejarnos pasar a ver a Rosma. – el panorama cambia totalmente, él trata de contener las lágrimas, sus pensamientos dan vueltas a mil por segundo, las piernas le tiemblan, pero se mantiene en pie y camina lentamente detrás de su hermana.
Vania y Hunter regresan dentro del hospital y encuentran a Megan sola.
- ¿Dónde está Tony y su hermana? – pregunta Vania.
- La verdad es que no sé, un Doctor los ha llevado, no sé qué es lo que está ocurriendo. - responde ella con un poco de preocupación, todo es confuso, sabe que no pueden contarle mayores detalles porque no forma parte del círculo de familiares.
Vania suspira y se muerde los labios, ella no quiere pensar lo peor, pero aun así los tres lo hacen, imposible no hacerlo dada las circunstancias.
Tony y Cynthia se colocan las vestimentas que les ha proporcionado una enfermera y les acompaña hasta la sala donde se encuentra la niña.
- No pueden tocarla, solo mirarla. – es lo que dice la enfermera dirigiéndose a la puerta para dejarlos a solas con la paciente.
Cynthia y Tony asienten con la cabeza, ambos se abrazan y lloran al ver a la pequeña en esa condición tan devastadora.
- Daría todo lo que sea necesario por estar en su lugar. – dice Tony perdiendo las fuerzas y cae de rodillas al piso, la culpa cada vez se hace más eco en su ser.
- No sabes lo que daría para que nada de esto esté sucediendo. – se arrodilla a su lado. – pero es algo que ya se nos escapa de las manos.
Ambos se agarran las manos y dedican una oración, Tony no lo quiere hacer pero termina haciéndolo, intenta concentrarse y poner toda la fe que le queda en esa oración, espera que el milagro ocurra.
Después de terminar de rezar Cynthia mira fijamente a Tony, aprieta con más con fuerza sus manos: – He hablado con un par de Doctores, los especialistas de tu caso y los especialistas del caso de mi pequeña, tuvimos una larga conversación. - lágrimas brotan de sus ojos. - ellos no dan esperanzas de que nuestra princesa sobreviva a esta noche. - ella queda en silencio, él hace el intento de asimilar la situación pero no logra, mira a su hermana y luego mira a su sobrina, a grandes voces grita de dolor.
- Eso no puede ser posible, ella tiene que salir con vida, ella no puede dejarnos ahora. – se arrastra de rodillas hasta llegar a estar más cerca del rostro de su sobrina. El dolor que siente va en constante aumento, quiere acabar con la situación, quiere que el dolor termine de manera definitiva, no tendrá más fuerzas para aguantar un dolor más.
- Hay que ser fuertes, no pierdo las esperanzas, pero son ellos los especialistas y por eso quiero que prestes mucha atención a lo que voy a decirte. - su hermana se acerca hasta llegar a él.
Tony suspira y presta mucha atención a lo que su hermana va a decirle, por más que quiere mantener toda su atención en su sobrina, también debe escuchar lo que su hermana le va a decir, él está seguro que no estarían en esta situación si no fuese por culpa suya, él es el causante directo de este suceso.
- Los doctores me han comentado que si nuestra princesa nos llega a dejar tenemos que tomar una decisión, ya he hablado con su padre y hemos tomado nuestra decisión, ha sido bastante difícil pero en vista que no hay otra opción. – ella exhala profundamente aguanta lo más que puede para no llorar.
- ¿Qué decisión es esa? – toda su atención apunta a ello, no cabe duda de que es algo que lo involucra a él.
- Rosma será tu donante… - queda en silencio por un momento, trata de asimilar la bomba que le ha estallado.
- ¿Qué? Es una locura, jamás voy a aceptar esa aberración. – ira, dolor y centenas de emociones se acumulan en su interior, de manera abrupta se levanta del piso.
- Tienes que escuchar. - se levanta y lo agarra del brazo. - tenemos muy poco tiempo para ti y necesitas el trasplante, si mi hija llega a dejar este mundo quiero que su corazón viva en ti, quiero sentirla en ti, quiero que su corazón lata dentro de ti, dentro de mi hermano, dentro de la persona que ella adora, así voy a sentir que siempre se encuentra aquí conmigo, jamás vamos a dejarla ir, porque ella vivirá en ti. - ella trata con todas sus fuerzas de creer en que las cosas serán de la manera en la que lo pronostica, pero no es completamente seguro.
- No, no podré aceptar, prefiero morir antes que vivir pensando que mi ángel, mi princesa, mi sobrina se sacrificó por mí. - él pierde el control y eleva su voz. - ¿Cómo puedes ofrecer el corazón de tu hija, aun sabiendo que está viva? – suena totalmente quebrado, a pesar de todo el dolor que va en aumento ahora se le suma este sentimiento de decepción e ira.
- No quiero dejarla ir, si ella no pasa la noche quiero tenerla cerca de mí y su corazón latiendo dentro de ti, sé que siempre estará ahí. – coloca las manos detrás de la cabeza, la idea no es tan descabellada, pero nada puede ser descartado cuando se trata de preservar una vida.
- En verdad lamento tanto, pero no podré vivir con ello, prefiero con todo el dolor de mi alma que si ella no pasa esta noche que su corazón siga siendo de ella, por nada en el mundo podré, es más, ni siquiera puedo asimilar algo tan terrible como eso. Ella seguirá siendo mi pequeña gran princesa, mi sobrina, mi ángel, un ángel del cielo aquí en la tierra, pero nunca voy a aceptar su corazón, nunca. - él sale de la habitación, se saca la bata proporcionada por la enfermera, empieza a correr sin rumbo fijo, de un momento para otro está subiendo por las escaleras hasta llegar a la terraza del último piso del hospital.

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