El sonido de la alarma lo despertó, ocasionando que se alejara del bello sueño que estaba teniendo, para centrarse en la vida real. La semana volvía a comenzar y como cada mañana sus ganas de levantarse eran pocas.
- Dobryy den' (buen día) – su madre se adentró a la habitación manteniéndose en el marco de la puerta – es hora de levantarse o llegaras tarde.
- No quiero – apretó su cabeza sobre la almohada intentando volver a dormirse, las mañanas no le sentaban nada bien.
- Vstavat' (levántate), que Alexander ya está abajo.
La mención que hizo su madre hizo que despegara por completo la cara de la cama, observándola. Una sonrisa se dibujaba en su rostro, ella sabía perfectamente cómo hacer que su sueño se despejara, la mención de su amigo siempre ocasionaba en él la misma respuesta.
- Мать (mamá) – levanto su torso completamente, dándose vuelta para que sus pies finalmente tocaran el piso – tenías que empezar por ahí – se quejó.
La mencionada simplemente se encogió de hombros retirándose de la habitación. Una vez su madre desapareció por el pasillo, tomó impulso, despegándose completamente de su cama, para dirigirse al armario en búsqueda de ropa y luego al baño, aseándose.
Le tomó veinte minutos estar completamente listo, tomó su mochila, en la cual tenía todos sus útiles y se dirigió a la cocina, donde sabia estaban su madre y su mejor amigo.
- Priviet – saludó una vez vio a Ivanov, el cual se encontraba sentado en la mesa, degustando lo que parecía ser una tostada.- Si que te tardaste – le dijo el otro con la boca llena.
- Vamos, se nos hace tarde – tomó una tostada, yendo inmediatamente hasta la puerta.- Nos vemos Ágata – escuchó que saludaba a su madre – nos vemos pronto, muy rico el desayuno.
- Do svidaniya (adiós) – fue lo último que se escuchó antes de salir por completo.
Se dirigieron caminando tranquilamente hacia el instituto, hablando de lo sucedido en su fin de semana. Alexander lo había pasado con sus padres alejado en algún lugar desconocido, acampando. El ruso aprovechaba cada oportunidad que tenía para observar el semblante de su mejor amigo, los días que no se veían, a él le parecían una pequeña tortura, pero oírlo y ver lo entusiasmado que se encontraba contándole todo lo que había pasado, lo alegraban a sobremanera.
- Tienes que probar ir con nosotros alguna vez – le soltó. - No lo sé – no era la primera vez que se lo sugería.
- Vamos Viktor, tienes que dejar de ser tan rígido, unos días en el bosque te vendrían bien.
El peligris sopesó las palabras de su amigo ¿enserio era tan serio? No podía negar que algo de razón tenía, pero no era su culpa, era demasiado retraído, por lo que le costaba establecer una relación normal con los demás, por eso su único amigo hasta la fecha había sido el búlgaro y solamente porque este se había empeñado en que así fuera.
Aunque si solo se trataba de él y sus padres, podría probar salir en algún momento. Llegaron al instituto manteniendo una charla constante, los pasillos se encontraban abarrotados de estudiantes buscando su clase, como cada día.
Ambos chicos se dirigieron al segundo piso, las clases dieron comienzo justo cinco minutos después de que ingresaran al salón. Volkov tomó asiento en la última fila, seguido de Ivanov, quien siempre se encontraba a su lado.
Pocos eran los asientos que se encontraban vacíos, observó un poco a sus compañeros, reconociendo a algunos por haber estado en el mismo curso el año anterior. A una semana de haber comenzado, todavía no los recocía a todos. Su vista se desvió al escuchar un fuerte ruido, todos los ojos se trasladaron hacia la puerta, causante del golpe al haber sido abierta estrepitosamente.
El ruso cambió su cara a una de desagrado en cuanto vio al causante, allí parado, se encontraba quien menos le agradaba, Horacio.
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Hate & Love
FanfictionVolkov siempre ha estado enamorado de su mejor amigo. ¿La cuestión? Es demasiado cobarde para decírselo, además, Ivanov nunca ha mostrado interés por los chicos. Sus problemas comienzan a intensificarse cuando alguien nuevo aparece en escena. Hor...