Capítulo 8 - Compañía

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En las siguientes semanas todo volvió a la normalidad, al menos en lo que cabía. Gustabo se reintegró al colegio, Horacio volvió a ser el chico extravagante de siempre y los rumores se disiparon, al menos en su mayoría, aunque siempre quedaba alguno rondando por ahí. 

La relación entre el ruso y el de cresta se mantuvo estática, después de aquella tarde en donde Viktor estuvo al lado de Horacio, podía decirse que habían tenido un acercamiento, pero sin ir más allá, no eran amigos ni nada parecido.

El ruso prefería seguir manteniéndose distante, no por el miedo a que los murmullos lo alcanzaran siendo víctima de un nuevo rumor, sino porque se sentía fuera de lugar, se empeñó tanto en aborrecer al de cresta, que no se sentía cómodo estando a su lado, un poco tarde entendió que el problema era él y no Horacio. 

 Él era quien no podía socializar, quien mantenía ocultos sus sentimientos, quien alejaba a todos, solo él, no podía culpar a los demás por lo que no se atrevía a ser. Alexander se lo había repetido miles de veces cuando dejaba ver el descontento ante la presencia del menor, sin embargo nunca lo quiso aceptar, en su mente, si alguien era tan extrovertido, algo tramaba o en su defecto, ocultaba. 

Las cosas su amigo no podían ir peor, sin darse cuenta había tomado distancia de él y de todo el grupo que le rodeaba. A pesar de que Ivanov varias veces intentó que lo acompañara a varios lugares, el ruso siempre se negaba con alguna excusa, terminando en aquel descampado, siempre solo, dibujando líneas sin sentido, observando como el sol se ocultaba y pensando en todo lo que no era.

- Viktor - lo llamó Alexander, el ruso se encontraba mirando por la ventana como tantas veces, ante el llamado giró su cabeza.

 - ¿Sí? - observó a su amigo, aunque ya no sabía si realmente lo eran, hizo una mueca ante aquel pensamiento que comenzaba a rondar su cabeza. 

- ¿Quieres ir con nosotros al Karaoke?- el ruso miró a los presentes expectantes, en el fondo vio la mirada de Horacio y la apartó rápidamente, sintiendo lo que parecía ser vergüenza y arrepentimiento, aún no se olvidaba de las palabras que le había dedicado.

- Creo que paso- dijo para volver a su posición anterior. 

- ¿Qué excusa te inventaras hoy? - preguntó el búlgaro, haciendo que el ruso volviera a mirarle, dándose cuenta del ceño fruncido de este. 

 Las palabras no salieron de la boca de Volkov, ya no le quedaban excusas, pero lo que realmente le hizo quedarse sin ideas fue la mirada enojada de su amigo, quien lo observaba a la espera de una respuesta. En su lugar, tomó su mochila levantándose.

- Disculpen, debo irme - pasó por el costado de Ivanov saliendo rápidamente del lugar mientras todos le miraban. No llegó muy lejos cuando el búlgaro lo alcanzó, agarrándole del brazo para que se detuviera, Volkov se mantuvo con el cuerpo al frente, a la espera de que el otro le soltara.

- ¿Qué te pasa? - ante aquella pregunta el ruso suspiró, le pasaban tantas cosas.- Nada - respondió, aún de espaldas.

 - Entonces ¿por qué actúas así? - soltó su brazo, ambos se mantuvieron en la misma posición. - No sé de qué hablas 

- Volkov apretó sus labios lamentando ser un cobarde y no poder decirle todo lo que quería. 

 Comenzó a caminar nuevamente sin esperar que el otro lo siguiera, pero deseándolo con todas sus fuerzas. Al ver que esto no ocurría y que abandonaba las instalaciones del colegio solo, los ojos se le cristalizaron, estaba claro que no iba a ir en su búsqueda, no era lo suficientemente indispensable para ello, siempre había sido prescindible para los demás, nada cambió desde que era niño, siempre alguien mejor que él aparecía para desplazarlo. 

Hate & LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora