Capítulo 16 - Distintos caminos

740 90 32
                                    


Las cosas continuaron su curso, Horacio y Volkov no quisieron ponerle un nombre a lo que sentían, simplemente dejaron que todo fluyera. Miradas, sonrisas, besos fugaces, charlas, su relación floreció como si su destino fuera estar juntos, no podían evitar buscarse.

El mes luego de terminar las clases lo habían pasado la mayoría del tiempo juntos, en casa de Gustabo, en casa de Viktor e incluso el ruso lo había llevado a su lugar especial, donde apreciaron juntos el atardecer mientras armaban una carpa improvisada para pasar la noche frente a aquel lago. Una vez que la carpa estuvo armada se colocaron uno junto al otro, apreciando sus rostros, sus miradas decían lo que sus voces no expresaban, lentamente fueron acercándose hasta sellar el momento con un beso que apenas dejó sentir el roce de sus labios, los últimos rayos de sol bañaban sus rostros, dándole un toque mágico.

Terminaron el beso apreciándose, Viktor colocó su mano derecha en la mejilla de Horacio, acariciando esta con uno de sus dedos mientras sus ojos demostraban cuanto le quería. El chico de ojos bicolores disfrutaba del toque, dejando ir un suave suspiro a través de sus labios, suspiro que no pasó desapercibido por el ruso, que observaba nuevamente los labios para volver a besarlos, acción que llevó a cabo después de unos segundos, saboreando los belfos con sabor a fresa, ese sabor que lo volvía loco.

Los dedos de Volkov paseaban por la delicada piel de las mejillas del contrario realizando pequeños movimientos, mientras su otra mano iba a parar a la cintura del de cresta, Horacio correspondió el beso inclinando su cabeza para tener un mejor acceso a la boca del contrario, dejando que sus lenguas comenzaran un suave vaivén.

Llevado simplemente por la necesidad de contacto las manos de Viktor comenzaron a deslizarse por debajo de la sudadera del menor, haciendo que este se alejara mirando a sus ojos.

- ¿Puedo? - susurró el ruso, los ojos grises se mantenían puestos en los del moreno.

Horacio no respondió, acercó su boca nuevamente para retomar el beso en señal de que podía hacer lo que quisiera con él y estaría encantado. Dejó que Volkov subiera aún más sus manos, provocando un leve escalofrío debido al contacto con sus terminaciones nerviosas, haciendo que los bellos se le erizaran.

Viktor se encontraba embelesado ante el tacto, sus dedos recorrían la suave piel, primero la cintura, luego los abdominales hasta terminar con ambas manos en su espalda, acercándose más al moreno llevándolo hacia el suelo. El de cresta se recostó sobre el saco de dormir, dejando que el ruso se colocara sobre él, sin romper el beso continuó con su exploración, deshaciéndose de las prendas superiores de Horacio, por suerte para ambos, el verano se acercaba, por lo que la noche era calurosa.

Separó sus labios, dejando varios besos por la cara del contrario, dirigiéndose hacia su cuello donde se mantuvo más tiempo succionando y dejando pequeñas marcas, deslizó su mano izquierda por el costado del menor hasta llegar al borde del pantalón de este, Horacio colocó su mano sobre la del ruso para detenerlo, subiendo nuevamente la mano hacia su tórax. Volkov sintió el toque del de cresta sobre su piel, realizando las mismas acciones que él con anterioridad había llevado a cabo, sus ojos bicolores lo observaban, brillantes.

- Hagámoslo juntos – susurró contra su boca.

Esa noche, bajo las estrellas, Viktor conoció un lado de él que creía no poseer, un lado que solo Horacio lograba despertar.

El mes pasó demasiado rápido, Volkov se encontraba en casa de Alexander, su amigo se iba a estudiar a otra ciudad, gracias a sus buenas notas había recibido una beca que no desaprovecharía, por lo que el ruso decidió pasar a decir adiós.

- ¿Estás seguro que no puedes arreglar las cosas con Emma? - consultó a su amigo desde la puerta, observando cómo Ivanov colocaba ropa dentro de la maleta.

Hate & LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora