Capítulo 9 - Sin control

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Las nubes grises opacaban el paisaje, las personas correteaban de un lado al otro tratando de protegerse de las incesantes gotas que habían comenzado a caer sin pausa.

Viktor observó el exterior, tan falto de vida en estos helados meses de invierno, se sentía nostálgico, extrañando un país que apenas conocía. 

Por el contrario, el lugar donde se encontraba, su salón de clases, estaba envuelto en un caos, donde lo único que se lograba escuchar era el parlotear de sus compañeros, emocionados por el advenimiento de las vacaciones de invierno, podría decirse que incluso él estaba un poco emocionado por no tener que volver al instituto por dos semanas.

- Viktor ¿Tú que harás? - Alexander le dedicaba una mirada curiosa, mientras los demás que se encontraban en el círculo formado minutos antes, le dedicaron su atención. 

- Quedarme en casa supongo - nunca se le ocurrió hacer otra cosa que aprovechar esas semanas para dormir y dibujar, últimamente lo hacía mucho. - No puedes quedarte solo en tu casa - objetó Horacio 

- ¿Qué hay con divertirse, salir de fiesta? - Viktor posicionó sus ojos en el de cresta. 

- Yo me divierto - una carcajada en conjunto hizo que el ruso frunciera el ceño - a mi manera - dijo en voz baja refunfuñando. 

- Ya, no se rían - Chris trató de detener la burla, sin embargo tenía una pequeña sonrisa de lado, denotando que aquello le parecía gracioso también. 

 Volkov suspiró dejando entrever una mueca parecida a una sonrisa, entendiendo que sus compañeros no lo hacían maliciosamente. 

Las últimas semanas las cosas habían ido bien, logró disculparse con Alexander unos días después de su altercado, alegando que sólo estaba estresado porque su madre trabajaba más de la cuenta y le preocupaba, situación que no era del todo mentira, pero sospechaba que esta tenía un novio y por eso llegaba tarde a diario, tampoco le había preguntado, le estaba dando su tiempo de decírselo. Alexander entendió, el enojo se le pasó en pocos segundos, abrazándolo y diciéndole que era imposible estar enojado cuando eran amigos desde pequeños y peores desplantes había aguantado el búlgaro de su parte. A Víktor le alegró, y a pesar de que aún sentía una espina en su corazón cada vez que lo veía junto a su novia, lo toleraba, pensando en las palabras de Horacio. 

 La relación con el de cresta después de aquella tarde era cómoda, Horacio no se mostró enfadado al día siguiente por la pregunta que le había hecho, de vez en cuando este iba a sentarse donde se encontraba el ruso o compartía su mesa en la biblioteca. No podía decir que era la mejor relación, pero después de cómo había comenzado todo se podía decir que así estaba perfectamente bien.

 Gracias a que avanzaron en ello era que el grupo estaba prácticamente cerca todo el tiempo, aunque Volkov disfrutaba de sus tiempos en soledad, también se sentía agradecido de no estarlo siempre.

- Yo creo que me iré unos días - habló el búlgaro respondiendo a la pregunta que él mismo hizo con anterioridad - los padres de Emma tienen una cabaña - pasó su brazo por la espalda de la rubia atrayéndola hacia sí - ¿No es verdad mi amor? - esta asintió e Ivanov plantó un sonoro beso en su mejilla.

Viktor no pudo evitar hacer una mueca de incomodidad al presenciarlo, por mucho que intentara que no le afectara le era imposible. Intentando desviar sus ojos de ellos dos estos cayeron en los de Horacio quien lo miraba con intensidad, a sabiendas de lo que podía estar pasando por su cabeza, el de cresta le sonrió intentando transmitirle tranquilidad.

- Creo que iré a comprarme algo - se levantó - ¿Quién quiere venir? - hizo una seña a Viktor para que lo acompañara. - Yo voy - habló rápidamente el ruso, comprendiendo lo que estaba haciendo. 

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