Capítulo 12 - Secretos

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Faltaba un mes para que comenzaran las últimas pruebas, una señal de que el final de su ruta como alumnos de secundaria estaba cerca, pronto elegirían qué camino tomar en sus carreras universitarias.

 
La primavera había llegado y con ella el suave olor de las flores y la calidad brisa que a muchos solía gustarle pero que a Viktor le agobiaba, él prefería el frío, no entendía a esas personas que les gustaba el calor, vivir sudados todo el tiempo, sin poder pasear porque el sol te quema la piel, apenas pudiendo dormir por los insectos, no los entendía, quizás lo único bueno eran las largas vacaciones, donde podía distenderse y dibujar sin preocupaciones.

El grupo que se había formado desde hacía semanas, donde se encontraban Greco, Chris, Jack, Alexander, Gustabo, Horacio y finalmente Volkov había acordado juntarse en la biblioteca esos días para poder estudiar en conjunto y así obtener mejores notas, en el último año las notas lo eran todo, cuanto mejores fueran, más posibilidades de ir a una de las mejores universidades, por lo que aquello parecía una casería, todos compitiendo por obtener el premio mayor.

Se encontraban esperando en la cafetería, ese sería su lugar de estudios, los únicos que faltaban eran Alexander y Greco. El primero por estar con su novia y al segundo seguramente se le había olvidado que acordaron encontrarse allí.

Cuando el grupo estuvo completo, comenzaron a dividirse los temas para poder estar mejor organizados. A lo largo de la tarde, mientras se pasaban apuntes y hacían resúmenes, Viktor miraba a Horacio de reojo, a pesar de que ya hablaban con normalidad, el ruso sentía que algo se le escapaba con respecto al de cresta, sin embargo no podía descubrir que era y eso lo tenía inquieto.

El moreno actuaba con normalidad, al menos la mayoría de las veces, charlaban, bromeaban, e incluso salían después del colegio. Lo único en lo que Horacio se mostraba incomodo era en las reiteradas veces que el ruso le preguntaba por sus heridas, o el motivo de sus faltas a clases, Viktor sabía que se estaba pasando la línea con su insistencia, pero verdaderamente se preocupaba, conocía esos patrones y no le agradaba como terminaba la historia. Sin embargo, por más insistencia que pusiera, el de cresta jamás le decía el motivo verdadero, simplemente se inventaba alguna excusa y cambiaba de tema.

Algunos días simplemente se mantenía alejado junto con Gustabo cuando las heridas eran notorias, y Viktor prefería darle su privacidad, si tenía que decirle algo lo haría en el momento adecuado, eso esperaba.

Pasaron en aquel lugar al menos dos horas hasta que el sol comenzó a ponerse dando paso a una estela de colores anaranjados. La mayoría consideraba que era demasiado temprano para volver a sus casas por lo que se dirigieron a un local de recreación para pasar el tiempo, los únicos que declinaron la salida fueron Gustabo y Alexander.

Viktor pensaba en negarse pero últimamente le apetecía salir, al menos si el de cresta estaba allí sería una buena idea, por lo que aceptó, estaría una hora y luego se iría, tampoco quería que se le hiciese muy tarde.

Una hora se convirtieron en dos, el ruso se estaba divirtiendo, al menos hasta que Horacio recibió una llamada y su cara sonriente cambió a una seria.


- Ya vuelvo - dijo mientras levantaba el móvil llevándolo a su oreja y saliendo del lugar, bajo la atenta mirada del ruso.

Después de quince minutos Volkov comenzó a preocuparse por lo que decidió salir en su búsqueda. Horacio no se encontraba a la entrada del lugar, realizó paneo del lugar por si estaba en las cercanías, nada, el de cresta no se encontraba allí, quizás le surgió una emergencia y por eso se fue, pensó el ruso, de otra forma no se explicaba su cambio de actitud al recibir la llamada o el por qué se había ido sin decir nada.

 
Con esa idea comenzó a caminar a su casa, si el moreno no se encontraba allí, no le apetecía quedarse.

Al llegar a su hogar comió algo de sobras que quedaron del almuerzo, dirigiéndose luego a su cuarto. Ingresó a este arrastrando los pies, el día había sido agotador, sus párpados se sentían pesados. Tomó asiento en la cama, sacando su teléfono móvil y enviando un corto mensaje a Horacio, asegurándose de que estuviera bien, dejó el teléfono a un lado y observó su pared, donde varios de sus dibujos se encontraban pegados, entre ellos destacaban los últimos, siempre la misma silueta, los mismos ojos, la misma cresta. Viktor no entendía su obsesión con dibujar a Horacio, pero era lo que le traía paz últimamente, desde que había hecho el primer boceto no pudo detenerse, perfeccionando cada vez más los detalles que iba percibiendo del menor.

Se recostó sobre las sábanas, observó la pantalla del móvil por si el moreno le había contestado, pero allí no tenía nada, cerró sus ojos esperando que todo estuviera bien.

Cuando Horacio no apareció al otro día por el instituto no se sorprendió, la preocupación ocupaba todo su ser, ¿y si le había sucedido algo? Quizás por eso no le contestó, seguramente algo le pasó, tenía que saber si estaba bien, y solo una persona podría saberlo.

Esperó hasta el receso, el día está a particularmente soleado por lo que la gran mayoría del alumnado se dirigió al patio, Viktor observaba a Gustabo desde lejos esperando a que se quedara solo.

- Gustabo - lo llamó una vez que las dos chicas con las que hablaba se alejaron. Estaba nervioso, por alguna razón siempre se había sentido intimidado por el rubio.

- ¿Si, que quieres? - este lo miró, dedicándole toda su atención.

- Eh - comenzó aún nervioso - solo me preguntaba - trataba de hilar sus pensamientos con las palabras que quería decir - bueno ayer Horacio se fue...- se detuvo, quizás aquello no era de su incumbencia, quizás el de cresta solo tenía ganas de faltar y no tenía nada que ver con su ida abrupta de la noche anterior.

- ¿Vas a hablar o no? No tengo todo el día- pronunció con fastidio.


- Solo me preguntaba si Horacio estaba bien.

- ¿Y por qué no lo estaría? - el rubio se acercó clavando sus ojos en los del ruso- ¿qué sabes?

- N-no... - trago saliva - no sé nada - aclaró, los ojos azules del rubio le perforaban intentando saber si lo que decía era cierto – solo que ayer se fue sin despedirse y eso...- fue apagando su voz poco a poco, ante la cercanía del contrario.

- Bien - se alejó - no te preocupes Horacio está bien, cuando vine estaba durmiendo plácidamente - luego de decir eso se fue dejando al ruso plantado en medio del patio.
¿Qué acababa de decir? ¿Qué quería decir con que lo había dejado durmiendo?

Viktor comenzó a sentirse tonto, tonto por preocuparse, tonto por preguntar por Horacio, tonto por aquella vez que preguntó por la relación que mantenía con Gustabo y luego creyó que era una pregunta fuera de lugar porque solo eran rumores.

Si, era un tonto por creer que el menor era diferente, por pensar que no le ocultaría cosas, si apenas se conocían, que Horacio haya descubierto su secreto no le daba el derecho de saber los de él, y por lo que se veía tenía muchos que no quería contar.

Apretó sus manos en puños tratando de tranquilizarse, Horacio había decidido irse la noche anterior a casa de Gustabo sin decirle a nadie, durmió allí y no fue siquiera capaz de responder a su mensaje.
¿Por qué se sentía tan alterado?

Quizás por que pensaba ingenuamente que eran amigos, pero los amigos se tenían confianza ¿No?

Respiró hondo aflojando sus puños, debía hablar con Horacio y ese era el mejor momento, tomó su mochila y como pudo salió del instituto en dirección a casa de Gustabo.

Hate & LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora