Después de darse cuenta de que iba todo, Volkov quería que se lo tragara la tierra, o al menos, que el profesor dijera que estaba equivocado y que Horacio no haría pareja con él para una tarea. Pero sabía que eso no sucedería, por lo que debía adecuarse, al menos hasta acabar la tarea, a trabajar con él y hablarle, así terminaría lo más rápido posible.
¿El problema? Era una tarea de investigación para entregar en un mes, un mes en el que debía tolerarlo, no estaba muy dispuesto a aquello.Fue por eso que apenas sonó la campana, no esperó a que su compañero le dijera algo más, con su mochila en el hombro salió disparado hacia la biblioteca, al menos allí creía tener algo de paz, y sobre todo, soledad.
No quería ser descortés, sabía que realmente no tenía motivos de fuerza para odiarlo, era algo que simplemente no podía evitar, algo en él no le cuadraba.
Una vez llegó a aquel espacio donde los libros estaban por doquier, se colocó los auriculares, logrando aislar los sonidos del exterior, aunque dentro de aquel lugar no había más que silencio, lo cual agradecía.
La música comenzó a sonar, logrando relajarlo un poco, al menos hasta que vio al de cresta, parado en la puerta, buscando algo. Noto claramente como su sonrisa se amplió al verlo, acercándose a él de inmediato.
Observó tranquilamente como Horacio se acercaba a su mesa ¿acaso nunca dejaba de sonreír?
Se sentó en la silla que tenía en frente, en ningún momento apartó sus ojos, eso lo ponía bastante nervioso, pero trató de ignorarlo.
Volkov intentó no hacer caso a aquella presencia siéndole prácticamente imposible, sentía sus ojos sobre él. Frustrado por su inefectivo intento de no prestar atención, llevó su vista hacia Horacio, fue allí cuando pudo divisar más de cerca sus golpes, en el salón había estado tan distraído, que no se dio el tiempo de hacerlo.
Parecía que cada herida era dolorosa, sobre todo la que tenía en sus labios, no pudo evitar hacer una mueca, vio como la sonrisa del moreno vacilaba por un momento, pero pronto volvió a estar como antes.
Se quitó los auriculares, para poder escuchar lo que tenía que decirle, el motivo ya lo sabía, así que cuanto más rápido organizaran todo, mejor.
Esperó a que el otro hablara, pero eso no estaba pasando, lo que provocaba que su humor fuera nublándose.
- ¿Tienes algo que decir? – la paciencia no era su fuerte.
- ¿Cuándo comenzamos? – el moreno colocó su brazo bueno sobre la mesa, apoyando su cabeza sobre la mano que quedaba ligeramente levantada, la vista en ningún momento fue apartada del ruso.
- Tenemos un mes para hacerlo – refunfuñó Volkov, se negaba a revelar que en realidad, ni siquiera sabía de qué iba el trabajo por no prestar atención.
- Lo sé – la mirada que Horacio le estaba dando, lo ponía demasiado nervioso – pero es mejor hacerlo con tiempo – aquella respuesta lo descolocó, no pensaba en él como alguien responsable – propongo juntarnos aquí en las tardes, si eso te parece bien.
El ruso simplemente asintió, dando por terminada la charla. Volvió a colocarse los auriculares, clavando su vista en el libro que tenia sobre la mesa, al menos, hasta que sintió que Horacio se levantaba, retirándose del lugar. Suspiró con pesadez, le sabía mal ignorarlo de aquella forma, se sentía culpable, porque posiblemente decidió no intervenir en una situación que por lo visto, involucraba a su compañero de clase y en donde salió muy lastimado, pero tampoco quería sentir lástima por él, a su entender la lastima era un sentimiento que nadie se merecía.

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Hate & Love
FanfictionVolkov siempre ha estado enamorado de su mejor amigo. ¿La cuestión? Es demasiado cobarde para decírselo, además, Ivanov nunca ha mostrado interés por los chicos. Sus problemas comienzan a intensificarse cuando alguien nuevo aparece en escena. Hor...