6- Mi Primera Cita

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-Quizá fuera un gato.

Maiko empujaba la escoba con energía hacia el asfalto de la calle. Con el chaparrón de la noche anterior, la entrada de la farmacia se había llenado de lagunas y la señora Yamagawa nos había pedido que la adecentáramos un poco.

-No lo sé -con un tirón seco, corté un buen trozo de papel absorbente del rollo que tenía apoyado en el último escalón de la escalera donde estaba subida, lo doblé varias veces y froté el cristal del escaparate con él para secarlo-. Un gato no podría haberse subido a esa ventana. ¿Desde dónde va a saltar, desde el balcón del señor Hitoshi a diez metros? Aparte de que los gatos odian el agua.

-¿Un pájaro?

-Los pájaros no salen de noche, Maiko-le di la vuelta al papel y seguí frotando -. Además... nadie se asustaría ni por un pájaro ni por un gato. Era otra cosa.

Maiko descansó un poco con la escoba y se volvió hacia mí.

-¿Un fantasma?

Reí.

-¿Crees en fantasmas, Maiko?

-En Musutafu puedes creer en todo. Yukio se convierte en agua, ¿no?

Bueno, tenía razón. Si el ochenta por ciento de la población mundial desarrollaba dones inimaginables y los villanos usaban los suyos para hacer daño, los fantasmas eran como payasos de televisión.

-No era un fantasma-dije con el ceño fruncido.

La señora Yamagawa salió a la puerta de la calle con el móvil en la oreja. Estaba hablando con alguien y, por la forma de contestar, no parecían buenas noticias.

-Sí... sí. Lo tendremos... muchas gracias. Buenos días.

Maiko y yo nos quedamos mirándola hasta que apagó la pantalla de su teléfono móvil y se lo guardó en el bolsillo de la bata.

-Dejad lo que estáis haciendo ahora mismo y entrad-nos ordenó.

Bajé de la escalera peldaño por peldaño y Maiko dejó de barrer el agua. Se acercó a ella.

-¿Qué ha pasado?

Hiriko esperó a que las dos llegáramos a su lado y entramos las tres en la farmacia.

-Al parecer se están produciendo altercados en la ciudad-nos explicó -. Me acaba de avisar la policía de que hace ya varias noches que están desvalijando comercios por el sistema del butrón.

Maiko y yo escuchábamos muy atentas.

-Justamente ayer en la madrugada, una camioneta se empotró contra la puerta de una farmacia que se halla a tres manzanas de aquí.

Me horroricé. Podría haber sido la nuestra.

-¿Y... cuánto se llevaron? -preguntó Maiko preocupada.

- Cuarenta mil yenes-Hiriko se llevó dos dedos a la frente-No entiendo cómo dejan tanto dinero en la caja durante la noche. Pero eso no es lo más extraño. Se llevaron todos los medicamentos en los que su compuesto principal es la morfina... comprimidos, parches, inyectables...

-La morfina sólo se vende con receta médica... -dijo Maiko.

-Eso es exactamente lo que dijo el policía que me llamó. Da la casualidad de que todos los establecimientos que han sido afectados eran farmacias. Parece que están buscando exactamente esa droga para llevársela.

La morfina es un alcaloide que está presente en el opio y que se prescribe para tratar dolores intensos, como las molestias post quirúrgicas y los dolores provocados por el cáncer.

Yakusoku - PromesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora