15- Policía De Musutafu

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Hiriko Yamagawa quiso abrir la farmacia al día siguiente.

Había llamado a la compañía aseguradora y le dijeron que acudirían al otro día aprovechando su presencia allí para hacer el peritaje y valorar los daños sufridos cuanto antes. Le recomendaron que si poseía cámaras de seguridad se las hiciera llegar a la policía para su investigación. La señora Yamagawa les dio las gracias y colgó.

Había llamado por teléfono a Maiko para avisarla de que podría retomar su trabajo al otro día, pero al llamar a Verónica no contestó al teléfono. Probó media hora más tarde, pero tampoco obtuvo respuesta por su parte y marcó de nuevo el número de Maiko.

-Qué extraño-le dijo la chica-. Ella siempre lleva su móvil encima.

Maiko tranquilizó a Yamagawa y se ofreció a ir personalmente su casa. Así daría también un paseo.

Maiko llegó a media tarde al apartamento de Verónica con la esperanza de encontrarla allí. Era una tarde soleada y tranquila, ideal para dar una vuelta y tomar un té en algún sitio o simplemente para pasar la tarde en el apartamento contándose sus cosas.

La chica llamó varias veces a la puerta, pero no abrió nadie.

Maiko empezó a preocuparse.

Sacó su teléfono móvil de la mochila y volvió a llamarla.

Nada.

Maiko pensó entonces en llamar a la policía. Verónica era una chica extranjera que vivía sola en Musutafu. No tenía a nadie en muchos miles de kilómetros a la redonda, tan sólo a ella, a Yamagawa y a... Yukio.

Llamó por teléfono a casa de sus padres desde la misma puerta del apartamento.

-Hola, soy Maiko-cogió su madre el teléfono-. Quería saber si Yukio está en casa con...

-Hola, Maiko-, dijo la mujer-. Yukio hace días que no está en casa. Dejó el trabajo en el restaurante de su padre y se independizó hace días.

Maiko se quedó de piedra. No tenía ni idea de aquello. ¿Lo sabía Vero?

-Vaya... -dijo la chica-. ¿Podría darme su número de teléfono? Estoy buscando a alguien que podría estar con él. Es importante.

La madre de Yukio le pasó el número a Maiko, esta le dio las gracias y colgó.

"Aquí pasa algo", pensó ella.

Maiko marcó el número de Yukio y... al fin.

-¿Quién es? -dijo al otro lado de la línea.

-Soy Maiko, de la farmacia-contestó ella-. Estoy buscando a Vero-san, ¿está contigo?

Silencio al otro lado.

-¿Quieres hablar con ella? -escuchó al fin.

-Sí, por favor, estamos buscándola para trabajar.

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Yukio se acercó a mí con el teléfono en la mano. Ya se habían ido los hombres que allí estaban reunidos y me había quedado sola con Yukio y el jefe. Mi teléfono no había parado de sonar desde hacía un buen rato y Yukio lo había apagado harto de oírlo.

Seguramente estaban buscándome.

-Es tu amiga-me dijo en voz muy baja-. Dile que estás conmigo y que estás bien. No digas dónde ni cómo o te arrepentirás.

Yukio me puso el teléfono en la oreja.

-Hola, Maiko-le dije intentando parecer natural.

-Vero-san, ¿dónde estás? Te he llamado mil veces.

Yakusoku - PromesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora