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Astrid y yo volvimos tres veces más, ha pasado 1 mes y medio desde la primera vez que vinimos.

— si no lees "Alicia en el país de las maravillas" jamás te lo perdonaré. — me dijo James.

— no suena tan interesante.

— ¿cómo no puede sonar interesante una niña que se crea un nuevo país donde las flores hablan o que haya un conejo con traje y reloj que también habla? — lo miré obvia. — léelo, por favor.

— ¿cómo decirte que no? — respondí y me besó.

No era nada formal. Sólo casual.

Cada vez que venimos siempre nos quedamos todo el día y ellos apartan como pueden sus agendas para vernos.

— ¿y Steve y Howard? — pregunté.

— supongo que no vendrán, pero puede que en algún momento lleguen, en serio quiero presentartelos, a ti y a Astrid.

— ¿son importantes para ti?

— Howard no mucho, pero Steve sí, es mi hermano, crecimos juntos. — sonreí.

— lo nuestro no es formal.

— al menos que conozcan a las nuevas dos integrantes del grupo. — sonreí e iba a tomarle a mi trago pero mis ganas de vomitar volvieron a aparecer.

Tenía un mes con náuseas, mareos, vómitos, antojos –los asgardianos somos muy conocidos por nuestro enorme apetito, imagínense tener antojos.– y descontrol de mis poderes.

— ¿estás bien?

— sí, estoy bien. — respondí. — olvídalo. — salí corriendo al baño y vomité.

¿Se lo digo o no se lo digo?

Volví con James.

— ¿necesitas que te lleve al hospital?

— estoy embarazada. — solté justo cuando Margaret y Astrid se acercaron.

— ¿qué?

— como escuchaste, estoy esperando un bebé tuyo.

— ¿mío?

— no puedes decirle que no es tuyo, conozco a mi hermana. — me apoyó Astrid.

— metiche.

— te estoy ayudando. — dijo.

— felicidades, Ingrid. — dijo Margaret abrazandome.

— muchas gracias, Margaret. — me separé de ella y miré a James. — James...

— tengo que... procesarlo. — tomó su trago y se alejó.

— va por cigarros.

— no es divertido, Margaret.

— nunca dije que lo fuera. — respondió ella mientras veíamos a James al otro lado de la barra, pensativo.

— ¿y lo tendrás?

— ¿tengo de otra? — pregunté.

— existe el aborto. — mencionó.

— en Asgard no existe eso, a menos de que ella lo pierda involuntariamente.

— cuando nuestros padres aún eran novios, planeaban jamás decirle a nuestro abuelos sobre su noviazgo, mamá era una pueblerina y papá es un príncipe.

— y eso no le agradó tanto al abuelo, pero tuvieron que decirselos porque mamá iba a tener a Ingrid.

— después de mi nacimiento se casaron. — terminé de contar. — si existiera el aborto en Asgard yo no habría nacido y hubieran tardado más en casarse.

Amor Destinado [Steve Rogers] [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora