Llegamos a su departamento, allí estaba un hombre rubio dormido en el sofá.
— él es Steve. — asentí. — tiene el sueño pesado, así que... no te preocupes por él.
— ¿y por qué me preocuparía por él? — sólo sonrió caminando hacia el librero y tomó un libro pequeño y grueso. — ¿es ese?
— sí, se llama el "Señor de los Anillos". — me lo dio. — cuídalo bien.
— lo cuidaré muy bien.
— eso espero.
— soy muy buena cuidando libros, no te preocupes. — asintió y nos sentamos en el otro sofá, ahí comencé a leer la primera página pero cuando quise voltear la hoja para leer la siguiente página, James no me dejó, estaba leyendo. — ¿quién se supone que está leyendo? ¿Tú o yo?
— ¿ambos? es mi libro. — sonreí casi riendo, nos quedamos mirando y luego se fue acercando hasta besarme.
El beso comenzó a subir de tono, dejé a un lado el libro y tomé de las mejillas a James mientras él me tomaba de la cintura, me senté en sus piernas y comenzó a bajar las manos.
— si vas a venir a hacer eso con alguien, mínimo váyanse a tu habitación. — dijo su amigo despertándose de mal humor.
— creo que te fue mal en la misión.
— Bucky...
— ¿quieres seguir en mi habitación? — preguntó mientras su amigo se iba a su habitación.
— ¿iremos a tu habitación?
— se quedará dormido en cuanto toque la cama. — dijo comenzando a besar mi cuello y así seguimos.
No es necesario dar detalles de lo que ocurrió después.
[...]
Nos dimos un baño y regresamos al bar.
— ni una palabra de esto a Margaret ni a Astrid.
— ¿por qué le diría a la agente Carter?
— porque seguramente te preguntará y parece que ya es amiga de mi hermana.
— bien, no diré nada pero cuida muy bien de ese libro.
— lo haré. — asintió y nos acercamos a ellas.
— se tardaron demasiado en ir por un libro.
— me distraje leyendo las primeras páginas.
— no me sorprende, eres una come libros, ¿sabían que nuestra biblioteca tiene más de 10,000 libros e Ingrid ya los leyó todos? Yo sólo llevo 2,790. — contó y me sonroje.
— con razón se le nota la inteligencia a kilómetros. — dijo James.
— gracias por el cumplido.
— no es nada, Alteza.
— ya deben estar preguntando por nosotras, lo mejor es que ya nos vayamos pero volveremos.
— ¿el tiempo en Asgard es el mismo que en la Tierra? — negamos.
— pero sabemos calcular cuánto tiempo ha pasado en la Tierra y en Asgard, así que... — miré a Astrid.
— vendremos en dos semanas a la misma hora.
— aquí las esperaremos, tal vez para la próxima podamos presentarles a Steve y a Howard.
— claro. — respondimos.
— Barnes, ¿por qué no las acompañas?
— no es necesario, gracias, los vemos en dos semanas. — nos despedimos, James tomó mi mano y la besó.
— espero con ansias que pasen esas dos semanas.
— lo dices por tu libro, ¿verdad?
— ¿qué otra razón habría?
— ojalá que ninguna. — sonrió al igual que yo y ambas salimos del bar para dirigirnos de nuevo a las afueras de Brooklyn.
— y dijiste que no caerías fácil ante un midgardiano.
— yo no caí ante un midgardiano.
— ¿y ese chupetón en el cuello? — me toqué el cuello. — mentira, no tienes nada pero me acabas de dar la razón.
— en ese caso, el midgardiano fue quien cayó ante mí, ¿no crees?
— ¡Heimdall! — gritó. — no, la verdad no lo creo. — se abrió el puente arcoíris y regresamos a Asgard. — gracias, Heim.
— ¿qué tal su visita a Midgard?
— mejor de lo esperado, gracias por preguntar. — respondí y regresamos al palacio, ya estaba anocheciendo, así que no faltaba tanto para la cena.
Llegamos al palacio justo para la cena y nos dirigimos directamente al comedor.
— ¿qué tal su visita a Midgard? ¿Se divirtieron? — preguntó mamá mientras nos sentábamos.
— demasiado diría yo. — respondió Astrid y la pateé por debajo de la mesa.
— ¿y ese libro, Ingrid? — preguntó mi tío.
— me lo prestó un amigo de Midgard.
— ¿amigo? ¿Tan pronto? — preguntó papá y asentí.
— Astrid también ya hizo una amiga, ambos son militares de Estados Unidos.
— ni idea de dónde queda eso.
— mamá nos dijo que fuéramos a Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos de América. — conté y mis padres se miraron.
— Sigrid... cariño. — le habló mi abuela.
— conozco ese lugar, sé que les gustaría. — contó pero se notó que mentía, vamos, soy hija del dios del engaño.
— bien, no diré más.
— ¿y de qué trata el libro?
— sobre una clase de enano llamado hobbit junto a un grupo de otros enanos y guerreros que deben escoltar un anillo a cierto lugar para destruir ese anillo, según él hay magos, brujas, princesas mágicas, elfos, enanos y cosas así.
— supongo que te lo recomendó porque le contaste que eres de Asgard. — dijo mi abuelo y asentí. — y si una lo dijo, seguramente la otra también. — supuso ahora mirando a Astrid.
— para qué digo que no, si sí. — respondió mi hermanita y todos reímos.
— ¿y cómo se llaman sus amigos?
— James y Margaret. — respondió Astrid y mis papás se volvieron a mirar.
— nos alegramos que se hayan divertido en su primera vez yendo a Midgard.
— ya era hora de que fueran, no sé cómo se han atrevido a ir a Jotunheim después de cómo es Laufey.
— sólo quisimos ampliar la familia pero ese gigante de arándano no conoce esa palabra. — dije.
— ¿gigante de arándano? — preguntó mi tío.
— por lo azul. — asintió riendo.
— ya terminé. — dije, tomé el libro e hice una pequeña reverencia. — me retiro, con permiso. — avisé y salí del comedor para ir a mi balcón favorito para leer el libro.
Está interesante y entretenida la trama, puede que hasta sea mi libro favorito hasta ahora, claro, luego de los libros sobre las historias de Stulanem antes de que un titán llegara a invadir en busca del Teseracto, el cual es originario de aquí pero por alguna razón llegó a Stulanem.
A decir verdad, las historias que se les ocurre a los midgardianos son buenas, esta es un ejemplo de una.
El sueño comenzó a invadir mis párpados, provocando que estos se fueran cerrando poco a poco, me levanté, fui a mi habitación, me cambié y me acosté en mi cama, dejando el libro en mi mesa de noche.
Mañana le seguiré a ese libro.
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Amor Destinado [Steve Rogers] [Bucky Barnes]
FanfictionDicen que cuando una pareja está destinada en un universo, están destinados a estar juntos en el resto de universos, sin importar lo que ocurra. Pero también dicen que no siempre es así. Este es el caso de Ingrid Lokidottir con Steve Rogers y Bucky...