Delito

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- No es lo que parece - dijo Erick con nerviosismo - Puedo explicarlo...

- Silencio - dijo Madame alzando su mano con la palma mirando hacia Erick en señal de que no quería escucharlo

- Pero Madame, yo...

- Boris - dijo dirigiéndose a su chofer - sube a esas personas al automóvil de Iván y llévalos al hospital, nos encontraremos todos allá... Iván tu conducirás mi auto, Alón sube al asiento del copiloto...y en cuanto a ti - le dijo acerándose lentamente a Erick - ¿En qué pensabas al apuntar con un arma a mis nietos?

- Le juró que no quería lastimarlos...

- Sube al auto, no intentes escapar -le dijo mientras tomaba al joven fuertemente del brazo y lo obligaba a subir al asiento trasero, ella subió tras él y después de cerrar la puerta continúo diciendo en tono gélido- Te aseguro que pagarás por esto... haré que te ejecuten en el centro de la plaza

Erick sin poder asimilar lo que pasaba guardó silencio, mientras Boris terminaba de subir y acomodar lo mejor posible a las personas heridas en el auto negro, tras ver que el chofer partía de vuelta al pueblo, Iván comenzó a seguirlo acelerando la velocidad. Entrando en pánico con mil ideas en su cabeza, todas en donde terminaba muerto o encarcelado de por vida, Erick miró con odio a la mujer a su lado y en tono irónico completamente irrespetuoso le preguntó:

- ¿Está segura que no prefiere que me baje?... solo estamos a 20 minutos caminando del pueblo - la mujer lo miró incrédula mientras el chico continúo diciendo en tono burlesco - Sus adorables nietos quizás se enfermen al estar en el mismo vehículo que yo

- Es por eso que ambos van en los asientos delanteros - le respondió indiferentemente - Yo en cambio haré el gran sacrificio de sentarme a tu lado con tal que recibas tu merecido...

- No debería hacer tales sacrificios a su edad Madame, no cuando un joven fuerte como yo puede caminar... le aseguro que no me volverá a ver

- Eres un mocoso insolente - dijo su abuela enfadada, manteniendo el volumen bajo de voz - Guarda silencio o te cortaré la lengua

El viaje al hospital fue mucho más rápido de lo que Erick jamás imaginó, el silencio sepulcral al interior del auto no ayudó a que el joven se tranquilizara, solo pensaba en escapar, sería fácil para él, aunque estaba agotado por el verdadero tiroteo en el que se vio envuelto hace tan poco tiempo, no sería la primera vez que debía hacer un esfuerzo mayor, con tal de salir ileso de una situación. "Apenas la puerta del auto se abra, escaparé", decidió Erick preparándose para salir corriendo, pero entonces la imagen amable de su padre apareció en su mente, recordando las palabras que este le dijo hace casi 7 años, en la prisión de su antigua vida, "Escapemos juntos de aquí, prometo que cuidaré de ti, serás mi hijo y nunca te faltara nada...solo debes ayudarme a salir, solo ven conmigo",

"Que idiota soy", se reprendió Erick mentalmente, "No fue mi culpa lo que pasó, lo que hice fue en defensa propia, si escapo todos asumirán que fue mi culpa, debo quedarme y defenderme. No puedo dejar que papá, piense que intenté matar a sus hijos y que lastimé a 6 hombres adultos solo por diversión, ni siquiera tenía de donde sacar una ametralladora, esto es ridículo"

El automóvil se detuvo frente a una edificación de cemento oscura, de 4 pisos, con varias ventanas, de las cuales algunas estaban cubiertas con rejas, sin perder tiempo Boris se bajó del vehículo que conducía y corrió a buscar ayuda al interior del edifico, a los pocos segundos un desfile de enfermeras, salió con varias camillas, rápidamente hicieron su trabajo y solo unos momentos después, los 6 atacantes estaban internados en una habitación en el interior del hospital.

Los sirvientes del HuérfanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora