Bienvenido a casa

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Un hombre moreno de unos veinte y tantos años, caminaba por la quinta de la mansión, había oscurecido hace 1 hora aproximadamente, y el joven Erick aún no había vuelto a casa, por esto,  el mayordomo informó a la guardia, y desde entonces la mayoría de los ellos  comenzaron a buscarlos.

 Solo los guardias de la mansión tenían permitido , recorrer los terrenos durante el anochecer e incluso los miembros de la familia  debían ser escoltados por uno de ellos,  si deseaban deambular a esas horas fuera de la mansión, ya que los terrenos montañosos  eran tan extensos, peligrosos y variados, que, si te alejabas de los jardines y el área habitable, fácilmente podías encontrar animales peligrosos.

En vista de la situación, en la cual, se encontraban los sirvientes decidieron buscar al joven, sin informar al Lord, la gran mayoría estaba ansioso, su joven señor no llegó a cenar, y como Madame y el Lord tampoco habían asistido, tenían algo de tiempo para encontrarlo antes que ellos notasen su ausencia.

Los hombres de la guardia, se habían separado para buscarlo, debían reunirse en su base, dentro de 1 hora , para informar si lo encontraban. Gennady era uno de ellos,  caminaba con nerviosismo y preocupación,  ya habían pasado unos 45 minutos desde que empezó su recorrido por la quinta, ya estaba por rendirse y buscar en otro sitio, cuando de pronto,  un escalofrío recorrió su espalda, y pareció escuchar en susurros la voces de unos niños, no alcanzó a distinguir lo que decían , bien pudo haber sido el viento, pero sin embargo,  apunto su linterna  hacia la dirección del sonido, viendo así al joven Erick a unos 20 metros de él.

El joven  esta solo a los pies del árbol más alto de la quinta,  la neblina y  la nieve que suavemente había caído le dificultaban la visión, pero estaba seguro de que se trataba de él,  corrió a socorrerlo, y al encontrarlo en evidente estado de pánico se arrodilló a su lado.

-          Erick – le dijo mientras intentaba llamar su atención – Mírame niño, todo está bien, intenta respirar conmigo, vamos…

Gennady comenzó a frotarle suavemente la espalda, mientras le decía palabras alentadoras. El joven lentamente comenzó a volver a la realidad, levantó la vista viendo como uno de los guardias de la mansión, estaba arrodillado su lado, hablándole suavemente tratando de mostrarle como respirar.

-          ¿Gennady? – preguntó Erick mucho más calmado, viendo a su alrededor, los niños ya no estaban, la linterna estaba tirada en el pasto y la oscuridad, a pesar de lo temprano que era, parecía ser aún mayor.

-          ¡Que susto me diste chico! – exclamó Gennady, olvidando todos los protocolos, cuando vio a su joven señor, en tales condiciones, sintió un miedo terrible - ¿estas bien?

-          Si – dijo Erick levantándose del piso, el hombre lo ayudó – no sé qué me pasó

-          Tranquilo todo está bien

 Gennady trato de consolarlo, su señor se veía más pálido de lo normal, miraba a su alrededor con ojos desorbitados como si tratase de buscar a alguien en la oscuridad, pero obviamente no había nadie, gran parte de la guardia lo estaba buscando, más él había ido solo a la quinta, si bien era un lugar extenso, de aproximadamente 3 hectáreas, no era tan grande, ni peligroso como otros sectores de la propiedad, por lo cual, no le pareció necesario ir acompañado, sabía que los demás iban en grupos de hasta 4 personas, en especial los que salieron hacia lo más profundo de la montaña.

Fueron días muy difíciles para todos en la mansión, pero Gennady en especial se sentía pésimo, él capataz de la guardia lo había reprendido severamente, por descuidar ese día a su joven señor, y no era para menos, él sabía que era su responsabilidad acompañar al joven Erick cuando salía de casa, pero ese día hubieron tantas complicaciones,  que ni siquiera había notado la ausencia del  joven, por eso, cuando hoy le avisaron de que nuevamente había desparecido, sintió pánico, ¡el joven Erick acababa de regresar a casa y él ya lo había vuelto a perder!, ¿Qué clase de guardaespaldas, era?

Los sirvientes del HuérfanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora