Bailamos?

1.9K 48 5
                                    


Narra Vanesa

Despierto temprano y no puedo dejar de mirar quien está a mi lado, apoyada en la almohada con el pelo revuelto dormida plácidamente, desnuda su espalda entre sombras, está preciosa Mónica y yo no puedo dejar de mirarla. Me levanto y voy hasta la ventana, comienza a amanecer, las musas acaban de entrar por la ventana y yo me recuesto en la cama con una libreta y comienzo a escribir...

Ayer la última sevillana la bailó conmigo....

Narra Mónica

La cena ha estado genial, los amigos de Cayetano son muy divertidos, hemos quedado incluso para jugar a padel... ya se está haciendo tarde, Sole y Mardy se han marchado pronto, mañana tenían trabajo, los compañeros de antena 3 junto con Miguel y Pablo se han marchado hace diez minutos.

Sólo quedamos Vanesa y yo, nos despedimos de Eva y Cayetano y salimos a la calle, la miro y le pregunto que si le apetece que vayamos a algún lado a tomar algo o nos vamos a casa ya, hace mucho frío y el taxi estará a punto de llegar.

V.- No quiero ir a tomar nada Mónica.- dije seria

M.- Bueno vale... entonces vamos a casa, puede dejarme el taxi primero a mí y después a ti que vives más lejos. ¿Te parece?.- le pregunto a Vanesa

V.- No quiero dejarte en tu casa.- dice muy seria

M.- Bueno pues tu dirás

V.- Sabes lo que quiero.- le digo a Mónica muy cerca de su oreja

M.- No se lo que quieres... ¿Dímelo tu?.- dije en voz baja mirándola a los ojos

V.- Quiero ..... quiero bailar una sevillana contigo!!!! .- dije estallando en una carcajada

M.- Que tonta eres Vanesa Martin.- dije riéndome yo también

V.- Vamos a mi casa y me enseñas esos giros de baile que haces tan bonitos

M.- Te voy a enseñar otros bailes que también se bailar, más latinos que las sevillanas.- dije con voz sensual

En ese momento llega el taxi y Vanesa entra corriendo y le dice con prisa al taxista la dirección de su casa y después me mira y me da el mejor beso que me han dado en mi vida. Seguimos besándonos dentro del taxi sin importarnos que el taxista nos haya reconocido o no, sólo estamos Vanesa y yo, su boca y mi boca, nuestras lenguas volviéndose a reencontrar ansiosas de saborearse, tocarse y gustarse.

Narra Vanesa

Entramos en mi casa sin poder dejar de besarnos, de tocarnos, de sobarnos, tengo necesidad de la piel de Mónica, casi sin cerrar la puerta  la empujo hacia la pared y empiezo a recorrer todo su cuerpo con mis manos pero ella me separa de repente para llevarme hacia el sofá, me sienta en el y me quita la chaqueta y la blusa lencera,  ella sigue de pie y comienza a quitarse el vestido muy despacio, yo sin dejar de mirarla me deshago de los botines y los pantalones quedándonos en igual de condiciones, las dos llevábamos la lencería de La Perla que Mónica había comprado en Málaga.

Entramos en mi casa sin poder dejar de besarnos, de tocarnos, de sobarnos, tengo necesidad de la piel de Mónica, casi sin cerrar la puerta  la empujo hacia la pared y empiezo a recorrer todo su cuerpo con mis manos pero ella me separa de repente p...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nos miramos y no pudimos dejar de sonreír. Qué bonitos conjuntos pero ahora empezaban a estorbar un poco.

Mónica se puso a horcajadas sobre mí y ya no pudimos parar de bailar, bailamos con nuestras lenguas, nuestras manos, nuestras caderas, bailamos sobre nuestros pechos, nuestras bocas y nuestra intimidad, nos fuimos casi a la vez sin ni siquiera quitarnos la ropa interior, terminamos y fuimos a mi habitación a seguir con el baile, estuvimos bailando hasta 4 veces durante la noche, el mejor baile de mi vida.

Narra Mónica

Perdida en el cuello de Vanesa, fui dejándole un millón de besos, cuanto necesitaba estar con ella, no podía ni imaginarlo hasta que la tuve delante en el taxi y comenzó a besarme con pasión. No pude retenerme y le seguí ese beso y mil más hasta llegar a su casa.

Hicimos el amor en el sofá, en la cama, en la ducha, se notaba que teníamos necesidad la una de la otra, Vanesa estaba totalmente entregada, me besaba cada rincón de mi cuerpo con tanta ternura que me hacía estremecer, llegamos al primer orgasmo sin quitarnos la ropa interior, y seguimos porque ambas necesitábamos más, más roce, más sudor, más de Todo.

Con Vanesa el sexo es algo más, es una sensación que genera emociones muy intensas que dejan un sabor en tu cuerpo que te hace querer más y más. Es adictiva, es mi envenenada medicina. Tengo varios microcuentos inspirados en ella, en lo que me hace sentir, en lo que me hace vivir.

Microcuento: Tus ojos mirando de cerca, tus labios rozando los míos, tu aliento se cuela, me llega, tu lengua nerviosa, la mía rabiosa. Se rozan. Y bailan y ríen y gozan. Es un beso. Ya no es mío ni tuyo. Ni nuestro.

Microcuento noche de sevillanas: Tócame las palmas. Hazme un ovillo contigo y desenrédame después. Tócame por debajo de las faldas. Búscame el rincón del latido y grita si es menester. Tócame, no te andes por las ramas. Solo, tócame.

Narra Vanesa

Noto que Mónica comienza a despertarse pero todavía sigue sin abrir los ojos, me acerco y comienzo a dejarle besos por toda la espalda hasta llegar a la zona de las nalgas, bajo la sábana y dejo todo su cuerpo al aire. Comienzo a masajear su culete despacio, voy subiendo por la espalda, le masajeo los hombros y vuelvo a repetir la operación, Mónica ya está completamente despierta aunque sigue en la misma posición comenzando a emitir suaves gemidos.

M.- Buenos días.- dije con voz somnolienta

V.- Buenos días, te gusta despertarte así con masajito incluido?

M.- Me encanta.- dije intentándome darme la vuelta pero Vanesa me lo impidió subiéndose en mi piernas

V.- No no no.... quieta... hoy vas a tener un despertar muy dulce, con un dulce final...

M.- Ah si? pues soy toda tuya Martin

Y así comenzamos de nuevo el baile de caricias, tomé a Mónica por detrás cuando ya noté que estaba húmeda le introduci los dedos y con la otra mano comencé a masajearle el clítoris y los labios, ella movía sus caderas a mi compás y enseguida se vino sobre mis dedos, ella se quedó en la misma posición recuperándose y cuando yo ya me levantaba para ir a preparar el desayuno ella me cogió y me tumbó en la cama dispuesta a hacerme lo mismo que yo le había hecho a ella.

Narra Mónica

Vanesa volvió a hacerme el amor nada más despertar con un masaje relajante perfecto, le iba a devolver con la misma moneda pero luego lo pensé mejor y la lleve a la ducha, allí la enjabone y le lavé el pelo, lavar el pelo me parece un momento muy erótico con la persona que te gusta, cuando ya pensaba que habíamos terminado apagué la ducha y fui dejándole besos por todo el cuerpo, lamí su pezones, su abdomen y ya arrodillada le subí una pierna a mi hombre y allí me recreé en devorarla entera, notaba sus labios hinchados y su clítoris a punto de estallar.

V.- Madre mía Mónica, me vas a matarrrr.- dije casi sin poder hablar

M.- ¿Te gusta?

V.- Me encanta, me fascina, me fascinas, me vuelves loca Carrillo

M.- ¿Cuánto te encanta?

V.- Me.....ahhhhhh.- no pude responder, el orgasmo vino tan arrollador que sólo pude agarrarme a sus hombros para no caerme

Ya conseguimos salir de la ducha y comenzar a secarnos,  nos dimos crema hidratante también una a la otra, todo entre risas y algún que otro beso robado incluso algún pequeño mordisco

M.- Tengo hambre Vanesa

V.- Desayunamos? 

M.- Algún plan para hoy? 

V.- Nada en especial, pasar todo el día contigo, juntitas, abrazaditas en la cama. ¿ Te hace?

M.- Yo había pensado otra cosa...

V.- ¿Si? el que

M.- Enseñarte pasitos de baile!!!.- dije sin poder parar de reir


7 veces SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora