Capítulo cuatro: "Ese tema sigue volviendo"

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Al menos hasta que abrió los ojos, bueno, mejor dicho "un" ojo, pues el otro se encontraba cubierto por un parche. Una parte de él quería creer que sólo estaba pasando por un muy mal momento y que no había perdido una parte del cuerpo, mientras que la otra trataba de procesar y aceptar la realidad de su daño, incluso sin que su compañera Shinobu le dijera algo que lo confirmaba. Era normal, la idea de perder una parte de uno, de un momento a otro; nunca será fácil de aceptar. Da miedo. Realmente no quiere pensar en eso y con razón, púes ahora recordó que no estaba solo, tenía que recordar a los tres cazadores que lo acompañaron: Kamado, Hashibira y Agatsuma. ¿Cómo se encontraban ellos? Casi ni pudo pensar en eso hasta que volteó al oír una puerta abrirse, era Shinobu.

"—Oh, despertaste" —se escuchó por parte de la pilar del insecto mientras se acercaba a su compañero, aparentemente un tanto sorprendida por verlo despierto. Bueno, podía ser común— "¿Cómo te sientes?" —preguntó sentada junto a él.

"—Un poco adolorido" —respondió mientras trataba de sentarse y hablar adecuadamente con su compañera. Mentiría si no dijera que le costó hacerlo. Decir que dolía "un poco", se quedaba un tanto corto.

"—Lo imaginaba" —comentó la joven— "Pero te tengo noticias, unas buenas" —continuó con una sonrisa y claramente tomando la atención de Kyōjurō, en verdad le alegraba la mención de buenas noticias— "Primero, tu estado es mejor del que esperaba".

En ese momento, era inevitable llegar a sorprenderse ¡Vaya que era buenas noticias!

"—¡¿En serio?!" —preguntó emocionado por la noticia, significa que probablemente no le tome tanto tiempo sanar. Mientras más pronto vuelva al trabajo, mejor.

"—Así es. Aunque tus costillas estuvieran rotas, no perforaron tus pulmones" —comentó con una aparente alegría— "Y respecto a tu ojo..."

"—Lo perdí ¿No es cierto?" —preguntó con una leve sensación de "frío" en el pecho, quizás miedo por interrumpir a Shinobu y tener razón, pues hasta Akaza lo dijo "Tu ojo está roto". Pero el rostro de la joven no le indica eso, la leve sorpresa de ser interrumpida por su compañero de desvanece y sigue sonriéndole, incluso continúa hablando.

"—El globo ocular no fue destrozado, no hubo desprendimiento de retina. El daño en realidad está en el párpado, afortunadamente, con algo de cuidado, a lo mucho te quedará una cicatriz" —luego de finalizar ese diálogo, Kyōjurō no podía estar más feliz. Con gusto lo demostraría, de no ser porque no podía moverse bruscamente, pero no por ello no iba a exclamar.

"—¡¿De verdad?!" —preguntó con notorio ánimo por tal suerte. Le costaba creerlo, pues en batalla realmente había tomando las palabras de su oponente en consideración, las tomó como la verdad, pero realmente... Estaba equivocado, ese demonio se equivocó hasta en el daño de su ojo, el que había "destrozado" con su propio puño. En verdad era afortunado.

"—De verdad. Tuviste mucha suerte, siendo que tu oponente era una luna superior" —confirmó, también recordándole el porqué se podía considerar incluso más afortunado por haber salido vivo de aquella contienda— "Ahora sólo tienes que recuperarte, con esa misma suerte, probablemente sanes pronto" —comentó con una pequeña risa sobre su tan buena fortuna.

"—Eso espero" —dijo con un claro alivio— "Por cierto, Kocho. Los muchachos ¿Están bien?" —preguntó recordando que no fue el único herido, pues antes de caer inconsciente, recordaba que Tanjirō tenía una profunda herida en el abdomen y una que sin tener el debido cuidado, podría matarlo por una gran pérdida de sangre.

"—También están despiertos, estables y por suerte con heridas no muy graves. Kamado está en cama por una herida que todavía no cierra como debe, pero estará bien" —respondió con tanta calma como pudo— "Por cierto, buen trabajo. No hubo ni una sola baja" —comentó también recordando a los pasajeros del tren. No sólo salieron vivos del ataque de un demonio, afortunadamente, ninguna de esas doscientas personas tampoco había perdido la vida ni en el impacto del tren cuando este salió de las vías— "Y ahora, por mucho que me gustaría quedarme a hablar, tengo que retirarme. Descansa, Rengoku-san" —dijo con una sonrisa antes de dejar el cuarto.

"Vistazos al ayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora