Capítulo dieciocho: "Las tensiones no son eternas"

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La obra de hagoromo, "El manto de plumas". Una de las obras más populares en el repertorio del teatro Noh, y la que sus padres iban a ver con frecuencia debido a que era la favorita de su madre, razón por las que ambos hermanos se vieron envueltos por la curiosidad y se prometieron verla alguna vez. Un día en el que el mayor de los dos tuviera tiempo suficiente para compartirlo con su hermanito.

Esa era la razón por la que ahora estaba recordando la tarde en la que se encontraba sentado en silencio junto a su hermano menor en el interior del teatro. Cuando entraron a ver la función, no habían intercambiado ni una sola palabra, durante el camino fue igual.

En ese momento simplemente permanecían sentados, listos para mirar la historia de aquella obra. Historia que sin duda le hubiera parecido más interesante si es que le hubiera dedicado su total atención.

En lugar de presenciar cómo interpretaban la historia de cómo el pescador Hakuryô encontraba un abrigo de plumas, que le daba el título a la obra, y que además pertenecía a un angel; eligió desviar la mirada para observar cómo el más joven de los dos sí parecía estar atento a todo lo que pasaba. Una minúscula parte de él sintió envidia por verlo tan calmado, y la otra parte de su ser ya se estaba regañando por pensar eso. Si tanto quiere la misma tranquilidad de su hermano, nada le costaba respirar, mirar al frente y recordar que luego podrían hablar de todo esto. Solamente debe esperar, y quizás pensar en disfrutar la historia que sus padres, en especial su querida madre, venían a ver en su juventud.

Hace un rato había recordado detalles de la obra. ¿Por qué no ir por el resto de la trama? Ya había hecho mención de como el pescador había encontrado el objeto, ¿por qué no comentar cómo lo fue lo siguiente? Luego de que el pescador conocido como Hakuryô recogiera el abrigo de plumas con la intención de llevárselo como un tesoro familiar, inmediatamente hizo presencia la dueña de dicha prensa, un ángel, una doncella celestial que había dejado su abrigo para ir a bañarse.

Interesante ¿No? Para él sí. Más cuando se presenta la siguiente situación, la forma en la que aquel ser divino pide su prenda de vuelta y tuvo la suerte de toparse con las negativas del humano, aunque para la fortuna del angel, Hakuryô se conmueve con lo que ya llegan a ser súplicas y accede a regresarlo, con la condición de que dance para él. La doncella celestial, en señal de gratitud al humano, acepta y termina danzando para el humano, para luego tomar lo que le pertenece y alejarse volando en el cielo.

Eso es todo lo que recuerda para una descripción general de la historia, aunque ahora que lo piensa, en una ocasión escuchó algo que le pareció curioso. Que en la conversación entre la doncella y el humano, el pescador muestra sospechas de que realmente sea un ángel y ella le amonesta, diciendo que las dudas pertenecen al mundo de los mortales y que en el cielo no hay engaños. Esas palabras bastaron para avergonzar al pescador y que este le devuelva su abrigo.

Luego de haber recordado ese detalle que le habían comentado de la obra, no pudo evitar tomar solamente una frase para pensar en su situación actual. No es que piense buscar coincidencias o algo que resulte profundo, es algo totalmente al azar, solamente eso. Pero no puede evitar pensar en la frase que dice que las dudas pertenecen solamente al mundo mortal y que en el cielo no hay engaños. Pensar en la simple palabra "engaño", lo hace relacionar esa palabra con "mentira" y termina pensando en la voz de su hermano menor.

Senjuro no ha dicho ni una palabra, pero ya puede imaginarlo llamándole mentiroso por haber faltado a la promesa de contarse todo y no le cuesta verlo gritándole furioso que lo engañó al ocultar que hablaba con un demonio que perfectamente pudo matarlo. El pesar en su pecho hace que tenga un mal sabor de boca, pero no le queda más que anticiparse y estar listo para lo que venga.

"—Solo un rato más" —pensaba antes de suspirar.

¿Cuánto rato tendría que pasar exactamente para sentir que aunque sea llevaban la mitad de la obra? Claramente mucho, pero mucho más de una hora... no va a recordar directamente todo el tiempo de espera. Ya fue mucho tener que vivirlo una vez, como para hacerlo nuevamente en sus memorias.

"Vistazos al ayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora