Capítulo cinco: "Hay sorpresas fastidiosas y otras peculiares"

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Un cielo azul oscuro, afortunadamente con algo de luz gracias a la luna que para bien o para mal, esa noche lucía hermosa. Una misión finalizada, una aunque no quiera mencionarlo, se complicó gracias a que el demonio que enfrentaba corrió y lo llevó al bosque en un intento de huida o quizás para tener ventaja en combate. No lo sabe y duda saberlo, pues afortunadamente para él y desafortunadamente para su oponente, terminó muerto. Ahora podría hacer un reporte, volver a casa tranquilamente y hasta dormir un poco, aprovechando que todo terminó; sonaba como un maravilloso plan, sinceramente.

Y lo hubiera sido de no ser por algo que lo molestó, y eso fue un simple diálogo:

"—Qué alegría verte aquí, Kyōjurō".

Sí, esas palabras no tenían nada de malo realmente, el problema era otro, y era el quién decía aquellas palabras que en otra situación podrían ser bonitas y hasta dejar una alegría en el corazón.

"—Akaza" —dijo sin agrado alguno ¿Cómo tenerlo en primer lugar? Akaza le rompió las costillas y casi perdía un ojo por su culpa, la evidencia de ello sería la marca que el rubio tenía en el párpado luego de haber salido de la finca mariposa. Qué molestia, y pensar que la noche se veía tan agradable, tan tranquila, tan bonita. Qué desperdicio de ambiente. Pero dejando eso lado, colocándose nuevamente en guardia, y olvidando la posibilidad de volver a casa temprano o con vida, eligió la acción de hablar e interrogar al demonio— "¿Qué es lo que quieres?"

"—¿Así me saludas después de tanto tiempo? Qué cruel eres" —comentó aparentemente "ofendido" mientras se acercaba con total tranquilidad al rubio, pero manteniendo una distancia lo suficientemente prudente para que Kyōjurō no intentara cortarlo de inmediato. Ambos estaban teniendo total cuidado, pero eso por alguna razón no le estaba agregando tanta tensión al ambiente— "Y pensar que yo te extrañé tanto" —mencionó con una sonrisa suave, una expresión tranquila; algo que Kyōjurō con gusto podía decir que era extraño. Apenas lo conocía, pero parecía saber lo suficiente como para saber qué podría estar "bien" y qué era "extraño".

Así que, buscando dejar los juegos de lado, el rubio habló con seriedad:

"—¿Qué es lo que quieres?" —repitió sin ánimos de perder el tiempo con el demonio que pudo matarlo de no ser por su repentino cambio de parecer.
Lo vio soltar un suspiro, pero sin dejar esa curiosidad tranquilidad de lado. Bien, esto ya se estaba volviendo cada vez más extraño.

"—Vine a hacerte una propuesta" —respondió dando un solo paso al frente, para cortar la distancia. Una parte se Kyōjurō ya lo sabía, recordaba perfectamente la miserable propuesta que Akaza le dio la primera y casi última vez que se vieron. Sabe perfectamente que no le interesa en absoluto, ya dijo que "No", en más de una ocasión.

"—Se perfectamente lo qué vas a decir. No me convertiré en un demonio, conozco bien tu propuesta" —dijo inmediatamente en negativa, apuntando su arma inmediatamente hacía Akaza.

"—Entonces déjame decirte que esta es una propuesta diferente" —reveló con una sonrisa un poco más grande, con un poco más de emoción en su voz, pero aún manteniendo la tranquilidad.

Bien, lo logró, aparentemente capturó algo de su atención al decir eso. Logró extrañarlo y hasta lo está tentando a preguntar inmediatamente de que se trata, cosa que en realidad logró con lamentablemente existo.

"—¿A qué te refieres?" —preguntó apenas pudo dejar la sorpresa de lado.

"—A eso. Mi propuesta es diferente" —respondió con simpleza, aparentemente divertido de saber que le está ocultado información, sabe que esa no era la respuesta que esperaba.

"—¿Y cuál sería esa propuesta?" —interrogó nuevamente, siendo incluso más específico con la información que quería escuchar.

"—Bien, te lo diré" —respondió con calma y con aparentes buenos ánimos mientras se acercaba más. Paso a paso, lentamente, sin prisa y en silencio hasta estar peligrosamente cerca de la navaja de la nichirinto del pilar de las flamas— "Sé mi pareja" —dijo por fin.

"Vistazos al ayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora