Capítulo diecinueve: "Necesita algo de paz"

928 99 255
                                    

Ahora, para continuar su memoria anterior, era momento de recordar cómo fue la mañana en la que se levantó para hablar con Tanjiro. Una pequeña parte de él se sintió mal cuando tuvo que abandonar la calidez de Akaza para ordenar su futón dentro del armario y llevarse al demonio consigo para luego terminar frente a frente con el joven pelirrojo, que por cierto, se encontraba acompañado por Senjuro, y por supuesto que también por la caja en la que se encontraba Nezuko.

"—Entonces, Rengoku-san... ¿Me puede explicar qué hace él aquí, por favor?". —le pidió lo más educadamente posible a su superior, aunque no disimulara en absoluto su disgusto por tener al demonio en frente. Algo que por supuesto no resultaba ser nada nuevo para el pilar de las flamas luego de haber visto esa misma cara en la mayoría de sus compañeros, especialmente Sanemi; en su familia, y hasta en sí mismo cuando apenas estaban conociéndose. ¿Que era verlo una vez más? Nada, ya no era nada.

Y para hacerla rápida y ojalá ahorrarse la misma cantidad de tensión y drama que tuvo con Senjuro, tratará de ser lo más rápido y directo posible.

"—Sinceramente no esperaba que te enteraras de esta manera, pero como resumen: Akaza es nuestro aliado. Nos ha ayudado con información de las lunas superiores y con el exterminio de demonios. Si no se ha comentado nada al respecto con los otros cazadores aparte de los pilares es para no correr el riesgo de que la información llegue con algún demonio, y luego a Kibutsuji". —explicó ante el intento de calma de Kamado, pues el pelirrojo aunque pareciera escucharle, todavía tenía los ojos clavados en el despreocupado demonio que tenía a tan solo unos cuantos centímetros de distancia.

"—En ese caso puedo entender porqué no me lo dijo antes... pero no puedo disimular lo que siento en este instante. No recordando lo que pasó esa vez". —habló con firmeza, con el ceño fruncido todavía y con un tono que dejaba perfectamente su sentir.

Ante eso, pudo ver a su hermano menor colocar una mano en el hombro del muchacho, y fue allí que vio a Tanjiro suavizar un poco su expresión por primera vez.

"—Tanjiro-san, ya sabes que no fuiste el único en sentirte así, pero trata de dejar eso para después. Me dijiste que lo escucharías". —dijo ahora el más joven de los presentes mientras colocaba ahora una de sus manos sobre la del pelirrojo, mientras dejaba la otra todavía sobre el hombro del mismo.

"—Cierto... me disculpo". —respondió el muchacho aclarando su garganta antes de mirar ahora por fin a su maestro. Kyōjurō no tardó en soltar un suspiro, pero en vez de tener algún sentimiento relacionado al cansancio o la frustración, en realidad era uno más de alivio al ver que su hermanito pareció hablar lo suficiente con él anoche.

"—Ni tú, ni Senjuro fueron los únicos en reaccionar de esta manera"—y muy probablemente tampoco lleguen a ser los últimos, pedir que lo sean sería estar deseando un milagro, y por obvias razones estos no son nada frecuentes—, "así que comprendo perfectamente que digas que no puedes aceptalo, entiendo que no te agrade, pero ya viste que él no se irá. Y agradecería mucho que comprendas la situación, Kamado". —dijo con tanta calma como pudo. Estaba enterado del notable desagrado que su alumno y Akaza tenían el uno por el otro, pero confiaba en que el muchacho entendería las cosas, realmente quería creerlo.

Después de todo, si estuvo hablando con Senjuro... es probable que le contara el motivo del porqué y cómo fue que Akaza obtuvo la confianza que él le tenía ahora. Y tomando en cuenta que ambos tenían un lazo emocional con un demonio, debe ser la persona que más fácil se le debe hacer entender el porqué quiere tenerlo cerca, llegando a buscar cualquier cosa para lograrlo, como lo sería el que les dé la información de los demonios.

Vio al muchacho tomar aire, mientras Senjuro sigue sujetando su mano y su hombro, empezando a dejar una caricia sobre este, en señal de que mantuviera la calma, probablemente también haciendo referencia a ese "Dijiste que lo escucharías", una promesa de la que apenas estaba enterado por obvias razones.

"Vistazos al ayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora