Capítulo seis: "Un muy pésimo recuerdo, pero tuvo sus ventajas"

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Puede ver perfectamente el escenario de un cielo oscuro, puede recordar la sensación del viento frío contra su rostro y sus manos, puede recordar al otro cazador que iba junto a él para exterminar al demonio que rondaba por la zona. Puede incluso recordar el agrado de ver una cara conocida, un compañero con quien ya había compartido una batalla y momentos pacíficos. No estaba solo, era un trabajo donde de necesitaban dos para eliminar a la criatura que perturbaba la paz de las personas que vivan tan tranquilamente en ese lugar.

El tiempo pasa, no recuerda si habían sido minutos o segundos, pero sabe que no completaban ni una hora. Escuchó y sintió "algo" moverse alrededor de ellos, con la nichirinto en mano, con la guardia en alto y un compañero cubriendo su espalda, pudo sentir como ese "algo" se acercaba cada vez más, hasta hacerse completamente visible. Ni siquiera sabe si mencionar lo siguiente, pero antes de darse cuenta, ya podía al demonio estar frente a su espada y a él haciendo el mayor esfuerzo por cortar su brazo, mientras que su compañero intentaba cortarle el cuello. Estaba más que claro que aquello no funcionó.

Luego de eso, comenzó el verdadero combate.

La imagen de las nichirinto impactando contra las lamentablemente resistentes extremidades de un demonio que usaba sus largas garras como arma, era lo que había en su mente. Lo rápido que este movía sus brazos para darle batalla a dos cazadores sin aparentemente problema, el roce que estas tuvieron contra su piel y la de su compañero; también el impacto de puñetazos y patadas que su oponente había utilizado, podía recordarlo todo, incluida la sensación de impactar contra el suelo al ser lanzado relativamente lejos de su oponente y compañero, quien tampoco tuvo tanta suerte.
Puede recordar perfectamente como por poco y este pudo haber perdido un ojo por un ataque que involucraba las afiladas largas garras de aquel monstruo, pero aunque se salvara de ello, no pudo esquivar un golpe que fue directo a su abdomen. Todavía recuerda su impacto al ver como le había quitado todo el aire de los pulmones y casi le había hecho soltar su arma, aunque no fue lo último, al alejar su brazo, dejando caer el cuerpo del cazador, apenas un segundo despues le había brindando una patada tan fuerte como la que le había dado a Kyōjurō, casi lo mandaba a volar en el sentido literal de la palabra.

Puede recordar la impotencia de no haberlo podido ayudar en el primer momento, puede recordad sus piernas temblorosas corriendo hacía el enemigo para que no tomara la vida de su compañero frente a él. Puede recordar como había usado la primera postura del aliento de flama para decapitar al demonio frente a él, quien incluso le estaba dando la espalda por haber elegido fijarse en su compañero. Era la oportunidad perfecta para ponerle fin a la noche ¿No? Era una oportunidad de oro ¿Cierto? ¡Podía ver incluso como sus sentidos se agudizaban, como su espada en cámara lenta comenzaba a acercarse con tan sólo unos centímetros de diferencia de su enemigo! ¡Nada más podía pasar aparte de una decapitación exitosa!

¿Cierto?

Lamentablemente, la respuesta fue un gran "No". Y fue injusto, tan malditamente injusto, que no pudo hacer más que frustrarse, al ver la siguiente imagen: El como en su cerebro se mostraba como su oponente se había dado la vuelta y cómo se había agachado tanto como su cuerpo le permitía. Pero eso no fue lo peor, sino el sentir un repentino, intenso y claramente horrible dolor, en la parte más baja de su abdomen. Puede recordar el shock, puede recordar la sangre fluyendo desde la herida y también la sonrisa del demonio, quien incluso dijo en un volumen lo suficientemente audible y con voz clara:

"—Pobre niño imprudente".

Y no sólo recuerda eso, también lo escuchó reír, lo vio burlarse, lo vio adentrar incluso más su mano en la abertura recién creada. Era algo horrible y más cuando con el empuje lo hizo caer al suelo de espaldas, con el demonio todavía riendo por tener a su presa en las puertas de la muerte, pues si continuaba sangrando de esa manera, sin duda moriría pronto. Y aparentemente no pensaba dejarlo morir tranquilo, reía cada vez más fuerte mientras observaba como con un esfuerzo inútil Kyōjurō trataba de alejar su mano de él para que no empeorara el estado de su herida, consiguiendo que sus manos se mancharan con su propia sangre. Tenía miedo, ese maldito lo sabía y su burla era por ello.

"Vistazos al ayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora