Capítulo dieciséis: "Ellos ya querían conocerlo"

1.3K 123 518
                                    

Como ya es rutina en este curiosamente largo anochecer, luego de recordar una de las noches más tensas de su vida, Kyōjurō ya estaba más que listo para su siguiente memoria, una que todavía puede recordar como si hubiera sido el día anterior. Aunque con la diferencia de que esta vez, en lugar de recordar un escenario nocturno, fue inmediatamente una memoria que tuvo cerca de despertar después de la reunión que había tenido con los pilares.

Por fin recordaba una mañana tranquila en la que nada más despertaba con el cuerpo relajado, pero no lo suficiente como para no levantarse, arreglar su futón, asearse e ir a ver a su hermano menor preparando el desayuno. ¿Hace cuánto que no lo veía hacer eso? Quizás un par de semanas o hasta un mes completo, pero ahora tiene tiempo para disfrutar el momento e incluso saludarlo.

"—¡Buenos días, Senjuro!" —dijo alegremente mientras acariciaba la cabeza de su hermanito, quien lucía tan tranquilo como de costumbre. Definitivamente amaba esos momentos de paz.

"—Buenos días, hermano, ¿Cómo te fue?" —preguntó luego de devolver el saludo para después verlo a la cara. Esa sonrisa demostraba su buen humor.

"—Me fue muy bien" —respondió no tan sincero como quisiera, pues en realidad la reunión de ayer pudo ser mejor. Sus manos todavía dolían un poco debido al corte que les hizo Sanemi y ni hablar de cuando tenía que moverlas, aunque su hermanito no tenía que saber ese detalle.

"—Qué alegría" —dijo con dulzura— "¿Hay algo más que me puedas decir? Quiero hablar un poco" —comentó todavía preparando la comida. La oportunidad perfecta para decirle algo que por el momento pensó que lo animaría.

"—En realidad, sí" —respondió mientras recordaba la mejor manera de tocar el tema— "¿Recuerdas cuando te conté de mi amigo?" —dijo para indicar directamente de qué trataría el asunto. Ve a su hermanito asentir mientras su sonrisa parece agrandarse un poco más que antes, incluso pudo ver sus cejas moverse por un instante. Definitivamente lo entiende— "Pues resulta que lo puedo invitar hoy a cenar. Él y yo tenemos unas cosas que atender y es por eso que no lo puedo traer más temprano" —continuó sin dar tantos detalles, pues no es como si le pudiera decir "Mi amigo no puede venir porque como toque la luz del sol, se quemará y hará cenizas, así que por eso vendrá de noche". Mejor omitir eso por ahora.

No quiere ver a su hermano menor sin la alegría que le mostraba en este momento. Quiere verlo así de bien por unos minutos más.

"—¿En serio? ¡Genial! prepararé algo delicioso para cuando llegue ¡Estoy ansioso de conocerlo!" —respondió el menor de los Rengoku con los ojos brillantes, quizás hasta impaciente por conocer a la persona que, según su amigo y padre, había hecho lucir a Kyōjurō más alegre que de costumbre. Son muy bonitas sus palabras, pero a Kyōjurō nada más lo ponen nervioso, pues teme ver que la expresión de su hermano menor cambie de tan radiante alegría... a un enorme temor. Y tendría mucho sentido que ese fuera el sentimiento que se apodere de él, si ve a un demonio como Akaza frente a sus ojos, peor si es que reconoce el nombre y se da cuenta que es el demonio que perfectamente pudo haberlo matado o dejado tuerto en el "mejor" de los casos.

Diablos, imaginar a su hermano entrar en pánico hace que se estruje su corazón y se revuelva su estómago mientras un escalofrío recorre rápidamente su columna vertebral. Esa sensación se hizo presente cuando tuvo que presentar a Akaza a su líder y compañeros. Es desagradable, pero no puede hacer más que mantenerse tranquilo y recordarse que no puede perder la compostura si quiere lograr el objetivo de mantener sus momentos tranquilos con Akaza. Debe seguir adelante por ello, por muy difícil que sea ese desarrollo.

"—Yo también quiero que lo conozcas. Al principio puede ser un tanto molesto, pero es más agradable de lo que parece" —respondió acariciando su cabeza otra vez, quizás para tratar de darle una advertencia del posible desagrado que puede dar tener a un demonio con poco filtro en frente. Incluso esa caricia puede ser un mensaje para hacerlo sentir seguro ante cualquier futura sorpresa.

"Vistazos al ayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora