Capítulo diecisiete: "Todo a su tiempo"

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Por mucho que le hubiera gustado empezar ahora con nuevos recuerdos ahora, su mente no se lo permitía. No luego de tener presente el conflicto, la tensión que había pasado con Senjuro cuando este descubrió que el mismo demonio que pudo haberlo matado, era también el mismo "amigo" que tan alegre lo había hecho durante esos días. No podía ignorar lo que sucedía frente a él, por mucho que lo quisiera. Menos cuando la ya mencionada y desagradable tensión, se presentaba cada segundo que tenía a Senjuro delante de él.

A la mañana en la que vio a su hermanito cocinando, no solamente lo vio usando el cuchillo para cortar de una forma más rápida que de costumbre, sino que aparte de notar el sonido del metal más fuerte al tocar la tabla de madera, podía ver perfectamente que el menor de la familia no estaba de buen humor en absoluto.

Ni siquiera se sintió seguro cuando trató de imaginar acercarse al más joven. Algo dentro de él hacía que recordara las palabras de su padre sobre una situación similar, y una sensación similar al peligro le decía que al mínimo paso que diera, probablemente haya una nueva marca en la pared, junto a su cabeza. Es extremo imaginar que Senjuro le tiraría un cuchillo, pero una parte de él trataba de conservar la calma luego también recordar que el más joven de los Rengoku dijo que "nunca haría nada para lastimarlo". Esa era la única razón por la que creía que nada pasaría entonces.

"Pero mejor prevenir que curar" ¿No?... vaya, apenas empezaba esa mañana y ya estaba haciendo un lío por la idea de solamente acercarse a su hermano. Si tanto se complicaba ahora, ¿cómo sería después?. En serio ¿Cómo sería cuando realmente tendría que acercarse para dirigirle la palabra adecuadamente? No le gusta imaginar la tensión y posible frialdad con la que Senjuro podría hablarle. Detesta con toda su alma la idea de que haya alguna tensión entre ellos, y con razón, pues durante varios años ellos han tenido una buena relación y su primera discusión fue hace cuatro años. Cuatro años han pasado desde la primera vez que Senjuro le levantó la voz e incluso le llamó idiota, y apenas unas horas habían trascurrido desde la última vez que Senjuro había elegido dejar de lado la imagen de una persona tranquila.

La situación no le gusta en absoluto. Hace que su cabeza de vueltas y se sienta incómodo, muy incómodo, tanto como para por preferir por unos segundos no ver a su hermanito hasta sentir que podría. Quizás ya ha repetido eso, ¡Pero es inevitable! ¡Esa idea no abandona su cabeza! Lo sigue a todos lados, desde la entrada de la cocina hasta los pasillos de su casa, y desde los pasillos hasta su habitación, en la que apenas entró, cerró la puerta y soltó un suspiro. Suspiro que inmediatamente llamó la atención del otro presente en la habitación.

"—¿Estás bien?" —fue la pregunta que probablemente fue la única que se le pudo ocurrir para empezar una conversación. Akaza permanece sentado frente a él, recibiéndolo con una preocupación notoria.

Quisiera calmar al demonio, pero no puede, por mucho que quiera.

"—No, la verdad es que no lo estoy" —respondió sincero. Tan honesto como hace tiempo prometió que lo sería. Sabe que puede contar con él para sus amarguras. La calmada expresión de Akaza se lo confirma nuevamente.

El rubio se sentó frente al demonio apenas dio un paso lejos de la puerta ya cerrada detrás de él.

"—Es por tu hermano ¿Cierto?" —probablemente lo dijo para dar un inicio adecuado a la conversación, pero el cazador ya estaba seguro de que él tenía perfectamente claro de lo que trataba el asunto. Tan claro como para seguir hablando— "Vaya, ni siquiera tus compañeros te habían preocupado tanto" —comentó, recordándole que a diferencia de la situación en donde habían estado frente a los pilares.

El momento en donde estuvo a nada de perder las manos y en donde debió ganarse la desconfianza de Shinazugawa, era una situación que ni siquiera había llegado a quitarle el sueño. Una cosa eran sus compañeros y otra su familia. Puede sonar mal, pero así eran las cosas. En su caso, simplemente son así.

"Vistazos al ayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora