Capítulo trece: "Manos a la obra"

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Para empezar con su nueva memoria, sería bueno recordar que apenas Akaza le dio la información de la luna demoniaca, Kyōjurō la entregó a los demás pilares para que llegaran a organizarse en cómo la matarían.

Lo primero que llegó a decir, fue el número de la luna y su ubicación, donde reveló que el demonio era la luna superior seis que estaba ubicada en el distrito rojo, y que no solamente era un demonio, sino que eran dos. Una pareja de hermanos, un alfa y una omega. La hermana se hacía pasar como humana bajo la identidad de Warabihime, una oiran de dicho distrito; mientras que el hermano estaba oculto junto a ella.
Está más que claro que hubiera dado hasta más detalles de la información que le dio Akaza, pero si daba absolutamente todo, sería demasiado sospechoso cómo habría descubierto esos detalles. Esa es la principal razón por la que no pudo contar que el hermano cuyo nombre era "Gyuutaro" en realidad estaba dentro del cuerpo de la demonio llamada "Daki".

Tuvo que practicar cómo diría las cosas, como llegar a comentar que hubo desapariciones en el distrito rojo, cosa que llegaba a ser cierta, y que el hecho de que no hubiera rastros de los cuerpos ya hacía sospechar de la presencia de un demonio. Y que a juzgar por la cantidad de gente, se trataría de una luna demoniaca. Mientras que respecto al nombre de la oiran, Kyōjurō mencionó que escuchó a más de una persona decirle que había algo muy "extraño" en el lugar donde "Warabihime" se encontraba, incluso mencionó que ella nunca salía a menos que hubiera poca luz del sol, aparte de que el aura que transmitía no mostraba nada más que peligro e incluso una sensación de muerte.

Inventó una buena parte de lo que dijo sobre cómo se enteró del demonio, pero como sonaba tan similar a los testimonios que los cazadores recibían diariamente, no mostraron sospecha alguna. Fue algo realmente útil que confiaran tanto en él, cómo para no pensar en lo preciso que resultó ser al momento de dar hasta el nombre de la casa en la que se escondía la demonio. Tuvo suerte, demasiada. Y esperaba que esa suerte se mantuviera hasta que tuvieran que pelear, porque por lo que recuerda de las palabras de Akaza, "Gyuutaro es muy protector con su hermana, y Daki es bastante letal, aparte de que los obis que maneja son molestos". Tuvo cada una de esas palabras en cuenta cuando fue al distrito rojo acompañado de Tengen, quién sin dudarlo fue con él, sin siquiera llegar a pedírselo. Era buen amigo y compañero sin duda.

Aunque dejando eso momentáneamente de lado, comenzaron a organizarse sobre qué harían para tener la ventaja contra su próximo enemigo, pues atacar sin una estrategia sería directamente un suicidio; también hacerlo solamente ellos dos sin algún apoyo, por lo que lo primero que hicieron fue buscar una ayuda más y aunque al inicio la idea de Tengen fuera buscar alguna chica para vigilar desde dentro del escondite junto a sus esposas, que también estarían participando en el plan para encontrar el momento perfecto para atacar a la demonio, pues en lugar de poder tomar a una cazadora de demonios, ellos... tuvieron otros voluntarios. Uno que llevó a dos más con él, sí "él", porque ya estaba más que claro que la persona que se ofreció a ayudar era alguien del género masculino, igual que los otros muchachos que lo acompañaron. ¿Quiénes resultaron ser estas personas? Pues resultó ser su alumno Kamado Tanjiro, junto a los chicos llamados Inosuke y Zenitsu.

No puede negar que claramente no se esperaba eso, pero en lugar de mencionar algo, pues él junto a Tengen ya estaban alistando a los muchachos para entrar al distrito rojo. Fue la primera vez que trató de maquillar a alguien y aunque quisiera ser optimista, pues llegó a dudar mucho, pero mucho, sobre si había hecho un buen trabajo o no.

De acuerdo, si debía ser sincero no tenía muchas ganas de recordar lo complicado que había sido colocar el maquillaje en el rostro de su alumno, para luego todavía sentir una pequeña frustración al pensamiento de que pudo haber quedado mejor. Prefiera mil veces recordar cuando dijeron que la estrategia sería la siguiente: Vigilar los movimientos de "Warabihime" por unos días, saber por dónde se movía durante el día y durante la noche, para luego ver en qué momento podrían atacarla. Aunque si la encontraban a punto de atacar a alguien, ya dejaron en claro que podrían poner las manos a la obra.

"Vistazos al ayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora