Capítulo tres: El demonio dentro

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El demonio dentro

El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada.

Génesis, capítulo 9 versículo 6

LUCY

Me miré en el espejo del baño, observando la figura que se reflejaba ante mí. La luz tenue hacía que la habitación se sintiera casi acogedora, pero una inquietud me atravesaba. Mis ojos azules brillaban con un destello que, aunque podía parecer la chispa de la juventud, tenía un matiz más oscuro, como un océano que oculta secretos profundos. Agité mi cabello negro, dejando que cayera en suaves ondas sobre mis hombros. Mi piel pálida, casi etérea, parecía resaltar en ese entorno, como una superficie inmaculada dispuesta a ser manchada.

Después de hablar con los chicos, una sensación extraña me acompañaba: era como si nuestros encuentros recientes tuvieran un peso más grande del que me gustaría admitir. Mientras ajustaba el vestido rojo, simple pero ajustado, me pregunté si, en el fondo, ellos se daban cuenta de lo que podría estar ocultando. El rojo podía ser un símbolo de pasión, pero en mí, se sentía más como una advertencia; rojo como la sangre.

Al dar un último vistazo a mi reflejo, mis pensamientos vagaron hacia el agente que me interrogó. Su mirada intensa y esa forma de hablar cautivadora me habían marcado más de lo que esperaba. ¿Qué era exactamente lo que ese hombre había visto en mí? ¿O era yo quien proyectaba una imagen que él pudo percibir de inmediato?

Me dirigí a la cama y me dejé caer suavemente. La colcha crujió bajo mi peso, y saqué el celular. Las noticias de Hiverdele inundaron la pantalla. Los titulares eran todos alarmantes, llenos de crímenes sin resolver y misterios que dejaban un eco inquietante. Pero un hecho destacaba por encima del resto: "El agente Hannibal Staling llega a Hiverdele para investigar una serie de asesinatos". La curiosidad me superó, ese era el nombre del perspicaz hombre que se atrevió a señalarme como la asesina y a juzgar e intentar manipular a Caleth Fairchild.

Empecé a buscar más sobre él, la mezcla de nervios e interés revoloteando en mi estómago como criaturas inquietas. "Hannibal Staling", escribí en el buscador, y vi que mi intuición me había llevado al lugar correcto.

Entonces, un artículo captó mi atención. El título decía: "Hannibal Staling: El cazador de monstruos". Mi corazón se aceleró mientras leía: "Agente especial del FBI, conocido por su excepcional habilidad para crear perfiles criminales. Su apodo, 'Cazamonstruos', proviene de su notable éxito en atrapar a los asesinos en serie más notorios del país. Desde una edad temprana, mostró un interés inusual en el comportamiento humano, lo que lo llevó a estudiar psicología antes de su carrera en el FBI. Sin embargo, su fascinación por la oscuridad de la mente humana ha dejado una estela de preguntas sobre su propia moralidad. Ha trabajado en casos de alto perfil, incluidos varios casos de 'desaparecidos' que dejaron huella en medios y familias. Muchos lo veneran; otros lo temen, opinan que su conexión con la oscuridad podría ser más que profesional. Algunos incluso susurran que su método se basa en emociones que muchos preferirían olvidar."

Las palabras resonaban dentro de mí. Algo me decía que él había olfateado que había más en mí de lo que dejaba traslucir. Me retorcí en la cama, como un gato acechando a su presa.

Los Secretos de La Élite® [Bloody#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora