Capítulo XXVI

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Nada más emocionante para Lena que ver a su familia reunida celebrando su compromiso con el amor de su vida. Fue una completa sorpresa, una que no pasaría por alto el resto de su vida. Jamás creería que a sus cuarentena años iba a contraer nupcias con la mujer más estupenda que alguna vez ha conocido en su vida. Esa rubia brillante que se encargó de robarle su corazón con su malhumorada actitud a la primera interacción entre ambas. Pero, esa misma rubia se encargó de robarle el corazón a su hija y viceversa. Para que con el tiempo se enamorara de ella robándole por completo su corazón.

Definitivamente, tiempo atrás hubiera dejado el mundo del modelaje por Kara. Kara Danvers le mostró lo que era el amor, ese amor tan fuerte que duele pensar perderlo por una cuestión de segundos. Esa misma rubia que iba a ser su esposa, estaba frente a ella sonriéndole con amor tendiendo su mano para que le concediera un baile, su primer baile como prometidas. Por supuesto, ella tomó su mano con delicadeza y se dejó llevar hacia el centro, donde estaban sus familiares haciendo un pequeño círculo grabando el momento. Miró a sus padres, estos se dedicaron a darle una sonrisa brillante abrazados y suspiró aferrándose al hombro de la ojiazul que comenzó a moverse rítmicamente con la melodía.

Por otra parte, Kara estaba adormilada disfrutando el momento con Lena. Lo había planeado con mucho tiempo anticipado, donde muchos fueron testigos de ello. Los dueños de la playa, estos estaban más que maravillados de que su lugar fuera testigo de tantos acontecimientos importantes con ellas, conociendo lo bueno que sería a nivel publicitario en un futuro, claro, si ellas se lo permitieran. Hubo muchas noches en vela, mientras veía a la pelinegra dormir con tranquilidad luego de hacer el amor donde buscaba en lo más profundo de su ser qué hacer para convertirlo en magia, magia que únicamente se repetía una vez en la vida al encontrar a la llama gemela.

Recuerda como felizmente sus suegros estaban muy comprometidos en colaborar con ella moviendo sus influencias, así pudo conseguir los drones inteligentes para lo que ocurriría en el cielo. Estaba luego el juego de pólvora que no fue para nada difícil de conseguir, ni tampoco lo demás. Había aprovechado que su horario de clases estaba de día para escaparse para lograrlo (pidiendo permiso, claro está).

Ahora estaba bailando con su prometida, todo salió mejor de lo que esperaba. Su familia siendo testigo de lo que pasaba desde el principio sin que ellas lo hubieran notado. Pero, eso quedaba de lado en estos momentos, solo se importaban ellas, su amor. Kara miró a la su pequeña hija que estaba emocionada junto a Ruby mirando a sus mamis bailar. Suspiró sonriéndoles con amor dándole una pequeña vuelta a Lena que la miró directamente a los ojos con una sonrisa espectacular.

— Gracias por aceptar ser mi esposa, Len — le dijo en un susurro lo suficientemente audible para que la escuchara. Lena negó acariciando su nariz con la suya.

— ¿Cómo no iba a aceptarte? Kara Danvers, eres mi héroe, el amor de mi vida. Estaría muy drogada si dijera que no. Te amo — le dijo cerrando sus ojos uniendo su frente y Kara comenzó a sonreír completamente entregada.

— Bien, futura señora Luthor Danvers. Disfrutemos nuestra noche. Nuestras últimas noches como novias, prometidas, porque créeme, no dejaré que pase mucho tiempo para hacerte mi esposa — le dijo con mucha firmeza en su voz besándola como si no hubiera mañana, ganándose unas cuántas burlas de sus familiar que las hizo reír separándose del besos y al final aplaudir porque la canción había llegado a su final.

— Quiero hacer nuevamente un brindis por mis hijas. Porque como siempre te lo he dicho, Kara, eres una hija más para mí — llamó la atención de los presentes alzando su copa de champagne. Pam soltó una leve risa acercándose a su esposo para abrazarlo por su cintura. Las Danvers sonreían complacidas. Kara y Lena sonreían abrazadas mirando al señor Luthor — Brindo por el amor que surgió en ellas en un tiempo difícil, son la fiel prueba del que amor real existe. Un amor desinteresado, que se cocinó lentamente formando una bella familia. Nunca olvidaré el momento en que mi esposa y yo te vimos haciendo tantas cosas por nuestra princesa, nuestra nieta. Ahora celebramos con mucha emoción su futura unión y, por supuesto, esperamos con nuestros brazos abiertos la llegada de un nuevo nieto, o nieta. Además de que tenemos una nueva profesora. ¡Salud! — levantó su copa mirando a todos.

El Renacer De Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora