Capítulo III

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Su hermana Alex logró tranquilizarla lo suficiente, después de un largo rato de hablar con ella. Al verla más calmada supo que era hora de partir de nuevo a su trabajo, la vio irse triste traslándose con su silla hacia la puerta escurridiza y suspiró para darle un abrazo rápido a su madre con un beso en su cabello. La rubia estaba inmersa en sus pensamientos, pero le llamó la atención como algo se movía entre las plantas del jardín, un pequeño cachorro que asomó su cabecita, ella cerró sus ojos un instante pensando que todo era un sueño, sin embargo, al abrirlos se dio cuenta que seguía ahí. Luego desvió su atención y vio una pequeña figura de una niña resbalándose cayendo de rodillas por el lodo, no la perdió de vista y se le salió una leve sonrisa sincera mezclada con diversión. Vio como la pequeña lo perseguía porque el cachorro entró a su recinto y ella iba en su captura, ¿De quién será esta pequeña?, se preguntó a sí misma de forma mental, no tuvo tiempo de advertirle de su presencia hasta que esta tropezó con ella llevándose un gran golpe, frunció su ceño preocupada, pero cuando la pequeña alzó su mirada topándose con ella tenía asombro y brillo en ella. Kara la veía divertida y con una ternura inmensa, a ella siempre le gustaron los niños. Cuando estaba en la secundaria varias veces en vacaciones estuvo al cuido niños.

— Hola pequeña, ¿tú mamá sabe que estás aquí? — le preguntó dulcemente acercándose un poco con su silla de ruedas. La pequeña no salía de su estado de asombro, no todos los días se conoce a la actriz que tanto admiras o cantante — ¿Cómo te llamas? — le preguntó con una suave risa y se quedó observando el color de sus ojos, verdes, verdes esmeralda, su madre o padre debe tener ese color, pensó admirando el bello color. Lori se tomó sus manitas poniéndose un tímida ante su presencia.

— Me llamo Lori Luthor y tú eres Kara Danvers, mi actriz favorita — esa es la ventaja de ser pequeños, se puede ser honestos. La rubia soltó una gran carcajada, se sentía extrañamente feliz ante su confesión de que la pequeña supiera quién era ella. Lorian se contagió de su risa y se quedó admirándola por más tiempo, Streaky llegó a ella poniendo sus patitas en sus piernas, haciéndole saber que él estaba ahí — ¡Streaky, estás aquí!, pero mamá nos va a regañar por ti, eso no se hace — lo regañó alzándolo a como pudo en sus mini brazos. Streaky hizo intentos de llorar lamiendo mejilla en forma de perdón. A Kara le pareció la escena más tierna que presenció en su vida, sin dejar de lado que, le había puesto el mismo nombre de su difunto gato, pero luego se preocupó cuando su mente procesó de forma tardía que su madre la estaría buscando.

— Lori, pequeña, tú madre no sabes que estás aquí, ¿cierto? — ella negó ocultando su carita en el cuerpo de Streaky. La rubia suspiró preocupada, ¿cuál madre es tan irresponsable dejando a su pequeña fuera de su vista?, se preguntó indignada internamente y se acercó más para acariciar con cuidado al cachorro, este al instante quedó enamorado de Kara y le empezó a lamer su mano haciéndolo ver. La rubia sonrió de forma amplia y alegre, se sorprendió porque hacía tiempo no le nacía hacerlo — Eres muy guapo, pequeño — lo siguió acariciando detrás de las orejas y este movió por completo su colita bajando de los brazos de Lori para saltar a su regazo. Lori soltó una pequeña risa y se puso de lado recargando sus bracitos en la mano de la silla.

— Le gustas mucho — le dijo sonriendo acariciando el lomo de su cachorro que se había acomodado a la perfección en el regazo de la ex actriz. Al principio a la rubia le sorprendió bastante, pero luego se relajó, estaba cómodamente con él en sus piernas, pero la sonrisa se le borró cuando le pareció escuchar como Lena la estaba llamando desesperada. Kara acarició el cabello de la pequeña y le dedicó una pequeña sonrisa.

— Es tu madre, ¿cierto? — le preguntó con tranquilidad y dulzura. La pequeña asintió con una sonrisa nerviosa, sabía lo que le esperaba en casa, hasta Streaky escondió su cabecita en el regazo por miedo — Te diré qué haremos, le diré a mi mamá que te lleve a casa y así le explicas a tu mamá lo que pasó, ¿qué dices? — Lorian asintió, pero no quería alejarse de la rubia, quería pedirle que cantara para ella o le contara alguna historia y viceversa, porque a la ojiazul le hubiera gustado preguntarle cómo es que la conocía su trabajo siendo tan pequeña — ¿Mamá? — la llamó no muy fuerte, ya que prácticamente su madre estaba sumergida en la cocina haciendo el almuerzo, sí, después de que ella tuviera el ataque de llanto, su madre ni siquiera había comenzado a hacerlo hasta ese momento. Eliza llegó rápido a ella, pero se detuve de golpe viendo a los dos inquilinos ahí presentes. Kara sonrió ampliamente encogiendo sus hombros y eso a su madre le hizo latir el corazón con fuerza, extrañaba tanto ver esa sonrisa en su rostro.

El Renacer De Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora