Epílogo

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Kara Danvers celebraba junto a su familia su tercer título consecutivo como campeona nacional con su coro de aquella secundaria cuyo nombre es Saint Patrick High School. Sí, han pasado tres años desde aquella primera competencia como profesora novata, cumpliendo también su tercer aniversario de matrimonio con la mujer de su vida. Una que quiso independizarse del apellido Luthor creando su propia empresa que apenas venía dando sus primeros frutos, L- Corp, no lo hizo porque sus padres la quitaran de ser su puesto, no, para nada, solo quiso hacerse nombre por ella misma, quería demostrar su capacidad como Lena, sin que su apellido tuviera algún tipo de influencia, sus padres por supuesto la apoyaba por completo.

En esos tres años la pequeña tenía casi siete años de edad. Ya estaba en la primaria, no podían creer lo rápido que los niños creían, por eso tomaron la decisión de tener otro bebé. La rubia tenía apenas cinco meses de embarazo, pero ya conocían el sexo del bebé, sería un niño al que llamaron Jeremiah Luthor Danvers, un pequeño tributo a su padre, ¿les molestó a los Luthor?, no, ellos estaban más que contentos, sabían lo que significaba para las Danvers y jamás se molestarian por algo tan significativo. Es más, a veces Lex y él se peleaban por saber qué equipo de baseball le gustaría, cosa que las hacía morirse de amor.

En ese tiempo Alex y Samantha contrajeron nupcias, ya su pequeña Ruby tenía cinco años de edad, era muy apegada a su prima Lori y resultó ser muy curiosa con todo lo relacionado a la ciencia, ya que no perdía oportunidad de preguntarle a su tía Lena sobre sus proyectos. Al principio no podían negar que fue un poco difícil por los pequeños celos Luthor, pero después todo cambió, ambas pequeñas se querían como hermanas y querían como hermano al pequeño de Lex y Lana, la familia seguía creciendo y haciéndose más unida que nunca, ya que esperaban su segundo hijo que tendría más o menos la misma edad de Jeremiah.

Eliza decidió quedarse soltera apesar de que aquel doctor de Metrópolis había insistido varias veces en invitarla a salir, ella siempre se negaba, ella con sus nietos estaba más que feliz y llena de amor. Los señores Luthor le extendieron la invitación a quedarse a vivir con ellos, no les gustaba que ella estuviera sola en Midvale, después de tantas insistencias ella aceptó y, ahora vivía muy activamente junto a ellos.

Por otra parte, Winn se comprometió con aquel muchacho del coro, decidió salir de "closet" y retirarse de Broadway. Ya no se sentía a gusto estando en el escenario, decidió encargarse a dar clases de actuación en NYADA, donde le estaba yendo de maravilla, su prometido vivía con él, su nombre era Jonathan Smith, que decidió irse por esa carrera precisamente en esa academia importante de New York. También estaban haciendo los papeles de adopción, querían tener una pequeña niña corriendo por los pasillos del departamento.

Aquellos profesores que la hicieron sentir como en casa, se volvieron sus mejores amigos. Muchos de ellos se hicieron padres y madres de familia, habían asistido casi a todas sus bodas, otros prefirieron quedarse juntos, pero sin un papel de por medio.

Ahora estaban todos reunidos en la mansión Danvers - Luthor en Manhattan esperando el cambio de año. Jamás las Danvers pensaron en ver la mansión completamente llena, preparando mucha comida para que todos estuvieran satisfechos y de ahí partirían al Times Square a dar el último conteo. Kara veía con una sonrisa el jardín a través de aquella puerta corrediza que tantas veces estuvo observando en aquella silla de ruedas, estaba todas esas personas especiales riendo de algún chiste malo de Ray, ella solo estaba estática mirándolos mientras se tocaba su pancita y su flamante esposa entró con una sonrisa amplia sosteniendo con su mano izquierda una copa de vino. Los niños jugaban en el cuarto de juegos improvisado que habían logrado en pocas horas, se podía escuchar el eco de sus risas iluminando todo el lugar.

— ¿Qué hacen acá, cariño? — le preguntó con amor tocándole el vientre con suma delicadeza. El mini Luthor comenzó a moverse con mucha alegría al ser el calor de su otra mamá. Kara sonrió frunciendo un poco el ceño del dolor — Tranquilo, bebé. A mamá le duele — se acercó dándole un pequeño beso tratando de adivinar donde estaría una de sus manitas y luego le dio un beso profundo a su esposa.

— Pensaba en lo mucho que han cambiado las cosas, Len. Jamás pensé apreciar la mansión así, me encanta. Me encanta nuestra vida, nuestra familia, nuestros amigos, todo. No cambiaría esto por nada del mundo — le dijo con algunas lágrimas en sus ojos, las hormonas hacían acto de presencia mayormente. Lena se colocó al lado de la rubia y miró justamente lo que ella veía y suspiró asintiendo.

— Tienes razón, mi amor. Yo también amo todo esto. Te amo infinitamente, Kara Danvers Luthor, me haces tan feliz. También amo infinitamente a nuestros hijos — le dijo abrazándola de lado recostando su cabeza en su hombro. Kara recostó la suya encima.

— Y nosotros a ti, cariño — le dio un pequeño beso en su cabello y siguieron viéndolos un rato más. Hasta que las empezaron a llamar para que se acercaran a ellos a disfrutar de esos momentos. Los niños también salieron corriendo hacia el jardín jugando con cuidado de no botar nada. Ellas se comenzaron a acercar tomadas de las manos, definitivamente no cambiaría nunca nada, pensaron a la vez tomando los bocadillos que se les ofrecía. Mientras Alex se quejaba de que Kara no dejaría nada de comer porque parecía tener un tanque sin fondo como estómago y eso los hizo reír a todos a carcajadas — ¡Los amo, chicos! — levantó un pequeño vaso de jugo como brindis, todos soltaron un aww levantando sus copas de vino para celebrar la vida y así, finalmente estuvieron a la espera de un nuevo año cargado de trescientos sesenta y cinco días de nuevas aventuras y oportunidades.

El Renacer De Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora