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Pensó seriamente en que tipo de respuesta darle, inclusive pensó en como debería moverse o respirar, ¿y si él se había dado cuenta de que pensaba en lo suave de su piel?

—Yo...salí a tomar algo de aire Señor...—soltó todo el aire que tenía y dio la vuelta—lo siento, sé que es peligroso pero me sentía agobiado dentro de la casa.

—No tienes nada de que disculparte y ciertamente es un lugar enorme...en lo personal no me acostumbro a dormir fuera de mi propia casa, me mantengo en alerta—salió de la oscuridad para encontrarse de frente con él—...y por favor, no me llames "Señor". Soy apenas más grande que tu por 5 años.

—Sí...es...amplio...—susurró retrocediendo a medida que se acercaba, lo ponía tan nervioso, sus pies contra el frío concreto del suelo se raspaban con las piedritas a medida que lo hacía pero el dolor no importaba, lo menos que deseaba era hacer el ridículo.

—¿Porqué retroceder?...no voy a hacerte daño, no soy como esos chicos libertinos que andan por las calles, bebiendo y fumando...—se detuvo bajo la luz para que pudiera verlo mejor.

—No es que crea que va dañarme...sólo...—ya no sabía que contestar, no quería verse grosero así que frotó sus manos con nerviosismo y bajo la cabeza dejando incompleta la oración.

—Si te parece seguro mantengamos la distancia...—suspiró acomodándose el saco, del interior de su bolsillo tomó un cigarro y lo encendió.

—Dijiste que no fumabas...—suspiró acercándose un poco más. Pero al menos a un metro de él se detuvo y lo miró, hasta haciendo ese tipo de cosas se veía tan bien.

—Lo hago, pero digamos que de una forma elegante...no voy a bares o a sitios de mala reputación. Debo ser educado y cuidadoso, mi abuelo siempre está al pendiente de lo que hago.

—Eres muy elegante...—susurró bajito viendo su traje—y...usas aretes...—frunció el ceño.

—Combinan con el traje—alzó los hombros apagando repentinamente el cigarrillo para poder acercarse al menor —en estos tiempos los jóvenes se dejan llevar por el exceso, las fiestas...yo...me enfoco más en los negocios...¿Qué es lo que te apasiona a ti?—suspiró clavando los ojos en los pies descalzos del menor, se quitó sus propios zapatos y se hincó frente a él para tomar sus pies y ponérselos, Wook se quedó inmóvil por el tacto, eso era algo nuevo, nadie jamás además de él y su padre habían tocado sus pies, le resultaba algo demasiado intimo por lo cual se apartó rápidamente.

—Me gusta...la música...oh no...está bien...me quedaré así...—apartó la vista frotando la planta del pie con su espinilla—hace algo de calor adentro y necesitaba refrescarme...—mintió—creo...que voy a entrar ahora, fue un gusto hablar con usted.

—Por favor disculpame...Ryeowook...no quise ser descortés...era mi intención ayudarte, vas a resfriarte. Ponte los zapatos y después entra si quieres hacerlo—los dejó frente suyo e hizo una reverencia para despedirse—un gusto hablar contigo también...que pases buena noche...—se alejó perdiéndose entre la nueva oscuridad, debían ser a caso las 3 o las 4 de la madrugada. Justo donde la noche es más densa antes de que salga el sol.

Su respiración se agitó al ver los zapatos y lentamente metió los pies, aún se encontraban calientes por lo que de inmediato aminoraron el frío que sentía. Se removió, le quedaban grandes y eso lo hizo reír, fue como una pequeña corriente al momento de caer en cuenta, se había encontrado con ese chico tan noche y a solas. Si él hubiera querido había tenido toda la oportunidad disponible de aprovecharse pero sin embargo se comportó tan caballeroso y atento.

Soltó un suspiro después de un escalofrío y volvió al interior de la casa, al llegar a su habitación se sentó en la cama y miró sus pies con los zapatos, con mucho cuidado se los quitó y los dejó a un lado de su cama bien acomodados.

Entonces se recostó, de inmediato se formó una sonrisa en su rostro, estaba enamorado, y era la primera vez que le ocurría algo así. Mañana temprano lustraría los zapatos y se los entregaría perfectamente limpios, esa sería su manera de agradecerle por prestárselos.

De tanto estar pensando se quedó dormido, pero sin falta despertó al llegar los primeros rayos del sol del día siguiente para cumplir la promesa que se había hecho, lustro muy bien los zapatos y él se vistió lo más formal que pudo, se arregló el cabello también y se sonrió un poco en el espejo tratando de encontrar la expresión correcta para encontrarse con Yesung.

El pelinegro por su parte, llevaba a cabo su aseo diario, se arreglaba la corbata frente al espejo con una sonrisa boba, esa que no podía quitarse desde anoche y su encuentro con ese dulce chico. Alguien tocó a su puerta así que abrió rápidamente pensando que quizás se trataba del menor, sin embargo a quien encontró fue a ese chico Sungmin.

—Buenos días Yesung...vine a darte una pequeña visita antes de bajar a desayunar—se acercaba tanto a su cuerpo que tuvo que retroceder tras cada paso—¿qué te pareció tu habitación?...¿es linda ¿verdad?...

—Sí...es muy linda, gracias por recibirnos en su casa...—se apartó rápidamente cuando intentó pegar sus cuerpos.

—¿Qué te pareció la cama?...—en un rápido movimiento fingió tropezar y así ambos cayeron en ella, Sungmin sobre su cuerpo y Yesung sólo se mantuvo sin hacer ningún movimiento—oh...realmente lo siento, no vi por donde caminaba...pero...la vista es tan buena...

—No te preocupes...hay algunas tablas sueltas en el suelo...—apartó al menor con cuidado y se levantó, volviendo a acomodarse la ropa, Sungmin soltó un bufido bajo y se cruzó de brazos—es hora de desayunar, vamos antes de que se enfríe...—salió de la habitación encontrando sus zapatos a un lado de la puerta, sintió un ligero escalofrío al verlos tan relucientes, y se puso a pensar un poco en la situación, quizás Sungmin sabía que él menor estaba ahí y por eso había hecho que cayeran a la cama, se golpeó la frente y suspiró molesto, ahora tendría demasiadas cosas que explicar.

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•Dulce Venganza• ✿YeWook✿ ⁝⁞⁝⁞TERMINADA⁝⁞⁝⁝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora