Adormecimiento

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Krist caminaba tranquilamente por el centro comercial, llevaba puesto un camuflaje y sin el maquillaje era difícil que lo reconocieran, de todas maneras, no le importaba si lo hacían, después de todo vivía por sus fans y si era necesario, podría utilizar su poder para borrarles la memoria.

Se había vuelto a escapar, no quería quedarse con P Singto a solas en el departamento, soltó un suspiro al recordar cómo le miraba con amor, algo que le sorprendía que los demás no notaran.

Iba sin rumbo fijo, no tenía nada que hacer hasta que fueran las 4 ya que tendría que ir a la compañía para ensayar las nuevas canciones que se habían preparado para el regreso del grupo, y entonces, sería más sencillo soportar los mimos del líder, ya que los demás estarían ahí.

Todo sería más sencillo si jamás te hubieras fijado en mí, Singto, yo te estimo, eres alguien indispensable en mi vida, todos ustedes lo son, jamás me había sentido tan identificado con alguien, jamás había sido tratado con cariño, nunca antes me habían mimado, nunca antes había sentido lo que era formar parte de una familia…….. Y por eso…. por eso…. no quiero que este sueño termine, aun no, por favor, permíteme poder estar más tiempo con ustedes, no quiero regresar a mi encierro….

- Yo solo quiero ser yo – comento melancólicamente mirando al cielo, de nuevo ese sentimiento de vulnerabilidad e impotencia lo carcomía por dentro ya que no podía predecir del todo cuando es que decidirían ir tras él.

Sería muy sencillo olvidarse de la vida que había tenido antes de ser el integrante mas joven de OTP%, después de todo, aquel pasado era un triste mancha en comparación con las maravillosas experiencias que sentía al cantar y al compartir el escenario con sus P.

Y realmente quería olvidar, pero no podía, no se atrevía, por más que quisiera ser realmente Perawat Sangpotirat, sabia perfectamente que ese solo era un nombre que había robado para cubrir su verdadera identidad.

Entonces la vio, no podía evitar no verla, su hermosura era cejadora, era la mujer perfecta para cualquiera que la viera, sus ondulados cabellos castaños le llegaban hasta la cintura, su cuerpo tenía unas curvas perfectas que se marcaban muy bien por el vestido azul metálico que llevaba puesto, sus piernas eran realzadas por los tacones plateados de aguja que usaba.

Caminaba como si fuera la reina del lugar, y es que, realmente así era, Samantha , o mejor conocida como Sam, estaba acostumbrada a ser el centro de atención en cualquier lugar que se encontrara y ese sitio no seria la excepción.

Un sentimiento de miedo comenzó a invadir a Krist por la presencia de esa chica, le hacía sospechar que pronto tendría que regresar a su encierro, mas, a la vez, sentía cierto alivio al saber que era ella la que lo buscaba y no otros.

- Hola, Kristtps – me saludo en francés con una gran sonrisa – He estado buscándote por todo el mundo – se encogió de hombros y se soltó riendo como si aquello no fuera tan importante como realmente lo era.
Krist miro a todos lados, estaba tratando de localizar otras presencias, pero no lograba detectar ninguna de alguien que perteneciera a La Comunidad, a excepción de ella, pero bueno, ella no contaba mucho porque había revelado su presencia a propósito.

- ¿Has venido por mí? – pregunto malhumorado cruzándose de brazos, hablándole en tailandés, ya que ese era su idioma ahora, no quería pensar en Francia.

Samantha enarco una ceja, odiaba los lenguajes orientales, se le hacían tan primitivos, era como si hablaran como primates, hizo un puchero y negó con la cabeza, ella no se dignaría a hablar con Kristtps a menos que fuera en una lengua civilizada.

Krist se mordió el labio, escucho claramente los pensamientos de la chica, su capacidad especial era poder adentrarse a la mente de los demás, por tanto suspiro derrotado, no conseguirá nada si la hacía enojar, sabía lo caprichosa que podría ser cuando las cosas no resultaban como lo quería.

Más allá de mis sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora