¿El fin?

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Samantha no estaba segura de sí el plan funcionaria, la verdad es que a pesar de que conocía apenas desde hace una hora a Jane, se había encariñado con ella, y es que como no hacerlo si la chica era un claro reflejo de como había vivido ella antes al ser siempre controlada por los deseos del Rey.

Las dos iban tomadas de la mano, porque Jane no dejaba de temblar, la chica aún tenía miedo de encararse a Luisel por temor de que le hiciera algo a los padres biológicos que no conocía pero que amaba de todas manera y que tenía la esperanza de algún día poder hablar con ellos.

Además, está el hecho de que Jane tenía su poder dividió en dos personalidades, la más fuerte era la que le daba pavor, porque si perdía el control también su consciencia desaparecía y cuando regresaba en sí no era capaz de creer que ella hubiera causado los estragos frente a sus ojos, pero así era.

Sam conocía a la perfección porque le pasaba eso a la chica, después de todo uno no puede ir a enfrentarse a la persona más fuerte de todos los poderes sin saber a qué se enfrenta, y es que Jane es un caso único que solo se repite cada cincuenta años, y es porque las mujeres como ellas nacen para ser las verdaderas Reinas, ya que tienen el poder de la dominancia.

Samantha estaba segura de que Jane no tenía ni idea de cómo se llamaba su poder, porque la forma en que lo usaba solo lo hacía pensar en manipulación de la gente, pero eso era porque así se lo ordenaba Luisel, ya que si lo usara como ella quiera, entonces podría percatarse que su don único no solo se usaba para el mal, sino que también podría usarse para el bien.

Y eso es precisamente lo que buscaba, apelar al lado humano de la chica y hacerlo dominante, porque la maldición o bendición de cada mujer nacida como una Reina tenía dos posibilidades, o se dejaba guiar por su lado bondadoso o se dejaba llevar por su lado oscuro.

El problema radicaba en que Jane jamás tuvo la oportunidad de decidir porque personalidad le convenía quedarse ya que desde su infancia tuvo que usar las dos, algo raro en una Reina, sin embargo, cuando fue secuestrada por unos hombres en mitad de la noche y trasladada a quien sabe dónde, tuvo que dejarse llevar por su personalidad mala con tal de sobrevivir, pero una vez que estuvo sola tuvo que vivir con la buena con tal de conseguir ayuda de parte de los aldeanos del pueblo en donde quedó varada.

Existían tantos pros como contras de seguir ese plan, incluso Tay, Off y Gun no estaban de acuerdo en que se arriesgara tanto, ya que no solo ponía su vida en juego sino la de Jane y todos los que pudieran estar alrededor del palacio si la Reina perdía ante su mitad oscura.

- Yo confió plenamente en ti, Jane - las palabras salieron de su boca antes de siquiera procesarlas en su cabeza - Sé que puedes hacerlo, porque tú no eres lo Luisel quiere que creas, tú tienes un futuro lejos de este palacio y en donde tú quieras y con las personas que quieras.

Jane se detuvo unos segundos al escuchar aquellas palabras, miro a los ojos de Samantha intentando ver si le mentía, uso su habilidad de leer la mente y las emociones, después trago saliva y asintió con la cabeza, porque la chica que le tomaba de la mano de manera tan dulce era sin duda sincera.

Yo nunca he creído en Dios, pero si realmente existes por favor déjame cumplir las expectativas de Sam y así poder ayudar a los demás, también perdóname por ser tan débil al no frenar las intenciones del padre de Kristtps y te suplico que lo ayudes a recuperar los recuerdos de aquel a que ama...

- Iré yo sola para que tu.... - empezó a decir la menor, pero fue interrumpida por la mayor, quien negó con la cabeza frenéticamente.

- Nunca más estarás sola, ¿entiendes? - soltó un suspiro - Esto es algo que haremos las dos, porque somos un equipo y somos súper especiales - sonrió animadamente mientras echaba una mirada al corredor que las llevaría a la recamara del Rey - Nosotras no podemos morir...

Más allá de mis sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora