En marcha

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Off estaba preocupado, el hecho de haber perdido al menor era suficientemente estresante para todos los miembros de OTP%, pero el que Singto, su líder, también desapareciera sin decir a donde y el que no pudieran comunicarse con él, solo empeoraba el humor de los tres restantes.

El mayor de los todos, observaba como Gun intentaba no llorar por la pérdida de sus dos hermanos, incluso Off, quien solía ser sobreprotector con ellos, no hacia nada por impedir que el ángel sonriente se animara, porque él también tenía su propia dosis de depresión.

Tay no podía permanecer más tiempo encerrado en el departamento, todo en el lugar tenía impregnada la esencia de los dos miembros perdidos y por tanto era difícil no recordar las tantas comidas que disfrutaron juntos o las noches en vela viendo películas, o aquellas veces en las que comían nieve o....

¡BASTA! No sigas en ese hilo de pensamientos, Tawan, tienes que hacer algo o te volverás loco y de nada sirve lamentarte, primero debes investigar en donde se han metido esos dos porque Sing tuvo que ir ido tras de Krist.

Tomo su chaqueta del perchero y salió del departamento, recorrió rápidamente el pasillo hacia el elevador, ingreso en él y saco su celular del bolsillo de su pantalón pensando en quien podría confiar para que le consiguiera un buen detective privado y sobre todo que pudiera guardar el secreto del trabajo.

Al abrirse las puertas se movió por inercia por lo que no vio a la chica con la que tropezó y que por el impacto dejo caer su teléfono, con una maldición se agacho a recoger el aparato y giro su cuerpo para disculparse con la persona, sin embargo, ninguna palabra salió de su boca al contemplar a la mujer frente a el.

Era imposible, él lo sabía perfectamente, Samantha estaba muerta, el había ido al entierro y había tocado su mano inerte cuando se despidió de ella y agradecido la amistad corta e incondicional que les brindo desde que llego a sus vidas, y aun así, sabiendo que ella estaba muerta, sus ojos la veían sonriéndole.

- Hola, P Tay - dijo ella con esa habitual voz cantarina que los hacia reír cuando fingía estar decepcionada - ¿A dónde vas? - pregunto frunciendo el ceño acercándose al mayor

Tay sintió el calor que emanaba del cuerpo de la chica cuando ella puso su mano sobre la de él y la apretó, podía distinguir levemente el perfume que Off le regalo cuando Krist había quebrado el de ella por accidente, y que desde ese entonces afirmo que aquel aroma seria su favorito.

Lagrimas se desbordaron de los ojos del mayor, sabía que estaba alucinando, no obstante la abrazo fuertemente y la estrecho entre sus brazos porque sabía que el que ella estuviera viva significaría un alivio para sus dos amigos desaparecidos, lo que permitiría que los seis pudieran volver a su antigua rutina.

Sam quería soltarse llorando al igual que su P, le dolía mucho el haberse separado de los chicos y hacerles pasar el sufrimiento de la pérdida de un ser querido, odiaba el haber tenido que fingir su muerte, mas no podía tampoco arriesgarse a que su hermana y padres sufrieran por su culpa.

- ¡Oh, Tay! No sabes cómo los he extrañado, tanto, tanto, tanto - dijo ella entre sollozos escondiendo su rostro en el cuello del mayor - Creí que no los volvería a ver...

Tay la agarro de los brazos y la jalo al ascensor, ambos llegaron rápidamente al departamento, a pesar de la necesidad de buscar a Singto y a Krist, el mayor tenía un compromiso con Off, quien estaba seguro que al ver a la chica no haría otra cosa más que llorar.

Ella se dejó llevar por el mayor, sabía que lo mejor sería explicarles a todos juntos la situación, que en vez de uno por uno, además tenía muchas ganas de volver a ver a Off, ya que el hombre alto se había ganado su amor desde el momento en que sus ojos se posaron en él.

Más allá de mis sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora