Terrores Nocturnos

95 18 3
                                    

Relájate, solo tienes que relajarte, no pienses mucho sobre ello, mejor trata de enfocar tu mente en la música, en las canciones en las que estás trabajando y en que ¡TIENES QUE DORMIRTE DE UNA BUENA VEZ PORQUE MAÑANA TIENES UNA ENTREVISTA!

Por más que se digiera eso, él sabía perfectamente que no podría conciliar el sueño aquella noche y la razón era Kit, después de haber solucionado la condición de la nueva inquilina, no habían tenido suficiente tiempo para conseguir una cama de repuesto en la que pudiera dormir el menor.

Claro que no era la primera vez que Singto compartía la cama con su lindo Nong, pero si era la primera vez en que lo hacían después de que el líder se diera cuenta de sus verdaderos sentimientos hacia él.

Si tan solo Kit supiera lo difícil que estar a su lado, la necesidad que tengo de apoderarme de sus labios y de hacerlo mío por completo….

Suspiro derrotado, era imposible que el menor comprendiera sus deseos, no si él no se atrevía a ponerlo en palabras para que el otro le diera una respuesta, pero era precisamente el miedo al rechazo lo que hacía que no lograra atreverse a confesarse.

De pronto Krist abrió los ojos y diviso curioso a su P, no podía dormir por la actividad frenética de los pensamientos del mayor, más había fingido estarlo para ver si P Singto se calmaba, pero no era así.

- ¿P Sing? – murmuro un tanto inseguro incorporándose en la cama - ¿Quieres que me vaya a dormir con P Tay? – pregunto tragando saliva.

Singto sabía que la respuesta correcta era dejar que el menor se fuera de su habitación, era lo más sano para mantener su autocontrol, pero su parte celosa se lo impedía, suficiente era ver cómo era mimado por el mayor, no quería ni imaginarse como dormirían juntos.

- Lo siento, Kit – se disculpó apenado – Es que ha sido un día raro y mis emociones están a flor de piel impidiéndome relajarme…. – no era del todo cierto, mas tampoco era del todo mentira.

Krist asintió con la cabeza, el entendía el problema de su P, se mordió el labio, lo que le preocupaba es que después de la decisión que tomo en la tarde, no tenía idea de cómo proceder sin meter la pata.

Sin embargo, era consciente de que si el no daba el primer paso, entonces Singto jamás se atrevería a ponerle una mano encima, ya que le quería de una manera tan pura que ni se le pasaba por la cabeza forzarlo a alguna cosa.

- P Sing…. – el estómago le empezar a doler de nervios – ¿Puedes cerrar los ojos? – pidió amablemente mientras sonreía  de la manera en que tanto le gustaba al mayor.

El mayor sonrió por acto reflejo, obedeció las órdenes del menor y se quedó quieto en espera de cualquier cosa que fuera a suceder…

Krist se acercó lentamente al mayor, coloco una mano en la mejilla de Singto y sintió como su corazón comenzaba a palpitar rápidamente al compás del suyo, poco a poco separo la distancia que existía entre sus labios y los de el líder.

El mayor saboreo el alimento del menor y comenzó a sentirse embriagado, ese aliento que tantas veces intento robar ahora lo hacía con él y lo peor es que no podía soportarlo más, esos segundos eran insoportables.

Al diablo el autocontrol, Singto tomo por cuello de Krist y lo beso frenéticamente, movía bruscamente su lengua dentro de la boca del menor, ya que esa oportunidad la anhelaba desde hace tanto tiempo que por más que quisiera ser dulce, no podía.

Le gusto que el panda le respondiera de igual forma, era como si él también hubiera estado necesitado de él, quería creer con toda su alma que aquello solo era el principio de algo que podría hacerlo infinitamente feliz.

Más allá de mis sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora