C2. Conexiones y confusiones.

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Ashton

Las semanas tranacurrieron con normalidad y Emma no volvió a dirigirme la palabra desde lo ocurrido. Después del beso, se volvió todavía más distante y fría.


Estaba confundido por su extraña petición y por su inesperado cambio de actitud.

Y tal vez el destino me jugaba una mala broma, porque en ese momento estabamos los dos en una de las mesas de la cafetería, estudiando para nuestra primera evaluación. Porque para nuestra suerte (o desgracia, para ella), nos había tocado juntos. 

Por eso, el ambiente entre nosotrosera tenso e incómodo. Bufé frustrado, sin poder soportar la tensión y fui a comprar algo de comer.

Quizá así me concentre mejor.

Pedí algo ligero para comer y tratar de relajarme. Luego de pagar, regrese a la mesa con Emma. 

— ¿Puedo sentarme? —preguntaron a mi otro lado. Observé a mi acompañante y asentí sin levantar la mirada de mi comida.— Me llamo Daniel, he oído sobre ustedes las ultimas semanas. ¿Y ustedes cómo se llaman?

— Ashton, mucho gusto —sonreí a medias.

La verdad ahora no tenía muchos ánimos de hablar y al parecer, Emma tampoco. 

— No son de por aquí ¿cierto? —insistió  y yo negué sin decir nada— ¿De dónde son? Yo soy de aquí de Toronto. Lo siento, hablo mucho espero que eso no les moleste —se disculpo ¿Daniel?, reí por lo bajo.

— Yo vengo de México —respondí con media sonrisa.

Pensé que se iba a ir pronto ya que la cara de Emma era de pocos amigos, pero no, en lugar de salir corriendo del susto sonrió ampliamente y se acomodo mejor.

Esto se va poniendo interesante.

— ¡Eso es genial! Y díganme, ¿Por qué están aquí tan solitos? —indagó.

— Somos nuevos —respondí por los dos ya que ella seguía con la mirada clavada en sus notas.

— ¡Puedo darles un tour por la escuela! —exclamó entusiasmado.

No, no, no.

— Yo prefiero estudiar, no vine a esta escuela a socializar —masculló Emma de mala gana. Además, ¿no se supone que tienes clases? —atacó.

No sé si era muy sociable o si de plano no se daba cuenta de que no era de nuestro agrado que —un desconocido— siguiera hablándonos.

— No, hoy solo tengo dos materias. Entonces, ¿Vamos? —asentí más que nada porque sería mejor acompañante que la castaña— Genial, ven.

Emma no respondió, simplemente soltó un resoplido frustrado y se fue. Suspire resignado.

La escuela era como en las películas. Un edificio grande, con jardines y una fuente.

La universidad contaba con enfermería, una sala de audio-visual, canchas de fútbol y basquetbol, una galería de arte y las famosas porristas con sus minifaldas.

La conexión fue inmediata a pesar de no conocernos a profundidad, me sentí cómodo con la charla.

— ¿Y por cuánto tiempo piensas quedarte como estudiante de intercambio? —cuestionó.

— Hice la solicitud por un año. Cuando entré me dijeron que ese es el tiempo máximo, supongo que para darle la oportunidad a más gente ¿Te confieso algo? —Daniel asintió— Al principio pensé que no iban a aceptarme. Me sorprendió cuando después de un mes me contactaron por teléfono, nunca me lo hubiese imaginado y aún estando aquí... No lo sé... pienso que se trató de un error y que otra persona puede merecer está oportunidad más que yo y...

Conectados || En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora