C10. Verdades y secretos descubiertos.

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Ashton

Aumente la velocidad todavía más, pero Daniel siguió detrás de mi, manteniendo la distancia.

Podía sentir su mirada en la nuca, pero no me di la vuelta. No quería saber qué estaba pensando o qué quería.

Finalmente, Ashton llegué a mi apartamento y abrí la puerta. Me detuvé solo para mirar a Daniel, que se detuvo en la acera, con las manos en los bolsillos.

— ¿Qué quieres? —le pregunté, tratando de mantener la calma.

Daniel se encogió de hombros.

—Solo quería hablar contigo.

Me crucé de brazos.

—No tengo nada que decirte.

Daniel suspiró.

—Ashton, por favor...

Entré en mi apartamento y cerré la puerta, dejando a Daniel afuera con la palabra en la boca. Me apoyé en la puerta, tratando de calmarme. ¿Por qué Daniel no me dejaba en paz?

Poco después, escuché pasos fuera de la puerta. Daniel se había ido. Me sentí aliviado, pero también confundido. ¿Qué quería Daniel de mi?

Quería saber lo que pasaba en realidad, poder colarme en sus pensamientos y adivinar lo que sentía.

Me sentía como un detective tratando de resolver un misterio, pero en lugar de pistas y evidencias, tenía solo mis propias suposiciones y emociones.

Me acerqué a la ventana y miré hacia afuera, tratando de ver si Daniel aún estaba allí. Pero la calle estaba vacía, y solo se veían las luces de las farolas reflejadas en el pavimento mojado.

Me di la vuelta y comencé a caminar de un lado a otro en mi apartamento, tratando de calmarme. Pero mi mente no paraba de dar vueltas, pensando en Daniel y en lo que había pasado.

¿Por qué me había seguido hasta mi apartamento? ¿Qué quería de mí? Y, lo más importante, ¿por qué me sentía así? ¿Por qué me importaba tanto lo que él pensara o sintiera?

Me detuve en seco, mirando mi reflejo en el espejo. ¿Quién era yo? ¿Un tipo que se dejaba llevar por sus emociones, o alguien que podía controlarlas?

No tenía respuestas, solo más preguntas. Y la única manera de obtener respuestas era enfrentar a Daniel y pedirle que me dijera la verdad.

Tomé una decisión. Iba a salir y buscarlo, iba a hacer que me dijera lo que pasaba en realidad. Y esta vez, no iba a dejar que se fuera sin obtener respuestas.

Imaginarás la sorpresa que me causo ver a Daniel afuera con la mano en el aire. Me quedé impactado.

— Hola de nuevo —saludo un poco cohíbido.

Estuve a punto de darle una cachetada y pedirle que se fuera, que no quería verlo. Pero me contuve, porque la otra parte de mi quería saber de una buena vez lo que quería para dejar de engañarme.

Daniel bajó la mano y se acercó a mí, con una sonrisa tímida en su rostro.

— Lo siento, Ashton. No quería hacerte daño.

— Pues lo hiciste, ¿Qué quieres, Daniel? ¿Qué te perdone? ¿Qué finja que todo esta bien? —le pregunté, tratando de mantener la calma.

— Quiero explicarte cosas —dijo, mirándome a los ojos.— Quiero que sepas la verdad.

— ¿La verdad? —repetí, escéptico.— ¿Cuál verdad?

Daniel respiró hondo antes de responder.

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