C4. Nuevas amistades

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Ashton

Llegué casi corriendo a la universidad y una vez que atravesé la puerta, me detuve en la entrada colocando una mano en mi pecho.

— ¿Llegando tarde? —preguntaron a mi lado con burla.

— Para nada, o al menos eso creo —respondí.

Él asintió y antes de comenzar a caminar, me giré solo un poco para verlo. Desde esta posición podía observar su perfil y sus ojos marrones.

El día que lo conocí no lo pude apreciar bien, sin embargo, ahora que lo tenía a mi lado, la curiosidad reino en mi ser y al verlo reconocí que (sin duda) es bastante atractivo.

Eso es un pensamiento muy gay.

Cállate, no por admitir eso significa que lo soy, de hecho solo quiere decir que no tengo masculinidad frágil.

Ajá, sí.

Su cabello ondulado color chocolate estaba desordenado y algunos mechones cubrían su rostro.

Daniel era alto y noté como su playera se le pegaba a su cuerpo tonificado debido al sudor, y eso en cierta manera lo hacía ver muy… sexy. Inconscientemente relamí mis labios al verlo.

— ¿Tan guapo soy cómo para que me veas así? —preguntó burlón.

Su voz me hizo darme cuenta de que lo veía sin ningún disimulo. Que idiota.

— Claro que no, tonto. Me gustan las chicas.

— Bueno ¿nos vamos? —asentí avergonzado— ¿Qué clase tienes hoy?

— No lo sé —contesté nervioso.

— Te acompaño, acabo de descubrir que mi salón está cerca del tuyo —dice y estoy a punto de negarme por la escena anterior, cuando él añade en voz baja:— Por favor, solo dejame ir contigo.

Asiento sin decir nada.

Al final olvidamos el hecho de que casi se me cae la baba al verlo y terminamos hablando de cualquier babosada.

Y bueno, resulta que Daniel es muy gracioso.

Llegamos a mi aula minutos después. 

— Bueno, hemos llegado —dice con una sonrisa.

— Nos vemos —me despido con la mano alejándome de la puerta.

Estoy llegando a mi asiento, pero me detengo antes de sentarme y regreso a toda velocidad hasta la entrada del salón.

— Hay que almorzar juntos —suelto de golpe. No sé quien de los dos parecía más sorprendido, pero gracias a eso me di cuenta de las palabras que había eacogido y me corregí:— Me refiero a que desayunemos… en la hora libre… como amigos.

Daniel sonrió reprimiendo una carcajada.

Me pregunté cómo luce tan tranquilo cuando a diferencia de él yo me encuentro ¿Nervioso? Sí, lo estoy. Alto. ¿Por qué carajos estoy nervioso?

— Claro, nos vemos luego. Debo irme —se despide de nuevo con un movimiento de mano y se aleja de mi campo de visión.

Cuando se va me doy cuenta de que estaba conteniendo el aire, así que lo suelto volviendo a respirar con normalidad.

Conectados || En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora