XXI: Conexiones

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En una esquina, cerca del bar del pueblo, Mihawk esperaba a uno de sus informantes. Estaba con el ánimo algo alterado, últimamente las cosas no estaban saliendo tal como esperaba. Zoro había cumplido la mayoría de edad hace un par de semanas y controlarlo se le hacía más difícil día con día, ¿cumplía con todas sus obligaciones deportivas? sí, ¿había ganado dinero a manos llenas en los últimos torneos? sí, pero sus discusiones eran cada vez más frecuentes y subidas de tono, la idea de que el chico no abandonara en ningún momento la búsqueda lo exasperaba. Después de que la morena se esfumara de la vida del peliverde, el chico había recuperado por completo su temperamento salvaje y violento, sin mostrar ninguna piedad al momento de derrotar a sus contrincantes y en especial a él, quien perdió el dominio completo de sus bienes y de la casa en la que vivían quedando bastante limitado en recursos. Durante estos años, había juntado un colchón bastante grande de billetes, sin embargo, si no podía explotar de alguna u otra forma a su gallina de los huevos de oro, esos ahorros se acabarían rápido ya que estaba acostumbrado a mantener un alto nivel de comodidades y lujos que ahora debía costear por sí mismo.

La policía de este pueblucho, como Mihawk lo llamaba, era más eficiente de lo que cualquiera podría creer. En un poco más de cinco meses de investigación habrían encontrado la pista de Robin ubicando finalmente a la chica viva en la Gran Ciudad aunque sin paradero conocido. Hasta ahí la información que, por unos miserables billetes, le dio a escondidas un tipejo que trabajaba en las oficinas de la policía, además le dijo que la autoridad pronto citaría a declarar a todos los que estuvieron en la fiesta porque habría un juicio patrocinado por la directiva del instituto que también era parte de la investigación, no descansarían hasta encontrar a los culpables y ver que se hiciera justicia.

Zoro se hacía el ánimo para ir a casa de Tashigi, en todo este tiempo de incertidumbre, de no saber nada de su bebé, intentar dialogar con la chica se había vuelto una hazaña ya que seguía empecinada en no tener ningún tipo de contacto con él, contacto cero según ella, por recomendación de su médico o al menos eso le dijo la última vez que hablaron por whatsapp ya que también ahora lo tenía bloqueado. Por más que le rogara, la chica no salía de su casa más que para ir a sus controles pre natales y Zoro no se enteraba de casi nada con respecto al avance de su embarazo, ya que aquellos controles extrañamente nunca coincidían con los horarios del peliverde que podía comprender su alejamiento pero no estaba de acuerdo con la situación, también tenía derecho a saber sobre el estado de su bebé o al menos eso era lo que él consideraba. Nada sospechaba de los verdaderos motivos de Tashigi para no verlo y eso lo sacaba de quicio. Casi no dormía por las noches, las exigencias a las que ahora estaba sometido en la cúspide de su carrera eran cada vez mas altas y pensar en la desaparición de Robin para él era prácticamente una tortura mental.

Esa mañana, un Law bastante demacrado y al que no se le había visto ni el pelo en los últimos meses tocaba con apuro la puerta de Tashigi. Ella, antes de abrir, se asomó con sigilo por la ventana temiendo que fuera Zoro, al ver al pelinegro decidió atenderlo solo por el rabillo de la puerta.

— ¿¡Qué demonios quieres aquí!? ¡¡Te dije que nunca vinieras!!

— Creo que ambos vamos a salir jodidos en esto de todas formas así que es mejor que hablemos y nos pongamos de acuerdo en qué vamos a decir... — la chica se tomó unos minutos para pensarlo, con algo de reticencia dejó que pasara. El chico vio con asombro la panza de Tashigi —. ¡¡Con un demonio!! ¿¡Te embarazaste del idiota ese!? 

— ¡¡Y eso a ti que mierda te importa!! ¿¡A qué vienes!? No quiero que te asocien ni que te vean conmigo de ninguna manera y encima vienes hasta mi casa ¡menudo idiota!

— Bueno, tu estuviste conmigo en todo el plan, no puedes hacer como si nada. Van a citar a declarar a todos los asistentes de la fiesta, habrá un juicio, la directiva...

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