IV: El Ataque

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Robin no podía dormir. Los gritos en su casa, más bien el lugar donde vivía, no cesaban a ninguna hora. Buscó entre sus libros algo con lo que distraerse y escapar. Estaba acostumbrada en parte a esa rutina pero aún la afectaba. Rentaba un piso para ella en un conjunto de departamentos en el que vivían algo apretujadas muchas familias y el bullicio era parte permanente de ese lugar. Su teléfono sonó, era Nami.

— Nami, ¿Viste la hora?

— Sí, perdón amiga es que... Creí que era bueno que supieras que han vuelto — la morena se quedó en silencio durante un buen rato —. ¿Robin? ¿Estás ahí? Robin, sé que es terrible pero pensaba en que...

— Tranquila, estoy bien. Es sólo que esperaba que nunca más se asomaran a este pueblo — exhaló un largo suspiro —. Gracias por avisarme, Nami

— Estaba pensando en que se lo dijeras a Zoro

— ¿Y eso para qué?

— ¿Cómo que para qué? ¡Para que te proteja! Es un tipo fuerte, ellos siempre se aprovechan de que estás sola y...

— Nami, en serio. Agradezco de todo corazón tu preocupación pero no quiero involucrar a Zoro en mis problemas, él también debe tener los suyos — se quedó en silencio otra vez tratando de asimilar sus propias palabras. En parte no creía en ellas.

— Robin, a él le gustas

— De qué rayos hablas...

— Oye, no soy estúpida y tú tampoco. No nos pisemos la capa entre superhéroes. Hasta Sanji se dio cuenta, traes loquito a ese peliverde

— Ay Nami, que cosas dices y qué tiene que ver una cosa con la otra ¿Sabes? Siempre me las he arreglado sola, ésta vez no será la excepción

— Amiga, no quiero que te pase nada... Yo

— Gracias, Nami. Te quiero. Trata de dormir, hay mucho que hacer mañana

— Más rato querrás decir.  Sí, está bien, cualquier cosa que necesites

— Gracias, Nami, nos vemos

La morena colgó y antes de bloquear el equipo vio un WhatsApp entrante. Era Zoro. No supo que responder, en el mensaje ponía: "Buenas noches, Robin ¿Está todo bien?" La chica dejó el móvil en la mesita de noche. Si le respondía sabía que se pondría a hablar con él por mucho rato y debía tratar de dormir un poco aunque, en el fondo quería despejar dudas.

Según Nami el peliverde siente interés por ella. No sería la primera vez que causa atracción en un hombre en poco tiempo, siempre le pasa, pero con Zoro siente diferente. Quizá porque él es algo arisco y tiene sus antecedentes. Sí, ella se había informado con respecto a él y sus problemas de violencia. Como representante de los estudiantes tuvo de involucrarse en el ingreso de Zoro al instituto. Ella había votado a favor y se había comprometido a integrar al chico problema. Lo hizo porque estaba segura de una cosa. Es posible domar a la más fiera de las bestias, él no sería la excepción.

Se quedó dormida un rato después pero su sueño era intranquilo. Una cabellera larga, una risa siniestra, una mirada penetrante la perseguía sin dar tregua hasta encerrarla en un callejón. "Serás mia..." repetía una y otra vez. Unas manos que la agarraban con brusquedad la despertaron con un sobresalto. Sudaba y respiraba agitada. Sólo fue una pesadilla. Se levantó por un vaso con agua aún con los ecos de aquel sueño perturbador.

Volvió a su habitación y el teléfono comenzó a brillar. Lo tomó y se quedó estática mirando la pantalla. La notificación de un mensaje la alteró más que su pesadilla, estaba despierta, esto era real.

Eres MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora