Dedicado a : @marivaleal
«Una persona que se siente culpable se convierte en su propio verdugo»- Lucio Anneo Séneca.
CAPÍTULO 18
— ¿Ya estás tranquila?
La culpa es la peor de las condenas. Como si de un parásito maligno se tratara, se adueña del interior, devorando y consumiendo el alma. Generalmente, embarga cuando se hiere a alguien, causando dolor, o generando conflicto, cuando se cree que se ha hecho algo 'malo' y los efectos no se hacen esperar. No obstante, como todas las emociones, la culpa tiene una importante misión: brinda una valiosa información sobre las consecuencias de las acciones.
¿Cuántas veces nos sentimos culpables por cosas que hemos hecho o por las que no hemos hecho? Cuántas horas hemos invertido en repasar una y otra vez el mismo escenario, haciendo hipótesis y hundiéndonos en el traicionero "¿y si...?" ¿Cuántas noches nos hemos quedado atrapados en una red de pensamientos repetitivos y tóxicos que no sirven para nada más que castigarnos? "Tendría que haberlo hecho de tal manera", "debería haberlo sabido" ...
Somos nuestro propio juez y también asumimos el papel de verdugo. Nos condenamos.
— Sí, gracias.
Dorian, con todo el sentimiento de culpa, la llevó a su lugar, el lugar que ambos habían escogido para liberar tensiones. Ese parque no era un secreto, ni tampoco estaba oculto, los dos columpios los usaban muchas personas, pero solo dos de ellas los usaban con el corazón unido.
— ¿Segura?
— Eso creo —habló ella sentada en aquel columpio que su acompañante armó para ella.
— En serio lo lamento, chucky —la observó abrazarse a ella misma cuando su mirada se posó en aquellos brazos con sangre acumulada debajo de la piel. Moretones—. Hijos de puta —susurró.
Leen no estaba del todo bien en ese momento, seguía sintiendo las manos de los hombres sobre ella, quería sacarse toda la suciedad que ellos le habían embarrado sobre su cuerpo en aquellos asquerosos y repugnantes besos. Con tan solo recordarlo sus ojos volvieron a aguarse, las lágrimas salieron desconsoladas recorriendo su pálido rostro por el susto.
No se aguantó, se rompió a llorar tanto como lo estaba aguantando, con mucha fuerza y dolor.
Psicológicamente había quedado mal, si bien es cierto no habían llegado a su objetivo, pero el momento de angustia y todas esas preguntas que pasaban por su mente jamás podrían borrarlas.
Estuvieron a punto de violarla y eso no era para menos.
— Quiero ... Quiero ir a casa —dijo entre llantos.
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Quiero ser tuyo (1)
Teen Fiction«El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A nosotros, los enfermos, nos reconocen por nuestras ojeras. Profundas ojeras que delatan nuestras noches en vela, despabilados por unos brazos que nos ocasionan fiebres devastadoras y nos...