34. No hay marcha atrás

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¡CHUKYS! Mil disculpas la demora por el capítulo, es pequeño pues estaba decidido que lo iba a publicar el 9/9 por mi cumpleaños, pero estuve muy ocupada y no tuve tiempo de terminarlo. Sin embargo, les dejo un pedazo para que vayan saboreando el capítulo, seguramente dentro de estos días lo editaré para que sea un capítulo un poco más largo. Sin nada más que decir...

¡Disfruten el adelanto! 


Actualización: El capítulo será un poco largo, pero es el definitivo. Hoy (05/12/22) se está publicando el capítulo completo (con errores ortográficos, pero los temas tratados no serán cambiados ni mucho menos eliminados. Toda adición ya está hecha, es decir, no se agragará nada más. ESTO PARA LOS QUE HAN LEÍDO EL CAPÍTULO ANTES DE LA FECHA).

(SIN CORREGIR) 

CAPÍTULO COMPLETO


«No me enseñaron sobre la depresión o la ansiedad en la escuela. Entonces, cuando tuve que decirle a mis padres "Necesito ayuda, necesito ir a terapia", me sentí como una niña extraña y desordenada. Y no lo era...» - Lili Reinhart


CAPÍTULO 34


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— ¿Cómo entraste?

— Por la puerta —respondió el hombre desde el marco.

— ¿Quién te dejó entrar? —le preguntó con vergüenza y sorpresa.

Él dejó que el tiempo pasara por unos segundos mientras iba analizando el rostro de la chica.

— ¿Me creerías si te digo que fue tu abuelo?

Los ojos de Jileen se abrieron por la confusión. Ella creía que era imposible y hasta casi improbable que su abuelo dejase pasar como si nada a un hombre hasta su habitación; porque si algo tenía Gregorio en común con Sofía, era la negativa hacia chicos y puertas cerradas en las habitaciones.

— En realidad, no ... ¡Dios, Dorian! ¿Qué haces aquí? —exclamó sin salir de la sorpresa que el hombre le había dado.

Dorian soltó unas risillas.

— Si quieres puedo irme...—señaló con su pulgar detrás de su hombro, fuera de la habitación.

— No, digo, sí. Entra, entra. Mi hermano no puede verte.

Con rapidez, Jileen se dirigió hacia la puerta con cuidado a no tocar el cuerpo de Dorian. Asomó su cabeza por el pasadizo y vio que nadie estuviera por allí, miró a la izquierda y luego a la derecha; tras asegurarse de ello cerró la puerta y soltó un pequeño suspiro.

Quiero ser tuyo (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora