«Algunas veces pienso que la luna es una diosa, viéndonos con su cara plateada, suspirando cuando lloramos, y sonriendo cuando dormimos.» - Aurora Velas
CAPÍTULO 15
— Mis lágrimas se han agotado.
Ambos seguían fundidos en un abrazo, sin separarse.
— Sana tu corazón, Dorian.
— Ayúdame —escuchó luego de unos minutos—. Y dime que las cosas pueden durar.
Dorian cesó su llanto aun con la chica contra su pecho, se sentía bien, se sentía bien abrazarla y sentir su corazón latiendo, sentir su calor en la piel ...
— Shhh. Ven —Jileen lo tomó de las manos y lo guio hacia dentro de la habitación.
Cuando entró, todo estaba completamente un desastre. Se topó con varias botellas destapadas y vacías, otras estaban intactas esparcidas por el piso y la cama, ropa tirada y la lámpara azul estaba completamente dañada.
— ¡Dios, el cuadro! —susurró.
El pequeño recuadro de la foto de Dorian y Gabrielle se encontraba destruida, con el vidrio roto a un lado de la mesita de noche. Jileen no podía asimilar todo lo que estaba pasando, pero hacía lo que podía y eso era apoyarlo como una amiga.
— Acuéstate.
Él se dejó caer encima de la cama destendida una vez que la chica sacó todas esas botellas que podrían hacerle daño.
— No puedo soportar ni un momento más —susurró él contra la cama—, la soledad me está matando.
— Yo estoy aquí, Dorian —como lo hizo esa mañana—. Estamos aquí para ayudarte —Jileen se recostó a su lado, contemplando su rostro cansado, sus ojos cerrados y su respiración profunda y tranquila.
Dejó un espacio entre ella y el chico, con su espalda recta en la cabecera de la cama, tocaba delicadamente el rostro del melancólico gorila hasta llegar a sus carnosos labios que habían tocado los suyos una vez.
Bueno, solo esa única vez que ella recordaba.
En eso, en un movimiento rápido, sintió como los fornidos brazos de Dorian pasaron por sus piernas, esta vez quien se acercó a ella fue él acortando la distancia que los separaba con su cabeza apoyada en el muslo de Jileen, dejando una vista de su cabello ligeramente ondulado que tentaba a tocárselo.
Se asombró un poco y luego su cuerpo se relajó cuando cayó en cuenta que el chico se había quedado dormido en sus piernas.
— Dorian ... —lo llamó para asegurarse de su sueño—, Dorian ...
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Quiero ser tuyo (1)
Novela Juvenil«El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A nosotros, los enfermos, nos reconocen por nuestras ojeras. Profundas ojeras que delatan nuestras noches en vela, despabilados por unos brazos que nos ocasionan fiebres devastadoras y nos...