Capítulo 13

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Louise

Sentimientos de alivio y enojo me embargan cuando estoy cruzando los pasillos de la oficina. Las primeras personas en acercarse a son Anouk seguida de Anne, ambas se han negado a retomar sus trabajos hasta tanto no se sepa qué ocurrió conmigo. Un pequeño grupo les acompaña y sonrió a todos de manera tímida.

—Gracias por todo —digo sorbiendo mi nariz y las dos se miran entre sí preocupadas —él encontró los balances.

Un cúmulo de pensamientos tóxicos ha pasado por mí mente desde que supe la posible pérdida de esos documentos. En este instante me doy cuenta de lo estúpida que fui, pude imprimirlos nuevamente y aunque ello me llevara medio día, evidenciaba que si trabajé en ello.

—Gracia a Dios —exclaman al tiempo.

—¿Qué sucederá con Jolie? —pregunta alguien del grupo que espera respuesta.

—No sé, solo me dijo que podía ir a casa —respondo sin mirar quien pregunta.

Tengo mis ojos rojos y mis manos aun temblorosas, la sola idea de quedar mal delante de Gael y peor de su jefe, me hizo perder la compostura.

—Está agotada, han sido demasiados eventos, será mejor si la dejan descansar.

La voz de la jefa de recursos humanos dispersa al grupo de curiosos que caminan presurosos cada uno a su oficina. Me despido de ambas y sonrió a Valerie, observo que va directamente a la oficina de Gael y niego. Odio ser protagonista de un despido, esperé que ella cambiara de actitud, pero no fue así. Jolie Fleury pasara a la historia no sólo como mi primera jefa, también como la dama que hizo madurar mi carácter.

En la entrada del edificio me encuentro el auto de Gael y a su chófer quien me abre las puertas al verme acercar. Si había alguna duda de mi relación clandestina con mi jefe, con esto se confirma. Las habladurías serán inmensas el día de mañana en caso que el rumor del despido de Jolie se dé.

Doy unas gracias casi imperceptible y al entrar al auto salto al ver al hombre rubio a mi lado, pongo mi mano en mi pecho en un inútil intento de calmar a mi loco corazón. El padre de Gael me observa con una media sonrisa y se la devuelvo.

—Señor Doyle —exclamo asustada y me sonríe. —Yo no lo vi.

—No tendré otro momento de hablar con usted señorita Le Brun y le prometí a mi hijo que le daría una oportunidad para conocerla —y esas palabras no me gustan, es todo cuanto pienso —necesito hacer una visita en una hora más o menos, básicamente el tiempo que me llevará llegar. ¿Podría aprovechar esa hora para hablar conmigo un poco? Tendré que abordar un avión a Edimburgo y no sé cuando regrese.

Supongo que no puedo negarme, le respondo asintiendo e imita mi gesto con rostro neutro. Lo primero que uno puede decir del señor Gael Doyle, es que su rostro encierra mucho misterio. He tenido tiempo para indagar sobre los tres hijos del Doyle-Turner e incluso de la hija que tuvo en otro matrimonio. La gran mayoría de las crónicas se han quedado cortos al describirle.

Gael Doyle tiene todas las muestras de poder, he visto a casi todos mis compañeros aún los más osados responder a su mirada de forma nerviosa. Recuerdo las palabras de esa periodista y lo confirmo al observarlo "Nadie es inmune al aura de misterio, poder que encierran, estar cerca a los tres Doyle-Turner es casi ser parte de una leyenda. Escucharlos hablar de su historia, fue de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Era consciente que estaba haciendo historia al tener a los tres Doyle-Turner frente a mí." Había leído la crónica de quien tuvo lo que llamó "buena fortuna", de estar cerca a los tres. Terminaba la nota diciendo que aun cuando sus seis hijos conservan ese ambiente, de ninguna manera es tan fuerte como en sus padres.

Un Hombre Perfecto 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora